PEQUEÑA ORUGA MECÁNICA – Sábado 5 de julio de 2003, Sala Black Club (Alicante)

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A primera vista muchos se preguntarán qué hacía una panda de tíos que escuchan «heavy y esas cosas», como dirían los puretas del underground, en un concierto de hardcore. Pues ni más ni menos que ver a nuestro amigo Carlos, batería de Pequeña Oruga Mecánica, que me avisó en su día: hacía un año que el grupo no tocaba en Alicante y era hora de que saliésemos del «agujero». De esta guinda regresamos a nuestros viejos tiempos por unas horas y recuperamos un poco la caña perdida.

Siento no contaros nada de los grupos que abrieron el concierto, 100 Tiros y Mínima Esperanza, pero la noche era tan liviana y de colegueo que nos fuimos a tomar unas cervezas y a ver a «No-llega» para luego poder centrar la atención en la descarga de POM.

La sala es un after donde la fauna alicantina acaba alguna que otra crazy night (bien que lo sabemos nosotros), no un lugar para celebrar un concierto y eso pasó factura en el ambiente. Al menos es lo que quiero pensar, porque el noventa por ciento de los asistentes parecía estar observando una clase práctica de Medicina Forense. No lo entiendo: tienes a cuatro tíos desgañitándose vivos y ofreciendo un recital de energía alucinante. Como decía, que la banda sólo tuviera una diminuta esquina del recinto para tocar y enfrente se topara con la barra, dejando a la gente a ambos lados de la misma, debió influir bastante.

No importó nada lo dicho antes: ni la actitud a la japonesa de gran parte del público, ni las dimensiones del Black Club, ni la espera a la última banda del cartel. POM soltaron sin piedad su hardcore acelerado, donde los cambios de ritmo se suceden a cada milésima de segundo (¿esto también es progresivo?), las estrofas poéticas con mensaje social son cantadas a la velocidad de la luz y las canciones son ráfagas que en dos minutos te han dejado el cuerpo «agustito».

Set POM

Cuidadanxs informadxs

Lágrima de lluvia

Vehículo de la mente

Robando el sol

El abismo y el miedo

Estás muerto

Conciencia de clases

Algo que falla

Egoísta cadáver

Muere el aire

Ayúdales a destruir

Vida

Como estaba

No sólo palabras

A su mismo paso

Mientras Carlos se desvivía con las baquetas y sudaba la gota gorda como pocos (Lars, aprende – y, que conste, soy objetivo, ¿verdad, Bubba? -), Artur ocupaba el lado izquierdo del «zulo» con su bajo, Juan se retorcía de vez en cuando olvidándose de la pierna escayolada que le colgaba y Pablo luchaba con los amplis para hacer oír sus gritos en medio de aquel tumulto sónico. Por cierto, muy curioso que el cantante no nos dejara verle el rostro en casi todo el concierto (eso me trae a la mente a unos tal Liendre en San Juan, ejem, ejem…).

De «Formas de violencia», único lanzamiento oficial del grupo hasta la fecha y que data ya de 1999, cayeron «Robando el sol» y «Vehículo de la mente». El resto del repertorio estuvo formado por temas del próximo EP, que saldrá a finales de año o principios del que viene si todo va según lo esperado, y una versión de «Vida» de los míticos HHH que por la tralla y rapidez que le metieron nos pasó desapercibida. En una hora nos trituraron, no sin antes dedicarle Carlos un tema a Mata y a todos los bandíos de Benidorm y La Vila (oé, oé…), atosigar al sufrido batería con peticiones inverosímiles y una sesión de fotos interminable (y encima nos correspondió con caretos sin parar de hacer redobles) y hacer amagos de baile que no se materializaron.

Buen concierto, muy buen rato en buena compañía y mucho cachondeo, ¿qué más se puede pedir?

Por cierto, y para comprobar aquello de que se le da bombo a quien se quiere, POM participaron en un festival celebrado en St. Brieuc (Francia). Y para informar, por si quedan escépticos que piensan que nuestro hardcore no transciende, Sin Dios estuvieron girando en el 2002 por Japón y han viajado a Sudamérica en más de una ocasión, además de sonar en el equipo de música de Duff McKagan. Aunque sea yo mismo el primero que debiera ponerse las pilas, la escena underground presenta tal riqueza y calidad que si fuera más popular nos haría dudar de lo que hay a este otro lado a niveles teóricamente superiores.

Texto y fotos: J.A. Puerta