Los asturianos visitaban por primera vez la capital almeriense, con el líder Alberto Rionda y Francisco Fidalgo (los dos que quedan de la antigua banda) acompañados por sus nuevos compañeros. No temía por las críticas cosechadas en contra de esta formación, puesto que cada vez uno está más convencido de la cabezonería e intransigencia en el mundillo del Heavy Metal y no hace mucho caso hasta que uno no lo comprueba o escucha por si mismo. Es más, no guardaba buenos recuerdos de las anteriores veces que había visto a la anterior banda: una en el Viña Rock del 2001, con problemas en los equipos de sonido y el grupo tuvo que salir a cumplir, aunque a pesar de la entrega de la banda aquello fue horrible y la segunda en la sala Aqualung de Madrid en la gira del “Ángel caído” en la que Víctor estaba afónico y tampoco sonó en condiciones. Así que tras mis dos nefastas experiencias viéndolos no creo que esta vez fuese peor que esas.
Para variar (¿cuándo se cumplirán los horarios de una maldita vez?) no empezaría a su hora (las 22:30, según la entrada), así que fuimos a tomarnos algo por las inmediaciones del lugar. Ya algo satisfechos por la ingesta de cerveza y tapas (¡como estaba ese queso!) nos vamos hacia la sala y después de que nos cortaran la entrada y caminando por el “pasillo galáctico” (a eso de las 23:20) oímos que habían empezado, pero no los que se suponen que abrían, THE STORMRIDER, si no sus compañeros. ¿Y eso?, luego pregunté y de los paisanos que se habían anunciado que los acompañarían nada se supo. Que alguien me lo aclare, por favor.
El sexteto ya encima de las tablas tocando “Lucero” es lo que nos encontramos nada más entrar, con la mayoría de gente agolpada al borde del escenario con sus puños en alto. El vocalista hacía la presentación y saludaba a la ciudad y a los que allí nos congregamos (no estuvo mal la respuesta del público ante el evento, aunque esperaba más gente).
En “Cien veces” desplazamiento de Rionda al lado derecho junto a Dani para los solos, la unían a “Jamás”, apoyando en los coros los guitarristas.
“El ángel caído” al principio me sonó algo rara por estar acostumbrado a escucharla en la voz de Víctor, pero al momento se me olvidó y no me vino más a la cabeza el ahora cantante de Warcry. No hay que comparar, Ramón no tiene la garra que tiene el anterior vocalista, ni sube tonos como él (aunque subiendo en directo Víctor nunca me convenció), tiene su melódica voz, que puede gustar más o menos, pero no hay que hacer comparaciones. Simplemente es distinta, aunque para mi algo lineal, pero entona y lo hace bien. No sé porqué se le crucificó al principio.
El sonido seguía sin convencerme del todo y lamentablemente así siguió durante la noche. La batería retumbaba mucho y los teclados no se oían, rara vez se percibieron. Así que si Roberto esa noche no hubiese estado allí no se hubiese notado su ausencia.
Hacia el final de “El ángel caído” Alberto ponía su guitarra en vertical y se marcaba el solo con gran calidad, haciendo que al concluir el tema la gente no parara de ovacionarlo y nombrarlo. Pero no quería todo el protagonismo, así que dejó a Dani marcarse unos ritmos muy heavies con su guitarra y a ellos unir “Levántate y anda”. Durante la cual salió un técnico a solventar unos problemas con la batería y es que de vez en cuando sonaban unos crujíos sónicos muy molestos. A la anterior enlazaron “El viejo torreón”.
“¡Gracias, hermanos!”, decía un Ramón (unas cuantas veces aquella noche) muy comunicativo durante toda la actuación, presentando “Alborada”. Con bastantes aplausos dirigidos al vocalista antes de la parte instrumental del tema, durante la cual se fue tras uno de los bafles que había a la izquierda de la batería. Rionda hacía sus solos unas veces concentrado y mirando hacia abajo y otras con una medio sonrisa y mirando hacia la nada.
Nos comentaba el cantante que venían de una gira por Sudamérica y que habían visto mucha miseria… dando paso a “Niño”, con empleo de esa voz pregrabada durante la canción. Y de nuevo los malditos crujidos haciendo acto de aparición en la parte calmada.
“Algo de amor también del pasado”, era momento de recordar “El llanto de un héroe” con “Cambaral”. De nuevo vuelta a la actualidad con el tema que le da título al disco, “Los poetas han muerto”, Ramón animando antes de empezar con el intercambio de gritos con el público. Pero según el vocalista al finalizar “uno no ha muerto”… momento de marcarse Rionda un pequeño solo y luego una “batalla” de punteos junto a Dani, muy entretenida y haciendo participar al público por sectores. Tocaba Dani y la gente de la derecha berreaba, luego Rionda y la de la izquierda, después cambiaron de zonas y al final todos gritando por igual.
Tras la participación y sin descansar “Corazón negro”, con la gente muy alborotada y Alberto haciendo la voz grave en los coros.
Demostración de Marco con sus tambores y al rato para y se pone al micrófono y explicándonos, con una voz graciosa y tímida, que iban a hacer como si fuera el cumpleaños de Ramón haciéndole entrega de un regalo que al descubrirlo no era otra cosa que un cojín amarillo con la cara de David Bisbal, ¡juas! Retomando el tema y final con ritmos a la batería del “Painkiller”. El cantante comentaba que era raro que no le hubiesen llamado aún Bisbal allí, la tierra del cantante.
“¿Queréis más?”, tras el griterío anunciaba el último tema, “Madre tierra”. Con algunos saltos de Fran y apoyo a la voz de Dani. Momento de los tres cuerdas juntos en el centro y al borde del escenario y los solos haciéndolos los guitarristas en la derecha. Dejaban la escena a las 00:44.
No se hicieron de rogar mucho y bajaron el teclista y Rionda para iniciar “Vientos del sur”, uno de los pocos momentos que se pudo escuchar el teclado. Buena interpretación.
Dos seguidas del anterior disco, “Delirios de grandeza” y “Xana”, con la mayoría de la gente cantando. Se sube un chaval y como suele ser habitual se queda en el escenario dando por saco, mirada de Rionda a uno de los roadies y este le pega un ligero empujón al “okupa” y… ¡con la “marabunta”! Volvían a retirarse y yo creía que no volverían.
Pero claro, tenían que tocar lo que es considerado el gran clásico de la banda, “Torquemada” (¡anda, si las teclas se oían de nuevo!) Con gran revuelo y la gente entregada hasta el final.
En directo se comprobó que defienden su último disco con confianza (excepto “Del cielo a la tierra” y “Ecos de vida” lo tocaron íntegro), añadiendo algunas composiciones del anterior y unas pocas del antepenúltimo. Bajo mi punto de vista la mayoría de los temas nuevos en vivo me dan la sensación de frialdad, quizás necesite más escuchas minuciosas.
Texto: Starbreaker
Fotos: Wsnake y Starbreaker