Editorial Septiembre 2023 “Los viejos rockeros nunca mueren”

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Septiembre siempre marca el inicio de una nueva etapa, una vez recargadas las pilas en el período estival en el que la mayoría de nosotros disfrutamos de unos días de vacaciones y, por lo general, cambiamos nuestros hábitos por un mayor relax. Septiembre es habitualmente el momento de retomar el ritmo habitual de nuestra vida, dejando atrás el oasis veraniego y retomando nuestra habitual forma de vida.

En el plano musical, que es el que nos concierne, se acabaron los festivales veraniegos, esos que aglutinan a multitud de bandas en unas pocas fechas y que asfixian el resto de conciertos. A partir de ahora, vuelven los conciertos de un solo grupo (o dos) en salas de menor aforo, en los que grupos y promotores lucharán para hacer provechosa una pasión a veces difícil de rentabilizar.

Septiembre es también, tradicionalmente, momento para el lanzamiento de nuevos trabajos discográficos. Al menos aquellos para los que está prevista una mayor o menor campaña de promoción. Me sigue sorprendiendo, en los tiempos que corren, las ganas que siguen teniendo los grupos de editar sus nuevos discos, a sabiendas de que las ventas de CDs apenas les darán beneficios para, al menos, recuperar la inversión. Este triunfo de la ilusión sobre la experiencia es lo que les hace especiales.

En cuanto a The Sentinel, también volvemos con las pilas cargadas. Tras 23 años en la web y casi 12 en la radio, cada vez son más necesarias estas pausas para recargar energía. Tras un período de bastante inactividad, la intención es retomar nuestra labor con los mismos parámetros, es decir, mostrando nuestro criterio de forma altruista, sin promociones pagadas ni contraprestaciones por nuestra atención. Nuestra opinión será buena o mala, pero siempre sincera, aunque nos cueste (o nos haya costado en el pasado) problemas o animadversiones por quienes no hayan compartido nuestro criterio.

Este verano también ha servido para escuchar discos “por placer”. Recuperar viejos clásicos y dar una escucha pausada a algunos más modernos que pasaron demasiado deprisa por nuestros oídos. La actualidad manda y es difícil encontrar la pausa necesaria para no olvidar nuestras raíces. Por eso es bueno desempolvar viejos discos, aquellos que nos hicieron amar el Rock desde hace ya tantos años. El mes pasado os hablaba, desde este mismo editorial, de aquel “Live After Death” que recuperé en diversos formatos. Hoy os puedo contar, como anécdota, que he estado revisando, comparando y, sobre todo, disfrutando, del “Rock & Ríos”. El original, editado hace 40 años, y el nuevo, recientito y que me ha hecho rememorar tantos años de camino.

La música es parte de nuestra vida. Nos ha dado muchas satisfacciones, algún disgusto y nos ha permitido conocer a un montón de gente, tanto músicos como aficionados “de a pie”, que de otra forma no se hubieran cruzado en nuestro camino. Y con ellos estamos, a las duras y a las maduras, compartiendo alegrías y penas, como hacen los buenos amigos.

“Hoy, al escuchar los viejos temas, me encontré con veinte años más de carretera. Un largo camino que me enseña que los viejos rockeros nunca mueren”

Santi Fernández “Shan Tee”