La solidaridad en el mundo del Rock es una de nuestras señas de identidad, algo que nos ha acompañado desde siempre. Desde los albores del movimiento, allá por los años ’70, no han sido pocos los discos, conciertos y festivales creados con un objetivo benéfico, en los cuales los beneficios se han destinado a una buena causa, ya sea la lucha contra una enfermedad, paliar los desastres de una catástrofe natural o una guerra, o para cualquier otro objetivo que implique ayuda a un colectivo necesitado.
Además, cuando uno experimenta en primera persona la sensación de estar implicado en un evento de este tipo, descubre que la agradable sensación que nos invade es difícilmente descriptible. Citando al escritor Javier Iriondo, “Uno no sabe lo que es la felicidad hasta que haces algo por alguien que no puede hacer nada ti”. Y no puedo estar más de acuerdo con él.
Hace ya siete años tuve la suerte de estar implicado en una de las mejores experiencias de mi vida. Aquel festival “Rock contra el Hambre Infantil” liderado por José Martos, cuya organización también compartí con David Collados y Justo Urbano, se me ha quedado grabada para siempre en el corazón. Aquellos meses de duro esfuerzo y mucho trabajo fructificaron en un éxito que a día de hoy me sigue emocionando. Aquel día comprendí que quienes me felicitaban por tanto trabajo “sin recibir nada a cambio” se equivocaban por completo. No recibí dinero, eso es cierto, pero en su lugar recibí mucho más. Aquella satisfacción no se paga con nada.
Después he estado involucrado, en mayor o menor medida, en otras iniciativas benéficas, cuando mi ayuda ha sido requerida por pertenecer de alguna forma al estrecho círculo de esta familia, con sus luces y sus sombras, que es el Rock en España. Tengo el honor y el placer de haber colaborado con proyectos como “Apuesta por Abril” (para el tratamiento de una niña con espina bífida) y “Pulso Festival” (en beneficio de la Fundación Josep Carreras contra la leucemia), y siempre con la misma extraordinaria sensación en mi interior.
El mes pasado, otra iniciativa similar llamó a mi puerta. No voy a decir si la causa es más o menos importante que las anteriores, ya que no se puede establecer un ranking de dolor, pero desde el primer momento vi que “Vivir en pecado” era una iniciativa solidaria, llena de gente de buen corazón y cuyos beneficiarios merecen estos esfuerzos, sin ninguna duda. Mi aportación ha sido únicamente un pequeño empujón al final de esta carrera que llevaba ya dos años de trabajo y que comenzó con una novela, continuó con la grabación de unos temas de rock (algunos temas inéditos y varias versiones) y finalizó con un concierto solidario al cual tuve el placer de asistir.
Hace pocos días tuve la ocasión de comprar mi ejemplar de la novela de Patricia González Cuesta y, al tiempo, conocer a dos pequeños y encantadores diablillos, ejemplos de lo que esta enfermedad llamada AME (Atrofia Muscular Espinal) produce en los niños. De haber tenido algún reparo sobre la importancia de los esfuerzos necesarios para la investigación de esta enfermedad y de generar los recursos para ayudarles en su día a día, cualquier atisbo de duda se me hubieran disipado en el momento.
Estoy seguro de que, cuando en un futuro más o menos cercano, decida dar carpetazo a mi actividad dentro del rock, de lo que más satisfecho me sentiré será de mi participación en este tipo de eventos benéficos. Pensar que mi esfuerzo ha servido para, de algún modo, mejorar la vida de algún colectivo desfavorecido que necesite ayuda, será algo de lo que siempre podré estar orgulloso.
Si tú, querido lector, quieres colaborar en estas iniciativas, no lo dejes. Sentirás, como he sentido yo, que un pequeño gesto tuyo ayudará a que este mundo sea un poco mejor. Te invito a que visites la web de Vivir en Pecado para conseguir tu ejemplar del libro, o de FUNDAME, donde podrás conocer más a fondo esta enfermedad y podrás colaborar con tu propio granito de arena. O de cualquier otra organización benéfica, siempre llena de gente extraordinaria, que lucha cada día por mejorar este mundo y sus habitantes más desfavorecidos.
“Sabes que conmigo puedes contar, no se te olvide jamás” (“AME”, José Andrea y Uróboros)
Santi Fernández “Shan Tee”