DREAM THEATER – Lunes 21 de octubre del 2002, Sala London Astoria (Londres)

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Tras un viajecito en el que me crucé casi todo el sureste inglés (desde mi curro hasta Londres), con sus consecuentes retrasos de tren, etc., llegamos con 15 minutos de antelación a la hora a la que se suponía abrían las puertas de la sala. La cola era inmensa, pero afortunadamente nos encontramos, a 15 metros de la entrada, a Gonzalo, que llevaba haciendo cola desde las 3’30!!!! (la apertura era a las 7). Desde aquí agradecerle que nos dejara quedarnos con él. Las puertas abrieron antes de tiempo, y mientras Gonzalo se apresuró a irse a primera fila, nosotros nos subimos a las gradas a pillar una mesita donde sentarnos cómodamente y observar la maravillosa técnica de esta gente. La sala se fue llenando, y al final se puso a tope de gente.

Tras una espera de unos 50 minutos, a las 7’50 comenzó a sonar la intro del nuevo disco, e inmediatamente saltan al escenario Mike Portnoy, con boina y gafas de sol redondas, que se puso de pie en la batería desde donde nos saludó a todos (con la consiguiente fervorosa respuesta del público) Rudess que se colocó detrás de sus teclados giratorios, Myung con su bajo y Petrucci con la guitarra. Enseguida empiezan a sonar los primeros acordes de «The Glass Prison» y sale Labrie. Estaba muy a la expectativa con este cantante, porque no me llega a convencer en el triple directo (para que engañarnos, me parece que no lo hace bien), pero desde un principio va demostrando que es un buen cantante (aunque como veremos más adelante, no tanto como otros). Poco a poco fueron desgranando magistralmente tema tras tema, y yo lo iba flipando más y más. El set list que tocaron en la primera parte más o menos fue el siguiente (puede que me deje alguna):

The Glass Prison

6:00

Strange Déjà vu

War Inside My Head/Test that stumped them all

Surrounded

Through My Words/Fatal Tragedy

Misunderstood

Peruvian Skies

InstruMedley

Jordan Solo/Lines in the Sand

En total tocaron una hora y media, en la que pudimos comprobar la gran técnica de la banda. El único pero que le pongo es que Myung estuvo muy frío, sin moverse, ni sonreír al público, ni un amago de estar pasándoselo bien. Petrucci al principio estuvo también algo frío, pero se fue metiendo en materia y en el público poco a poco. Aparte de estos dos, Rudess estuvo muy bien, y aunque estaba situado en la esquina del escenario, siempre estaba sonriendo y muy en contacto con el público de su lado. Labrie al ser el frontman también colaborando con el público y llevándonos de calle. Pero el sobresaliente se lo lleva Portnoy, que aparte de ser un grandísimo batería, para mi fue el alma mater de la banda anoche. Fue el que más en contacto con el público estuvo (aunque no dirigiera ni una palabra, todo lo que hacía era para entretenernos). Tras la hora y media se metieron en el backstage para salir de nuevo a los 15 minutos. 

Yo a la expectativa y esperando escuchar los primeros acordes de «Battery». Cual fue mi sorpresa cuando lo que escuché fue: «Let them who have understanding….»; tras lo que salté del asiento (ante la mirada atónita de Irene a la que tuve que explicar que era el Número de la Bestia). Para confirmar lo que había escuchado sacaron un telón con la portada del The Number Of The Beast con el nombre Dream Theater en letras a lo Maiden. No fui el único en saltar, el pibe de delante mía se estuvo llevando las manos a la cabeza y tirándose de los pelos durante todo el disco, y la sala casi se cae de lo que la gente botó y saltó y gritó. Cayeron todos los temas del disco en el orden en que aparecen (lo único que la intro del «The Number Of The Beast» sonó como introducción al «Invaders»). Labrie calcó la voz de Dickinson en muchas partes, pero se quedó corto en esos gritos prolongados que hace el maestro Dickinson (a quien cada vez aprecio más como cantante). Los solos de guitarra se los marcó principalmente Rudess con los teclados, mientras que Petrucci siempre era el que le doblaba, manteniendo la base rítmica casi siempre. Inconmesurable la labor de Rudess, y eso que tenía las partituras para poder seguir las canciones (que no te las sabes, a ver si le damos más escuchas a ese pedazo de disco:)). Portnoy salió con la camiseta de los Maiden puesta, Petrucci con una camiseta de fútbol de DT, y Labrie con una de los Detroit Red Wings. Myung, sin cambiarse, seguía con sus pantalones de cuero y su camiseta negra. La versión que se marcaron de Gangland fue totalmente jazzística, y creo que a más de uno le despistaron. 

Y apoteósico final con «Hallowed Be Thy Name», tras la que se fueron de nuevo al backstage. Fue A-CO-JO-NAN-TE, no os lo podéis ni imaginar lo que fue estar allí. La gente nos volvimos locos de repente. Increíble.

Muy pocas veces he visto a la gente tan metida en un concierto, y haciendo más ruido que en este para que volvieran a salir. Obviamente salieron de nuevo y tocaron «The Spirit Carries On» que quedó preciosa (aún más si cabe que en estudio) y «Pull Me Under», con esos riffs metálicos, con los que se volvió loca la gente (de nuevo), y Petrucci y Rudess terminando la canción en el suelo tumbados. Ya no volvieron a salir mas que a saludar, y la ovación que se llevaron fue mayúscula. Increíble como la gente estuvo, y todo gracias a ellos que supieron darlo todo en el escenario.

Como resumen, un concierto increíble de un grupo que ha terminado de convencerme tras este concierto. Mi puntuación:10/10

Texto: Ramiro Morales (Motorhead)