Reseña originalmente publicada en catalán en El Rock-Òdrom
Desde Asturias nos llega el álbum debut de Secta, banda nacida en 1990 sin muchas más pretensiones que pasar un buen rato pero que el año de la pandemia, 2020, se convierte en el año en que Secta se pone a componer como poseídos para llevar, cuando fuera posible, toda la energía de sus canciones al directo. Debieron de hacerlo bastante bien, porque al año siguiente quedaron segundos en la vigesimocuarta edición del Oviedo Rock y campeones de la novena edición del concurso Festi AMAS, el premio del cual incluye, entre otros cosas, 50 horas de estudio y 30 de mezcla más mastering para la grabación de un disco con la posterior edición del álbum en formato CD.
El sábado 6 de agosto a las 23:00, Juan Pablo Cotera (guitarra rítmica), Pelayo Vázquez (bajo), Ger Gilsanz (guitarra solista), Pablo Pravia (batería) y Michael Arthur Long (voz), Secta, presentaron “Nada nos va a parar” en la parroquia de la Villa de Luarca. ¿Qué es lo que escucharon todos los que asistieron a este concierto y también todos los que decidan poner una oreja a las canciones de este disco?
Escuchando el disco de Secta, “Nada nos va a parar”.
Sin duda, AC/DC es uno de los grupos más grandes e influyentes de la historia del rock. Muchísimas bandas de todas partes incluyen alguna canción suya en sus conciertos. A saber la cantidad de grupos tributo más o menos profesionales que deben existir… y la sombra de los australianos llega mucho más allá de la música.
Secta no se esconden de lo que son, un grupo tributo a AC/DC pero con canciones propias. Propias en cuanto a las letras, porque musicalmente calcan el estilo de los maestros, inspirándose (eso sí) en la época setentera de la banda madre, cuando tenían un sonido mucho más crudo.
Este indisimulado parecido con AC/DC hace que el debut de Secta, “Nada nos va a parar”, tenga dos posibles lecturas. De un lado, la lectura que nos dice que una buena banda asturiana de Rock and Roll ha sacado un buen disco de rock donde AC/DC es la única influencia. Del otro lado, la lectura puede ser que un grupo asturiano carecido de personalidad ha hecho un calco de la música que AC/DC practicaba a los 70.
A pesar de que yo puedo entender ambas lecturas, elijo quedarme con la primera, básicamente porque Secta no pretende tomar el pelo a nadie y porque si disfrutas de los riffs y ritmos marcados que nos ofrecían los AC/DC en discos como “High Voltage”, entonces “Nada nos va a parar” te hará pasar un buen rato.
Como rasgo diferencial más destacable en comparación con el grupo de los hermanos Young y compañía, es que aquí la voz de Michael Arthur Long es bastante más grave que la de Bon Scott. Además de esto (y de que emplean el castellano) pocas diferencias encontramos.
En conclusión:
Como primera toma de contacto o como puro divertimento, la propuesta de Secta merece la pena ser escuchada y disfrutada. Ahora bien, si quieren ir más allá, seguro que hará falta que evolucionen e introduzcan nuevas miradas en su música.
César Rojas