GRASS – Jueves 23 de mayo de 2002, Museo Antropológico (Madrid)

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Me enteré de casualidad de que hacían una fiesta en el antiguo Museo Antropológico de la Ciudad Universitaria de Madrid. Por lo visto, un grupo de chavales y chavalas que habían terminado un curso de imagen y sonido decidieron organizar una “fiesta de fin de curso”, en la que todo el sonido, iluminación y decorado sería llevado a cabo por ellos. Pues bien, cuando estuve en Pies haciéndoles la entrevista a Furia Animal, me topé con Chuemo (bajista de Grass) y me informó de que Grass participaría en ese evento. “¡Coño!”, pensé,“¡Eso no me lo pierdo!”. Así que allí me planté sobre las 11, cuando acababan de tocar un grupo caribeño y se encontraban representando una especie de musical.

A eso de las 23’30, Grass comenzaron la batalla con “Conflicto vital”. Una concentración de ebrios y animados veinteañeros comenzó a pegar botes como si la vida se les fuese en ello. Tras el tema de presentación, el Pecas (cantante) hizo lo propio y presentó el grupo, además de dar la enroabuena por el finalizado curso y la fiesta que de él se derivaba. Continuaron con “Código violento”, en la que Chuemo, descalzo como iba, comezó a pegar botes, seguido evidentemente por el respetable y por uno de los guitarristas, quien no dejó de mover las greñas en todo el concierto. ¡Más heavy que el viento! El sonido no estaba del todo mal y la voz del Pecas se salía por todos lados.

Después vino “Sigues llamándome”, un tema cojonudo que vino acompañado por un juego de luces realmente currado y que contó con un final cortante y llamativo. Un “¡Aupa!” por parte del Pecas enlazó este tema con “Conversión”, donde desgraciadamente el sonido no era muy bueno. Pero Grass supo afrontar estos pequeños problemas técnicos con la caña y la potencia que les caracteriza, por lo que no resultó relevante para el público. Aunque el sonido no mejoró mucho (tengamos en cuenta que era un grupo de estudiantes quien lo llevaba), continuaron con un tema más tranquilito: “Freaks TV”. He de reconocer que la batería sonaba muy bien y que es bastante bueno. Además, aprecié que tocaba con claqueta, o al menos eso creo.

Tras este “alto en el camino” (por llamarlo de alguna manera) continuaron con la mítica y conocida “Animal irracional”, coreada a gritos por todos los que estábamos aquí reunidos. La verdad es que es un tema buenísimo, que la peña supo apreciar debidamente. Las primeras filas comenzaron a bailar (bueno, a pegarse empujones, se entiende) al ritmo de ese penetrante bajo y esos riffs y batería tan duros y potentes. He de destacar la voz del Pecas, pero no sólo en este tema, sino en todos. Mezcla perfectamente la voz clara y tranquila, con la rasgada, potente y “bestia” según el momento. Además, tiene un timbre de voz que a mí, personalmente, me encanta. En fin, que esta canción triunfó más que la Coca-Cola.

Después le tocaba el turno a un tema que dedicó a toda la gente que anda buscando piso y no sabe qué hacer con su vida: “Bajo sospecha”. Tras un pequeño parón, continuaron con “Inmune”, en la que el Pecas con deleitó con una bonita y suave voz, que venía acompañada de un tema tranquilito con unos solos conmovedores. Y seguimos con “Frágil”, también bastante traquila en comparación con lo que es la línea general de Grass. Quizá la voz, en estos temas, a algunos les pueda parecer un poco pop, pero os aseguro que es increíble. No sé por qué me gusta tanto, pues ese tipo de voces (junto con la música a la que acompañan) no es que me entusiasme, precisamente, pero tanto el cantante como el grupo en general deben tener algo especial…

Volvieron can la cañera y conocidísima “No hay color”, caracterizada por un juego de voces bastante guapo y que la peña agradeció no dejando de botar en todo el tema. Cuando terminaron este tema, el Pecas comenzó a tentar y provocar al público preguntándonos si queríamos caña. ¡Por supuesto que queríamos caña! Y más en manos de Grass…

Tocaron entonces “Incomunicación”. Cambiaron aquella mítica versión de Maiden con la que nos deleitaron en el Machina por este clásico de Barón Rojo. La verdad es que, este grupo, haga la versión que haga, parece quedar siempre de puta madre. Yo, claro, más contenta que un tonto con un lápiz, aunque la gente no pareció reaccionar mucho. Claro, no había muchos heavies. Pero aun así se notaba que a la gente le gustaba. Destacar de este tema el pedazo de solo que se marcó el guitarrista.

Y llegó el momento de las despedidas. El Pecas manifestó lo encantados que estaban de haber tocado allí y, tras mandarnos un gran beso a todos procedieron a tocar “Y ahora qué”. Vaya caña y vaya gritos que pagaba el tío. La verdad es que era un tema que ni pintado para acabar un concierto.

Pero, evidentemente, aún no podía terminar. No habían tocado todavía un tema que ha resultado ser ya todo un clásico en sus conciertos: “Unvelievable”. Así que volvieron con ella, entregándonos todo lo que les quedaba de energía, agresividad y potencia. Tanto arriba como abajo del escenario, todos botaban como posesos y, aunque el sonido no era todo lo bueno que se hubiera deseado, se lucieron. El bajo sonaba increíble y el ritmo de la canción no te dejaba estar quieto. En mi opinión es una versión cojonuda e ideal para terminar un concierto y dejarnos a todos con muy buen sabor de boca y con ganas de más.

He de dar la enhorabuena a este grupo madrileño, pues después de quedarme flipada con ellos en el Machina, he comprobado que aquello no fue casualidad, sino que son un grupo que merecen mucho la pena. Espero, de verdad, que tengan mucha suerte y os animo a que vayáis a verlos aunque penséis que ese tipo de metal “no es lo vuestro”.

Texto: Clara González Lobo (Kiky)