Editorial Octubre 2022 “Sangre joven para el Rock and Roll, savia nueva para que nunca muera”

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Si has cantado alguna vez el título de este artículo hay muchas posibilidades que seas un rockero de mi quinta. Que en su día viviste la mejor época del Rock en España y que te resistas a abandonar esta pasión que nos acompaña desde jóvenes.

También estoy seguro de que muchas veces te has lamentado, como he hecho yo mismo, de la falta de relevo generacional en la música. Que la juventud actual no le da la misma importancia a los grupos, los discos y los conciertos que tú y yo les dábamos cuando teníamos su edad. Que los jóvenes de hoy no compran discos ni creen necesario hacerlo, les da igual quien toque en una canción ni que la producción haya sido carísima para ofrecer un sonido de calidad, ya que ellos escuchan la música en el móvil.

Y seguro que has lamentado, como yo, que la juventud actual ande escuchando estilos bastante ajenos a nuestros gustos, como el trap o reguetón. Y sientes que el rock tal y como lo conocemos está agonizando.

Yo también he tenido estas sensaciones y me he lamentado, en público y en privado, resignándome a asistir a cómo la llama del Rock se apagará cuando desaparezca nuestra generación. Esta visión bastante pesimista sobre el futuro de nuestra música es compartida por muchos de nuestros compañeros en este mundillo musical. Y el hecho de que bandas míticas e históricas como Asfalto o Barón Rojo estén dando sus últimos coletazos (o eso han anunciado, al menos), no hace sino confirmar esta idea.

Sin embargo, si nos quitamos de encima este sentimiento derrotista y optamos por ver el vaso medio lleno, se pueden ver brotes verdes que nos pueden (y deben) ilusionar. Y podemos mirar al presente para comprobar que hay artistas y grupos con el nivel suficiente para codearse a nivel internacional, señal inequívoca de que no dependemos únicamente de nuestros grupos clásicos. Bandas como Ángelus Apátrida, Star Mafia Boy o Bárbara Black están recorriendo el camino fuera de nuestras fronteras que un día transitaron Barón Rojo, Niágara o Héroes del Silencio y del que tan orgullosos estamos. Y grupos relativamente nuevos como Dry River, 7 Almas o Xtasy nos ilusionan con sus nuevos lanzamientos.

¿Y el futuro? Pues debo reconocer que recientemente he tenido algunas experiencias que hacen que me replantee esta visión pesimista que me acompaña desde hace años. Hace poco he conocido algunos casos de músicos, cantantes y compositores que, sin llegar a la veintena, se preocupan de moldear su talento en academias, escuelas y con profesores particulares para adentrarse en el mundo del rock, obviando los géneros que acompañan a sus compañeros de instituto. Y algunos han conseguido ya un nivel sorprendente a una edad tan joven. Como ejemplo clarificador, hace pocos días fui invitado por un músico histórico de nuestro rock (Bernardo Ballester) a una jam sesión que periódicamente se organiza en una sala madrileña. Allí me pasé la velada viendo jóvenes músicos que rondaban los 25 años (incluso menos) disfrutando en un escenario y tocando versiones de blues, Rolling Stones, Eric Clapton, Led Zeppelin y muchos otros clásicos de una época anterior a que nacieran sus padres. Y me vi reflejado en ellos, cuando yo también era así de joven y me apasionaba descubrir los grandes clásicos del Rock. Salí gratamente sorprendido.

Quizás no esté todo perdido. O sí, quien sabe. Pero mientras las fuerzas nos acompañen, seguiremos apoyando a los nuevos grupos para que, quizás, algunos de ellos mantengan viva la llama en el futuro.

Texto: Santi Fernández “Shan Tee”

Fotos: Yiannis Dolas y Blanca Palmeiro Torreño (@blancap_photo)