FRANK ZAPPA & THE MOTHERS OF INVENTION “Absolutely Free” (1967)

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frankzappa_absolutelyfree¿Qué esperamos de un buen disco? O más aún: ¿qué esperamos de un disco clásico? Nuestro estilo, el rock más o menos duro, ha quedado como una música directa, que busca hacer pasar un buen rato al oyente, entretenerlo, contagiarle emociones, siempre siguiendo unos parámetros convenidos que en su mayoría se establecieron a finales de los años setenta. Bajo esta óptica, los tres primeros discos de Frank Zappa y su banda, The Mothers of Invention, serían de todo menos discos “clásicos”. Para empezar, son discos en los que el elemento estrictamente “musical” comparte el protagonismo con las letras satíricas y la faceta más experimental de los artistas. Después, es cuestionable que hablemos de unos discos estrictamente de “rock”, entendiendo el rock como una música popular rápidamente diferenciable de otros estilos, tanto en la instrumentación como en la estructura de las canciones. Precisamente, Zappa y compañía buscaban rizar el rizo, forzar los límites del rock para ver hasta dónde eran capaces de llegar, jugando con una cantidad enorme de recursos, a veces no sólo musicales. Por último, la música de Zappa no busca contagiar emociones: busca desconcertar, provocar, rebelarse y rebelarte. Su proyecto artístico debe enmarcarse en una época, los años sesenta americanos, en la que la música entraba plenamente en el siglo XX: el siglo en el que el arte rompió con todo lo anterior.

Frank Zappa era un payaso, pero en un sentido muy literal y nada despectivo del término. El típico alumno aventajado que, frustrado por ser un incomprendido, encuentra en el humor más amargo la única salida para su genio. Rodeado de músicos competentes, Zappa se presenta ante un público todavía aletargado con un doble LP en una época en la que casi nadie (excluyendo a Bob Dylan y su también doble “Blonde on Blonde”) sacaba ni siquiera LPs. El año siguiente sacaría dos discos más, siendo uno de ellos el presente “Absolutely Free”, en la misma línea. Con mucha influencia del jazz y lanzando una crítica mordaz a la sociedad americana, Zappa elabora un compendio de canciones de lo más variopintas en su estilo. Y es que bajo una capa inicial de sátira y sarcasmo, Zappa demuestra ser un auténtico maestro en muchas y variadas formas musicales. La banda rompe los esquemas pop de su época, pero los rompe demostrando que los domina a la perfección.

Para el presente “Absolutely Free”, Zappa amplió la instrumentación y los músicos y se atrevió con estilos ajenos al rock que él reinventó en su propio lenguaje. Me refiero especialmente al jazz (“Invocation & Ritual Dance of the Young Pumpkin”) y a la “ópera”, o si se prefiere, a un amalgama de estilos encadenados en “movimientos”. La canción más célebre del disco, “Brown Shoes Don’t Make It”, es precisamente esto: un cruce de estilos en un año, 1967, en el que esos mismos estilos todavía se estaban definiendo como tales. Zappa juega con cacofonías, con los efectos de estudio, mezcla tradiciones musicales dispares y no contempla distinción alguna entre el arte elevado y el popular. Su música es un puro collage, y uno puede verle parecidos tanto con el rock progresivo (en la experimentación) como con el punk (en la actitud).

Llevo un buen rato hablando de Zappa y de su “Absolutely Free” y me doy cuenta de que apenas he hablado de las canciones, de la formación del grupo, de la producción o del éxito que cosechó. Claro que toda esta información la puede encontrar uno muy fácilmente hoy en día por internet. Así que quizás sea mejor dejaros con una reflexión final: “Absolutely Free” fue un disco revolucionario en 1967, pero lo sorprendente es que todavía sería revolucionario en 2014. Y aunque esto significa que el disco se aguanta francamente bien, también es algo que dice mucho de nuestros tiempos, y no precisamente para bien. Hay quien se toma la música de los años sesenta como una gripe que había que pasar, y tras la cual todo ha vuelto a la normalidad afortunadamente. Por lo que a mí respecta, creo que la música actual, heredera directa de aquella revolución, no está a la altura de sus maestros. Muchos músicos se esfuerzan por pertenecer a una tradición perfectamente delimitada, cuando la gracia del arte es precisamente hacer todo lo contrario. ¿O no?

Jaume «MrBison»