THE DOOBIE BROTHERS “The Captain and Me” (1973)

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doobiebrothers_thecaptainandmeVenidos de las soleadas llanuras de California, sacados de los campos de algodón sureños, llega el mítico y clásico Power Trio (con ampliaciones) de San José a la sección de Clásicos de The Sentinel. Los Doobie Brothers, señores y señoras, se merecen nuestro aplauso: una banda de genuina carretera que se labró la fama y el reconocimiento en todo el mundo gracias a sus variadas influencias y a su compendio de R&B, blues, country y rock and roll. Extensamente reconocidos y premiados, abrieron el camino para el rock sureño posterior, para las bandas de rock duro de mediados de los setenta y para cualquier grupo mínimamente abierto a las raíces más profundas del rock.

Sus constantes cambios de formación no fueron impedimento para que los Doobie Brothers sacaran dos álbumes a principios de los setenta realmente espectaculares, una fusión de blues-rock y country sensacional bajo el sello Warner Bros y la producción de Ted Templeman, más conocido por acabar produciendo álbumes del calibre del primero de Van Halen o el homónimo de Montrose, ambos reseñados en esta sección. En este tercer álbum de los californianos, “The Captain and Me”, vemos la maduración por parte de la banda de su sonido ya característico desde su segundo LP, “Toulouse Street” (1972), y también la consolidación del estrellato definitivo con los singles “China Grove” y “Long Train Runnin’”. La banda recuerda a grandes como Crosby, Stills & Nash, a los Allman Brothers o a los ingleses America, contemporáneos suyos, entre muchos otros, pero su sonido es cien por cien característico.

Los dos singles mencionados son una buena muestra de lo que ofrece el disco: el rasgado inicial marca de la casa, una percusión con un swing tremendo, unas voces que parecen negras, incorporaciones como una armónica o un teclado, y un sonido muy arraigado en la música tradicional americana. Estas características se van repitiendo a lo largo del plástico, repleto de blues (“Dark Eyed Cajun Woman”), de folk, pero también de guitarras eléctricas distorsionadas (“Without You”, la estrella de los directos, o “Evil Woman”) cuando conviene. Tom Johnston, verdadera cabeza de la banda, se encargó en todas sus composiciones de flirtear tanto con la música más ancestral de su tierra como con las nuevas tendencias rockeras más en boga en su época. Puro mestizaje con sello propio.

La banda practicó hasta 1976 un rock marcadamente melódico, año en el que Johnston abandonó la banda por problemas de salud. La incorporación a la voz y a los teclados de Michael McDonald supuso un cierto cambio hacia un sonido más dulce, que situó muchos éxitos de la banda en las listas de éxitos del pop. La reincorporación del emblemático guitarrista y cantante en 1987 después de la reunión obligatoria dura hasta hoy en día, pero la banda ha ido cambiando su estilo hacia un AOR más ochentero y tranquilo.

Un disco, en resumen, ideal para sonreír un poco y transportarse a las largas autopistas estadounidenses. Dale una oportunidad si no lo has hecho aún.

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Jaume «MrBison»