Reseña originalmente publicada en catalán en El Rock-Òdrom
Trist es un proyecto checo inactivo de Depressive Black Metal formado por un solo miembro, de nombre Jan, que componía la música y tocaba todos los instrumentos. En los directos y en algunas grabaciones de estudio la batería la había tocado un músico de sesión; no es, sin embargo, el caso de “Nostalgie”, el EP que nos ocupa.
Este EP de dos canciones, tituladas “Nostalgie I” y “Nostalgie II”, se publicó el 2012 y es el antepenúltimo lanzamiento de la banda, seguido de “Nostalgie III” el mismo año y “Večerní samoty” el 2013. La trayectoria de Trist empieza el 2004 con la maqueta “Do tmy žalu y nicoty” y acaba con el mencionado EP del 2013. El mismo Jan anunció el fin de Trist y abrió una página en Internet, donde se le podían hacer preguntas y él las respondía; página que no he llegado a utilizar y que ya no sigue activa. Lo que sí sigue activo es su Facebook, donde ha anunciado que hará reediciones en vinilo de su música, donde esclarece también que Trist seguirá inactivo en cuanto a crear nuevas canciones.
La música de Trist se caracteriza por la tristeza −valga la redundancia−, el minimalismo y la opacidad. El tempo de las canciones es moderado y la batería mantiene el mismo ritmo durante toda la canción, a veces con alguna variación sutil; el ritmo es relajado, sin “blast beats”, sin cambios, sin complicaciones. En la mayoría de trabajos, pero especialmente en “Nostalgie”, la guitarra está en primer término, sonando por encima del resto de instrumentos. La batería queda de fondo, pero más todavía la voz, que consiste en algunos chillidos ocasionales. Probablemente “Nostalgie” sea el trabajo donde ésta es más esporádica y suena más de fondo. En cuanto a la opacidad, me refiero a que el sonido es sucio, hay mucha distorsión y mucho de “reverb”; esto hace que sea difícil distinguir algunos sonidos. El bajo se nota, porque hay graves, pero queda enterrado bajo las guitarras. En cuanto a estas, unas hacen las notas más graves del acorde y otras hacen un contrapunto más agudo, aportando riqueza armónica. Un sonido sucio, embadurnado, que en muchas ocasiones sería un defecto, aquí juega a favor. No llega a resultar molesto, sino que aporta atmósfera y profundidad, es decir que enriquece la escucha en lugar de hacerla desagradable. La carencia de claridad se nota sobre todo en las bajas frecuencias.
En cuanto a la composición, se trata de unos pocos riffs repetidos hasta la saciedad, muy similares entre sí. La misma nota se repite durante dos o cuatro compases, produciendo un efecto hipnótico. No hace uso del “tremolo picking”, la técnica de guitarra que predomina en el Black Metal, consistente al tocar fusas con la púa. En cambio, toca corcheas. A pesar de esto, el efecto producido es similar al trémolo tal como se utiliza habitualmente en Black Metal, excepto porque suena más relajado. Las dos canciones: “Nostalgie I” y “Nostalgie II”, son realmente dos partes más que dos canciones, ya que presentan una enorme similitud, y podrían parecer la misma canción si no hubiera un silencio entre una y otra. Se tiene la sensación de que se está retomando el mismo tema después del breve silencio entre ambas. La composición de los riffs y la monotonía crean un efecto altamente melancólico.
“Nostalgie” es sin duda uno de sus mejores trabajos, pero también hay que destacar −aunque comentarlos sería cosa de otra reseña− sus trabajos “Stíny”, “Sebevražední andělé”* y “Zrcadlení melancholie”*, que a pesar de mantener un mismo estilo son diferentes entre sí. En cuanto a “Nostalgie”, podemos acabar destacando el poder hipnótico, calmado y a la vez sereno, que nos puede acompañar en momentos de tristeza o introspección. No es disonante ni desagradable, es prácticamente instrumental. En definitiva, un sonido que nos atrapa y que según nuestro estado de ánimo nos aportará diferentes sensaciones. Puede ser que no nos guste porque no es alegre, porque nos pone tristes, y ciertamente por eso seguirá siendo música “underground”. Pero la tristeza y las emociones que no nos gustan formen parte de la vida, lo queramos o no, y siempre será necesario que exista música capaz de expresarlas y convertirlas en un disfrute estético.
Debo avisar que la portada del “Zrcadlení melancholie” puede herir sensibilidades, puesto que muestra autolesiones. La del “Sebevražední andělé” muestra un bosque, pero hay una portada alternativa que también muestra autolesiones. Aviso para que nadie se las encuentre sin querer. No se trata de una apología de este tipo de conductas de riesgo, sino que tiene que ver con la historia de Jan y de cómo lo integra en su música. Es una cuestión personal y de salud mental, que ciertamente no tiene nada de bonito, pero encuentra una expresión artística bajo el nombre de “Trist”.
Gerard Asunción