BLACKRAIN “Untamed” (2022)

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Formado hacia 2007, el grupo francés BlackRain, bajo el impulso de su antiguo manager (en los ’80 fue manager de, entre otros, Tokyo Blade y Gypsy Queen), tuvo la oportunidad, a principios de la década de 2010, de actuar en Francia como telonero de grandes nombres internacionales como Alice Cooper, Scorpions, Steel Panther o Papa Roach. En 2013, todavía a través de su por entonces manager, el grupo conoció al mítico productor estadounidense Jack Douglas (productor de John Lennon, Cheap Trick o Aeromith), con el que editó dos discos, “It Begins” y “Released”, para los afortunados seguidores franceses. Se llegó a pensar que el grupo iba a alcanzar un cierto nivel pero, a pesar de las críticas bastante positivas, el éxito les fue esquivo.

BlackRain firma hoy, con “Untamed”, su 7ª disco. Un álbum en la línea de su anterior trabajo, “Dying Breed”, lanzado en 2019. Producido por el cantante del grupo alemán Kissin’ Dynamite, Hannes Braun, el sonido del grupo de Haute-Savoie se ha fortalecido con unas cuantas inyecciones adicionales de testosterona. De hecho, en los últimos años, el grupo, considerado durante mucho tiempo como una de las esperanzas de la escena Glam Rock europea, ha endurecido notablemente su tono y ahora coquetea con el Heavy Metal melódico, con sonidos que se pueden calificar de “germánicos” (ritmo principal, coros excesivos).

Después de un comienzo sobre ruedas con el tema homónimo del álbum, las canciones se suceden sin solución de continuidad, pero desafortunadamente sin esa pequeña chispa que hace cosquillas en la epidermis. El fuelle cae bastante rápido con varios temas que no logran impresionar, con la excepción quizás de “Dawn Of Hell”, que recuerda a los Bon Jovi de los ’80. Nótese la intervención, nada desagradable, de Jim Müller, el guitarrista de Kissin’ Dynamite. que viene a “abordar” un solo en “Neon Drift”. A lo largo de las canciones, la voz aguda y agresiva del cantante (y compositor principal) Swan puede resultar molesta, pero aun así encaja con el estilo del grupo. Habrá que esperar a la última parte del disco con las enérgicas y melódicas “Raise Your Glass” y “Shut Down” para sacarnos del letargo que poco a poco nos había ido generando. Una obra poco entusiasta, por lo tanto, para esta nueva andanada que nos deja algo insatisfechos cuando sabemos lo que el grupo fue capaz de producir al comienzo de su carrera.

Hace diez años, Kissin’ Dynamite abrió para BlackRain. Ahora es todo lo contrario. No es seguro que este álbum pueda revertir la tendencia.

Franck Ciercoles

 

Puedes leer esta reseña en catalán en El Rock-Òdrom