Quizás fuera el destino o quizás los caminos de estos músicos discurrían tan cercanos que era inevitable su encuentro. El caso es que estamos ante una de estas bandas que son la consecuencia lógica de la concurrencia de sus componentes. Al fin y al cabo, la escena catalana no es tan profusa como para que las trayectorias de los componentes de Slavedown no fueran a cruzarse antes o después.
La banda está formada por Marc Coso, quien fuera vocalista de bandas tan reconocibles en la escena catalana como Sangraït y Áspid, el batería Big Villano, el guitarrista Andreu Runo y el bajista Sue Gere, quien además ha producido este disco ya que tiene una larga experiencia a los mandos de una mesa de mezclas.
La banda se formó en 2014, con Girona como epicentro. Tras consolidarse la formación, la banda ha ido creciendo hasta decidirse a grabar este primer disco que, a pesar de ser el debut, ya tiene el empaque de una banda hecha.
La energía, la fuerza y la contundencia son las bases en las que se asientan los temas del disco. Con evidentes influencias de Black Sabbath y otras referencias algo más modernas como Pantera y Monster Magnet, los 11 cortes ofrecidos caminan sobre un stoner a veces pesado y en otros momentos más directo, con una instrumentación compacta, con un enorme trabajo de la base rítmica y buenas guitarras, sobre las que se yergue la ruda voz de Marc Coso.
El disco comienza con el cañonazo que supone “Behind The Wheel”, un tema directo que entra a las primeras de cambio, ideal como punta de lanza para enganchar al oyente. En esta línea también encontramos otros cortes como “One Step Down”, “A Change Is Gonna Come” y “Standing On The Run”, aunque sin llegar a enganchar tanto como el inicial, algo que sí ocurre con “Never Means Forever”, que despide el disco con las mismas buenas sensaciones con las que empezó.
Slavedown combina este tipo de cortes con otros más pesados, más cadenciosos. Es otra manera de entender el heavy rock que practican, con buenos temas como “Freedom Should Never Taste Like This”, muy trabajado, con un groove intenso y una interesante parte central. En esta línea tenemos otro corte muy atractivo como “Lonely”, de comienzo más pausado y que va ganando en intensidad, con el añadido de un trabajo de guitarra muy atractivo. Otros temas, sin embargo, se me antojan demasiado áridos, como “Reborn Again”, de desarrollo perezoso y un resultado algo tedioso.
Con una interpretación notable en lo instrumental y voluntariamente rugosa en lo vocal, Slavedown tiene muy claro qué quiere ofrecer con su primer disco. Algo que cada oyente debe valorar y disfrutan en la medida que se adapte a sus gustos personales. Fuerza y garra, desde luego, no le falta.
Santi Fernández “Shan Tee”