Crónica originalmente publicada en catalán en El Rock-Òdrom
¿Qué puedo decir a estas alturas del grupo más decibélico de la historia del rock? No gran cosa puedo añadir desde mi humilde punto de vista como mortal, pero sí mucho que decir por el hecho que hace casi 30 años que les sigo y nunca he dejado de escucharlos. Nadie ha podido dudar nunca de la autenticidad rockera de la formación australiana. Particularmente, después de verlos desde que sacaron el “Ballbreaker”, en septiembre de 1995, y seguirlos cada vez que han pisado la capital catalana: en julio de 1996 con el “rompe-pelotas” y también en la gira del “Stiff Upper Lip” en el Palau Sant Jordi y, más tarde, en las giras de “Black Ice” y “Rock Or Bust”.
La formación ha variado poco a lo largo de los años, pero últimamente se intuía la defunción del cerebro (no sólo rítmico del grupo), el ya entrado en las puertas de los mitos y dioses del Rock, el mucho más que honorable Malcolm Young. También la retirada del bajista Cliff Williams tras su concierto en California, en octubre del año pasado, en el festival “Power Trip”. También hay que añadir los problemas con la justicia de la máquina «latidora» de la banda a cargo desde casi siempre, don Phil Rudd, sólo sustituido en la gira de 1983 del disco “Flick Of The Switch” por un joven Simon Wright, que más adelante hizo realidad su sueño de tocar con Ronnie James Dio. En 1990 tocó la batería Chris Slade en el disco “The Razors Edge”, pero tanto la historia de Simon como la de Chris, dicho con todos los respetos, ahora no nos interesa mucho, ya que hoy hablaremos de una noche de muy alto voltaje.
Por suerte, se añadió al grupo en sustitución de Malcolm su sobrino Steve, quedando como guitarra rítmico definitivo. Ya lo había hecho a finales de los años 80, en la gira de “Blow Up Your Video”, debido a los problemas con el alcohol de Malcolm.
En el año 2016, a causa de los problemas de audición de Brian Johnson, Axl Rose (Guns n’ Roses) fue quien interpretó muy dignamente los clásicos de los AC/DC. Fue durante el tramo final de la gira del disco “Rock Or Bust” y vinieron también a Sevilla. Particularmente un Axl Rose en pésimas condiciones, puesto que se pasó el concierto y otros de aquella gira sentado en una silla propia de “Juego de Truenos”, ya que estaba convaleciente de una caída.
Llegamos a 2020 y, en plena pandemia, el grupo saca “Power Up”. Para esta gira, que se anunció a principios de este 2024, el estadio y ciudad escogidas fueron, como fue con anterioridad, Sevilla.
Hay más cosas que me gustan que las que no me agradan de esta ciudad, pero la organización (por ejemplo, el servicio de buses o taxis el día 29 de mayo), creo que no estuvo a la altura de un acontecimiento de este tipo.
La formación: Angus Young a la guitarra solista, liderando todo el concierto con 69 primaveras, Brian Johnson a la voz y con 76 años, haciendo un agudos impresionantes; Steve Young, utilizando siempre modelos de la guitarra de su tío Malcolm y, en la sección rítmica, Chris Chaney, que había sido el bajista de Jane”s Addiction, y el batería Matt Laug, el cual había tocado con Alice Cooper, Alanis Morrissette o el proyecto del guitarrista Slash, Slash”s Snakepit.
Después de llegar a la estación de Santa Justa y coger fuerzas con una buena comida, fuimos al cabo de un rato a pasar la tarde a la zona de fanáticos que había habilitado AC/DC. Había mucha expectación en Sevilla, como en todas las ciudades de esta gira europea, y el ambiente de concierto se podía respirar en la fanzone, situada para la ocasión a los pies de la Torre del Oro de la capital andaluza. En este espacio había dos barras donde servían cerveza, un espacio con un mural del grupo y los carteles de muchos de sus conciertos, una tienda con la edición de los vinilos de los cincuenta años de su trayectorias y camisetas a precio muy caro, el logotipo del grupo con luces de neón rojos y alguna proyección; todo aliñado con su música a todo trapo sonando durante nuestra estancia al recinto: “It”s A Long Way To The Top (If You Wanna Rock N Roll)”, “That’s The Way I Wanna Rock Roll”, entre otros.
El ambiente estaba animado y caldeado, la temperatura estaba cerca de los 40 grados. Después de hacernos la fotografía de rigor a los pies de la Torre del Oro, intentamos coger uno de los buses que hacía el recorrido hasta La Cartuja, pero el tiempo de espera, las colas y el hecho de ir como sardinas en lata, nos hizo decidir ir directamente a pie hasta el estadio.
Una buena hidratación (importante), e intentar coger los lugares de sombra nos ayudó. Finalmente, al cabo de 45 minutos llegamos al lugar. Después de pasar el control de seguridad, conseguimos entrar: presentamos la entrada, nos pusieron el brazalete y accedimos por la puerta 2 a la zona de pista delantera, al lado del escenario. Nos pusimos en una posición estratégica, donde podríamos ver y vivir el concierto y al mismo tiempo tener la barra a pocos pasos.
Los teloneros, The Pretty Reckless con Taylor Momsen al frente, animaban el ambiente y nos ponían en situación. Después de la caminata pudimos escuchar las dos o tres últimas canciones de su concierto, muy animadas: “Going To Hell”, “Heaven Knows” y “Take Me Down”.
Pasadas las nueve y media de la noche se apagaron las luces, a pesar de que todavía había la claridad del día, y una fuerte ovación dio paso a la proyección de la introducción del concierto, donde un coche clásico de los 70 circulaba a gran velocidad por una carretera secundaria, pulsando al máximo el acelerador, jugándose la vida en cada curva hasta llegar a Sevilla y entrar con el mismo coche al backstage del escenario.
Todo se inició con “If You Want Blood (You”ve got It)”, uno de mis temas preferidos del “Highway To Hell” y de todo el catálogo del grupo: travieso, salvaje y sin dar respiro con un riff sencillo, pero realmente la canción no necesita nada más, con unos coros en el estudio potentísimos, un solo tan bueno que casi parece improvisado, y es que se trata de eso, si el Rock & Roll parece improvisado es que es Rock & Roll. En el estudio un Bon Scott desenfrenado, y en directo Brian Johnson dando su mejor versión con casi 80 años (yo firmo ya llegar a su edad en estas condiciones).
Seguimos con el medio tiempo “Back In Black”. A mi parecer el sonido fue muy bueno: distorsiones muy ajustadas, en su punto para ser AC/DC, Matt Laug marcando el ritmo y el bum-bum del bajo de Chaney haciendo de Mark Evans y Cliff Williams.
Llegamos al “Demon Fire” del “Power Up”, una canción frenética, rápida, sin aliento ni ningún tipo de concesión. Realmente, AC/DC después de 50 años ya no necesitan presentar ningún nuevo disco. A pesar de que lo que vivimos allí fue la gira del disco “Power Up”, lo que nos encontramos principalmente fue una batería de clásicos de los 70 y algunos de los 80 y 90 de la formación rockera australiana.
“Shot Down In Flames” fue animada y festiva, como siempre. El punteo introductorio de Angus en “Thunderstruck” lo noté más lento de lo habitual y que en otras giras. Todo con proyecciones de montañas, relámpagos, descargas de alto voltaje de los protagonistas y llamas del infierno que los quemaban.
“Have A Drink On Me” es un tema que siempre me ha entusiasmado, y más en directo.
Entre canción y canción siempre se esperaban 30 segundos, aproximadamente, supongo que para poder reposar. Un silencio y tiempo para “Hells Bells”, muy bien ejecutada, como no podía ser de otro modo, Seguida por “Shot In The Dark”, single de su último disco de estudio. Para esta gira han recuperado “Stiff Upper Lip”, una canción del año 2000 que suena, como casi todo AC/DC, a los 70.
“Shoot To Thrill” electrizó y animó todavía más a los asistentes, seguida de “Sin City”, un clásico del “Powerage”. Distorsión cruda, bajo y batería muy acompasados, guitarra rítmica y solista perfectamente compenetradas y voz aguda. Al que siguió “Rock & Roll Train”, genial.
Y ahora vuelven las fantasías de adolescentes con “Dirty Deeds Done Dirt Cheap”, un “High Voltage” que nos electrizó con un grupo que lo da todo en el escenario, siempre.
“Riff Raff”, tocando un tema de los 70 en 2024, con batería y bajista marcando el ritmo, no tan rápido como aquella versión de su disco en directo “If You Want Blood”, con Angus, Steve y Brian siguiendo el ritmo más que dignamente.
Y para acabar, los clásicos “You Shook Me All Night Long”, “Highway To Hell”, “Whole Lotta Rosie”, con una Rosie esta vez sin hinchable gigante, pero con proyecciones de luces de neón, que enlazó con la siempre inagotable “Let There Be Rock”, una canción para seguir el tempo con el pie, los cuernos en las alturas y una cerveza en la mano, que acabó con el posterior solo del señor Angus Young.
Los bisos fueron “T.N.T.” y la artillería pesada de los cañones de “For Those About To Rock (We Salute You)”, con las salvas, siempre contundentes, pirotecnia final y toda La Cartuja coreando este himno creado para los estadios. La versión de estudio es acojonante y vivirla en directo lo es todavía más.
Aquel 29 de mayo vivimos una noche decibélica, o lo que es lo mismo, una noche de Rock de alto voltaje, con altas temperaturas, sudor, cánticos y también cerveza: los ingredientes que forman parte de un concierto de los AC/DC. Repasaron prácticamente casi toda su discografía, con una selección de temas que para mí fue muy acertada. Angus, Brian, Steve, Chris y Matt nos sacudieron el espinazo y con los entramos en una nueva comunión sónica y rockera que siempre recordaremos y nunca olvidaremos: ¡los mejores nos saludan!
Texto y fotos: Rubén Rodríguez Viñals
Vídeo: Ignasi Canal Serra