La historia del rock, o mejor dicho, la historia del periodismo del rock, ha pecado siempre de un excesivo esfuerzo taxonómico. Queremos ponerle un nombre a todo, lo necesitamos. Pero además, no contentos con ello, hay nombres que o bien han caído totalmente en el olvido o bien son una soberana estupidez. Así, “Satanic Metal”, “Post-Grunge”, o “Gothabilly” son etiquetas que demuestran el carácter obsesivo por clasificar del ser humano. Etiquetas que tenemos que escuchar de vez en cuando con cara de circunstancias. Podría parecer que “Surf Rock” es otra etiqueta más sin demasiado sentido. Pero no lo es. El Surf Rock fue uno de los géneros con mayor fortuna en nuestra música en un período muy concreto.
Por un momento, crucemos el Atlántico y retrocedamos a un contexto remoto: la costa oeste de los Estados Unidos entre finales de los años ’50 y principios de los ’60. O dicho de otro modo: después de la eclosión del Rock and Roll pero antes de la llegada de la British Invasion. Es decir, entre Elvis Presley y el éxito a nivel mundial de los Beatles. Ahí empezó a nacer un nuevo estilo de música que influyó muchísimo más de lo imaginable. El Surf Rock, como veremos, fue un estilo atípico, muy ecléctico, abierto, que maravilló a las bandas inglesas de después y que, a pesar de morir a edad muy temprana, sus largos tentáculos nunca perecieron del todo.
Básicamente, el Surf Rock se caracterizaba por constar casi siempre de composiciones instrumentales, muchos punteos y estar acompañado a veces por instrumentos de viento metal. También fue un género que usó y abusó de la reverberación spring incorporada en los amplificadores de las guitarras eléctricas y que, a pesar de nacer en origen como una música de baile, pronto se convirtió en cosa de virtuosos y músicos afines a la experimentación.
Los músicos de Surf Rock se inspiraron especialmente en guitarristas de rockabilly con composiciones instrumentales, tales como Link Wray (compositor del tema de Batman), The Ventures (cuya versión del tema “Hawaii Five-O” es la más conocida, y la que se usó en un serial americano de idéntico nombre), The Shadows (“Apache” (1960) es su tema más famoso) y un largo etcétera. El rock and roll instrumental empezó a florecer precisamente en la última etapa gloriosa del género, y a veces cuesta un poco distinguir ambos estilos. La llegada del Surf Rock, sin embargo, es perfectamente reconocible tanto por las fechas como por el sonido reverberado marca Fender, así como por el uso de técnicas que iré detallando.
El año de inicio del género fue, sin duda, 1961, con Dick Dale y su “Let’s Go Trippin”, un single instrumental con una melodía pegadiza conducida por una guitarra que, gracias a los nuevos amplificadores de Fender, “evocaba” el verano, la playa y un sonido “húmedo”. Dick Dale es un nombre obligatorio de citar en el género. De origen libanés y americano, sus composiciones recogían influencias de la música popular oriental, que él transformaba en piezas de rock con mayúsculas. Así, su single más conocido, “Misirlou” (1962), es en realidad una canción popular griega. Todos recordaréis la canción, porque se popularizó treinta años después con el filme “Pulp Fiction”, donde se usó en los créditos iniciales. Pero de esto hablaremos más adelante.
Volvamos ahora a los ’60s y a los primeros pasos de Dick Dale. Auténtico maestro de los punteos y del staccato, se atrevía con canciones populares remotas (su versión del “Hava Nagila” hebreo es impresionante), con versiones de su amigo Jimi Hendrix y con composiciones propias que incluían coros femeninos, agudos a tutiplén y una rapidez notable. Un auténtico maestro de la guitarra y actualmente un icono de la música independiente, Dick Dale sigue siendo el referente del género y uno de los guitarristas más influyentes del siglo XX y XXI. Su Stratocaster se ha pateado, literalmente, toda la geografía americana y ha ido versionando temas del folklore popular de un modo sensacional hasta hoy en día.
Poco después del éxito nacional de “Let’s Go Trippin” empezaron a salir una serie de grupos californianos que imitaron el sonido húmedo de la Stratocaster dorada del maestro. The Surfaris y su “Wipe Out” son también bastante conocidos, pero la cosa no se detiene ahí: tenemos álbumes de absoluto culto como “Surfbeat” (1963) de los The Challengers, o grupos totalmente recomendables como The Lively Ones, The Tornadoes o el batería Sandy Nelson (de los percusionistas con mejor gusto que yo haya visto nunca, oiga…). Los guitarristas de este nuevo estilo solían usar técnicas como el glissendo (además del ya mencionado staccato) y apoyarse continuamente en la barra del trémolo. Por lo que respecta a la percusión, los ritmos solían ser muy marcados, dando origen al “Surf Beat”, basado en dar importancia al segundo y al cuarto tiempo de los compases.
Detengámonos por un instante. ¿Qué pasa con los Beach Boys? En efecto, cualquiera que haya oído hablar del género echará en falta un nombre clave en la historia de la música pop de los años ’60. Este quinteto americano fue el que obtuvo mayor éxito en el género, precisamente por obviar las virguerías instrumentales de sus compañeros y centrarse en un pop-rock mucho más accesible. No voy a hablar demasiado de ellos porque me interesa otro tipo de Surf Rock. Tan sólo me gustaría dejar constancia de otros artistas similares (en algún caso, precedentes) que no gozaron de la misma fortuna: Jan & Dean, The Rivieras, Sunrays… Todos muy recomendables.
Pero volvamos a las guitarras Fender y a la experimentación. Después del boom de 1961-62, nacieron nuevos grupos de Surf Rock vocales. Esto me interesa remarcarlo, porque hasta ahora el género no había incorporado la voz. Los geniales The Trashmen son el mejor ejemplo de esto, con temas como “Surfin’ Bird” (1963) o “King Of The Surf” (del mismo año; este tema, por cierto, siempre me ha parecido una copia de “Johnny B. Goode” con bastante gracia), y también de efímera vida. Su inclusión en el género no es ningún malabar taxonómico: los de Minnesota se atrevían con temas instrumentales impresionantes, como “Malagueña” (canción de los años ’20 que el Surf Rock se apropió totalmente), o con versiones de clásicos del rock and roll (“It’s So Easy”, “Money”…).
El Surf Rock, para mediados de 1963, se dividía en dos vertientes muy diferenciadas: la experimentación instrumental o el “Surf Pop” vocálico. No hace falta ni decir cuál de los dos estilos acabaría por triunfar en la radio, por comerse el mercado antes del estallido definitivo de la psicodelia proveniente de Inglaterra. Pero la experimentación de los que practicaban el Surf Rock más próximo a Dick Dale, sin llegar a triunfar definitivamente, nos ofrece momentos para todo. Es muy recomendable que busquéis un box set de cuatro volúmenes titulado “Cowabunga! The Surf Box”, editado en 1996, para ver cómo las gastaban un montón de bandas olvidadísimas actualmente pero con una imaginación espectacular: punteos cristalinos, arreglos muy logrados, coros, medios tempos casi bailables… un gozo.
Normalmente, se suele datar la “muerte” del Surf Rock experimental en 1964, año en el que el último single del género entró en las listas de éxitos; hablamos de “Penetration” de los californianos The Pyramids, un tema que desprende elegancia por los cuatro costados, muy sugestivo. Como curiosidad final a la época dorada del género, aquí en España la influencia del Surf Rock en los años ’60 no pasó desapercibida del todo, llegando a grabarse versiones de éxitos de Dick Dale por parte de un grupo madrileño llamado Los Relámpagos, que también practicaban un Rock instrumental con la reverberación americana obligada y las técnicas propias del género.
Sin embargo, la llegada de los grupos ingleses cambió el mercado americano por completo. Aún así, la influencia del género se hizo patente en grupos de Merseybeat como The Easybeats o en los mismísimos The Who por lo que respecta a las melodías; el Surf Rock (o su “primera oleada”, por decirlo de alguna manera) también influyó notablemente, a nivel compositivo, a los padres del punk, nada menos que a los Ramones, que versionaron temas del género en su vertiente más pop (“California Sun”, por ejemplo). Finalmente, el uso sistemático del reverberador spring que el Surf Rock había popularizado fue usado no sólo en los amplificadores de guitarra, sino también en el sonido más que reconocible de los órganos Hammond.
Hubo un cierto revival (la “segunda oleada” del género) del Surf Rock a principios de los años ’80, cuando se formaron bandas como Jon & The Nightriders, que recuperaron el imaginario del surf (hablo del deporte) y el sonido cristalino de sus guitarras. Dick Dale también volvió a las andadas a mediados de los ’80 con nuevos conciertos y un nuevo disco en directo bajo el brazo, después de un parón de casi veinte años. Los Straitjackets son otra banda americana formada a finales de los ’80 con bastante fortuna, que adoptó el imaginario mejicano e incorporó versiones de rhythym and blues a su repertorio.
Si bien es cierto que a mediados de los ’80 hubo una segunda oleada del género, no fue hasta principios de los años ’90 que volvió a exhumarse en todo el globo, ahora sí, de forma definitiva. El resurgir del género probablemente tuvo mucho que ver con el filme de Tarantino ya citado, que hizo reaparecer a Dick Dale y a los The Lively Ones en las emisoras. Así, grupos como Man or Astro-Man? recuperaron el sonido primerizo del género pero cambiando su imaginario veraniego por el de la ciencia-ficción. Otros grupos de los ’90 que vale la pena mencionar son, por ejemplo, los croatas The Bambi Molesters (mis favoritos sin dudarlo), los holandeses The Apemen (con más influencia del punk) o los americanos The Blue Hawaiians, cuyas composiciones oscilan entre la experimentación del Surf y una especie de jazz-rock cantado muy elegante. El género actualmente sigue siendo un sucedáneo underground a más no poder, pero vale mucho la pena tenerlo presente porque es la prueba viviente de cómo se pueden hacer instrumentales en el rock con una elegancia soberbia. Así pues, aunque no sepáis mantener el equilibrio en una tabla de surf, dadle una oportunidad a este género y a sus artistas de las tres épocas. Especialmente indicado en estas gélidas fechas para rememorar las preciadas vacaciones…
Jaume “MrBison”