ASFALTO – Domingo 17 de febrero de 2008, La Sala Live! (Madrid)

¡ Comparte esta noticia !

De entre todos los grandes nombres del Rock español que en estos tiempos están volviendo a la actualidad, el de Asfalto era uno de los grandes ausentes. El único miembro de la histórica formación que parecía ser capaz de revivir esta leyenda es Julio Castejón, ya que es el único que ha estado en todos sus discos, y que ha liderado al grupo en sus diferentes etapas. A pesar de que Julio siempre fue reacio a la idea de recuperar el nombre de Asfalto para su nueva banda, finalmente se rindió a las peticiones que desde el exterior le llegaban continuamente.

Esta no es una reunión al uso. De hecho, ninguno de sus componentes actuales, excepción hecha del propio Julio, participó en ninguna de las formaciones anteriores de Asfalto. Pero el espíritu está ahí, alentado por su timón, Julio Castejón. De todas formas, Asfalto, a diferencia de otros grupos históricos del Rock español como Barón Rojo, Obús o Leño, no tiene una formación claramente representativa. ¿Son más Asfalto los primeros, con Jiménez y Laína, o los más exitosos en los ‘80, con Oñate y Banegas? ¿O aquellos que mantuvieron el tipo entre ambas épocas? Da igual, hoy en día se puede decir que el nombre de Asfalto es más grande que el de sus componentes. Dando por hecho que la calidad personal de un músico es la misma, se llame como se llame el grupo donde toque, la diferencia entre llamarse Arihan (primer nombre elegido para esta formación) y llamarse Asfalto se demostró bastante antes de este concierto.

Concretamente, el día que se pusieron las entradas a la venta. Un grupazo de la talla de Los Trípodes y un disco con la calidad de “El corazón de la manzana”, tenía problemas para congregar algo más que un puñado de fieles seguidores. Arihan hubiera seguido el mismo camino, pero la vuelta a Asfalto hizo saltar los resortes de multitud de seguidores, algunos antiguos de alguna de sus épocas doradas, y otros nuevos que crecieron oyendo hablar de la leyenda. Y muchos de ellos decidieron comprarse una entrada para esta presentación en Madrid. Tanto es así que pronto se agotó el aforo de La Sala Live!, donde estaba programado el concierto, obligándoles (bendita obligación) a programar un segundo día en la misma sala.

Ciertos problemas de salud me tuvieron en vilo hasta el último momento, pero al final los achaques me dieron tregua suficiente para aparecer por La Sala Live! el segundo de los días. Ya en la entrada se podían escuchar los comentarios de los afortunados que habían disfrutado del concierto del día anterior, y que nos ponían los dientes aún más largos contando algunos detalles de lo que nos esperaba.

Una vez dentro de la sala, comprobé con satisfacción que a pesar de haber llenado el día anterior, y siendo un domingo (en teoría peor día que el sábado para un concierto), la sala tuvo una entrada muy cercana al lleno.

Sin teloneros ni nada parecido, una introducción orquestada (“Utopía suite”) perteneciente a su último disco, que se había puesto a la venta coincidiendo con estos conciertos, sirvió para que los músicos fueran tomando posición en el escenario. La banda que acompaña a Julio Castejón en esta nueva etapa era desconocida para mi, con una excepción: Carlos Parra es el único miembro que se mantiene de Los Trípodes, y por tanto una garantía de calidad contrastada que ya demostró en el pasado. Al resto de músicos sólo les conocía de oídas: Raúl Santana (guitarra y voz), Viti Ilarraza (batería y voz) y Juanvi García (bajo).

Tras los saludos de rigor, y a modo de bienvenida, el grupo nos ofreció un pasaje instrumental en el que incluyeron pequeños retazos de antiguas canciones del grupo (“Todos los días”…), y que sirvió para comprobar, ya desde el inicio, que la calidad de sonido que íbamos a disfrutar en el concierto era excelente, un punto que favorecería la calidad instrumental que se les supone a unos músicos de esta envergadura.

El set-list que Asfalto preparó para la ocasión me resultó bastante sorprendente, cosa bastante positiva. El primer tema de la noche fue “Espera en el cielo”, ese tierno tema contenido en aquel magnífico “El planeta de los locos” que sirvió de colofón de la última etapa de la banda. A pesar del poco rodaje en directo de esta formación, ésta se mostró compacta y madura, demostrando la gran calidad técnica de todos sus componentes. Las guitarras de Julio y Raúl se combinan a la perfección, dando un sonido más guitarrero de lo que yo me esperaba. Este tema se enlazó con “La paz es verde”, uno de los temas estrella de toda su discografía. Esta canción, como la mayoría de las pertenecientes a la época de Miguel Oñate, fue cantada por Raúl Santana, quien demostró tener una gran voz, muy adecuada para acometer sin complejos la exigente línea vocal creada en su día para Miguel Oñate. Ni que decir tiene que todo el público ya nos estábamos dejando la garganta en uno de los temas más emblemáticos de la historia del Rock nacional.

Tras la primera, sorprendente por lo temprana, descarga emocional, Julio Castejón se dirigió al público agradeciéndonos la asistencia y hablando de su nueva banda, de la vocación de futuro de esta nueva formación y del disco que en ese fin de semana había visto la luz, y del que iban a interpretar su primer tema, una larga suite progresiva de 12 minutos. Para ello, Julio dejó la guitarra y se puso al piano, pidiéndonos que pusiéramos atención porque en este largo tema, “pasaban cosas”. Y desde luego, este tema llamado “Utopía”, como el disco nuevo, resultó delicioso y muy interesante. En él podemos disfrutar del nuevo rumbo que ha tomado el grupo. Un tema estructurado en varias partes, con una vocación progresiva muy interesante, y que explota a las mil maravillas una de mayores virtudes de este grupo, algo que recupera del pasado, como es el excelente juego de voces al cual aporta casi todo el grupo. Ahora Julio no es el único cantante de este grupo, y su voz se ve complementada, cuando no sustituida, por Raúl Santana y por Carlos Parra, que nos sorprendió con una voz potente y aguerrida que es el contrapunto ideal a las otras dos voces, más la aportación también del batería Viti Ilarraza. Esto nos da como resultado un juego de 4 voces que ningún grupo en la actualidad es capaz de aportar. “Utopía”, más adecuado para disfrutar atentamente que para saltarlo o bailarlo, nos dejó anonadados a la mayoría.

El largo tema progresivo nos dejó un poco en estado de trance, y la elección para despertarnos no pudo ser más acertada: “Más que una intención” nos sacudió de arriba abajo. Y nos hizo dejarnos la garganta, como no podía ser de otra forma. En la parte central, Julio nos conminó a cogernos de la mano para seguir el ritmo. Grandísima aportación de Carlos Parra a los teclados, básicos en este tema.

Y ya metidos en faena, “Desaparecido” mantuvo el alto nivel de comunión entre un grupo en plena potencia y un público entregado que cantaba cada verso, cada estrofa. De nuevo la voz de Raúl Santana emulaba con éxito a la de Oñate, mientras que Julio se afanaba por dotar al tema de la energía guitarrera necesaria, y con Carlos Parra aportando los necesarios teclados del tema con destreza.

Tras estos dos cañonazos, Julio volvió a dejar la guitarra para sentarse de nuevo al piano y regalarnos la preciosa “El hijo de Lindberg”, uno de mis temas preferidos de la discografía de Asfalto. He oído esta letra un millón de veces y me sigue emocionando. El tierno comienzo en solitario de Julio Castejón y su piano pronto se vio acompañado por el resto de la banda, con una gran interpretación de, sobre todo, Carlos Parra y Viti Ilarraza, un gran batería que dio en todo momento el sustento perfecto al resto del grupo, formando base rítmica con Juanvi García, al que se le vio con la mirada un poco ausente en todo el concierto, aunque su aportación con el bajo fue irreprochable en todo momento.

El único tema del gran disco “Corredor de fondo” que sonó esa noche, fue la conocida “No es solo amor”. Raúl Santana fue de nuevo en encargado de ponerle voz, con un timbre muy parecido al original de Richie. La parte instrumental intermedia fue variada con respecto al original, no quedando muy “fina”. Una pena, porque ese detalle dentro de la canción en su versión en disco me gusta especialmente.

Y en este momento llegó uno de los mejores temas jamás compuestos en el Rock español. Una canción que debería enseñarse en los colegios y que, a los que amamos el Rock nacional nos pone siempre la carne de gallina. Bastaron las primeras notas con la acústica de Julio para que cerráramos los ojos y cantáramos “Rocinante” con la emoción de siempre. Tanto fue así que Julio no tuvo más remedio que dejar al público que cantara sólo la última estrofa, mientras que asistentes y músicos competíamos por tener la mayor expresión de satisfacción en el rostro. Es impresionante que una canción que vio la luz hace ya 30 años siga provocando estas sensaciones. Y es igual de impresionante ver cómo los espectadores más jóvenes en el concierto, que no habían nacido cuando se publicó el disco debut de Asfalto, cantaban el tema con la misma emoción.

Y de lo más antiguo a lo más nuevo. “Gente como tú” fue la vuelta a la actualidad más reciente del grupo. Es el tema que se ha elegido como tema de choque de este “Utopía” que se puso a la venta coincidiendo con este concierto. Un tema que comienza dulce y tierno para después animarse, con una comercialidad bien entendida y un juego de voces extraordinario entre Julio Castejón, Raúl Santana y Carlos Parra (qué calladito te lo tenías, amigo), amén de un gran solo de Raúl.

Y si el juego de voces en “Gente como tú” fue loable, lo que hicieron en “No se puede volar” fue realmente espectacular. Este tema, recuperado desde aquel maravilloso “El planeta de los locos”, fue una exhibición a 3 voces en la que el trabajo vocal de Julio Castejón, Carlos Parra y Raúl Santana se complementó a las mil maravillas. La diversidad vocal siempre fue una de las virtudes de Asfalto en el pasado, y en esta última versión del grupo es otro de los puntos más fuertes, y todos ganamos con ello.

Al terminar, la banda abandona el escenario dejando sólo a Julio, con su guitarra acústica, sentado en un taburete para ofrecernos un set acústico que comenzó con la tierna “Canción para un niño”, una de las canciones más bonitas de su carrera. En un ambiente de complicidad total entre el histórico músico y su público entregado, continuó con “La otra María” y una versión ralentizada y adaptada al formato acústico de “Joven ruso”. Julio no tocaba las canciones completas, sino que nos mostraba una parte de ellas, como regalos que el público aceptaba con la piel de gallina. Una voz de un asistente pidió “En nombre de la moral”, y fue inmediatamente interpretada entre los aplausos del persona. En ese momento, el batería Viti Ilarraza se subió al escenario, se colocó junto al micrófono de Julio y entre los dos se cantaron “Molinos de viento”, con lo que se daba por finalizado el emocionante set acústico.

De nuevo con toda la banda en el escenario, Julio nos habló de todo el período que había pasado desde la última separación de Asfalto hasta ahora. En total, 13 años en los que no había estado parado, sino que facturó algunos discos, entre los que se encuentra “El corazón de la manzana”. De este maravilloso disco, que mucha gente se perdió, tuvimos la fortuna de ver cómo se recuperaba para este concierto “Vidas paralelas”, un temazo como la copa de un pino que sonó de maravilla, con una gran aportación de Raúl Santana a la guitarra.

Y precisamente Raúl cogió protagonismo en el siguiente tema, ya que cantó por completo la emblemática “Búfalo Vil”, que sonó trepidante, muy cañera y contundente, lo mismo que “Es nuestro momento”, que no bajó ni un ápice el ritmo y que contuvo un gran solo de guitarra final a cargo de Raúl Santana. El final del tema fue alargado instrumentalmente con nuevos arreglos en los que parecía que acababa el tema y después se recupera para llevarnos al final teórico del concierto.

Tras las despedidas de rigor, y los obligados vítores del público, la banda volvió al escenario. Unas palabras de agradecimiento y vuelta a la acción con “Maldita amada”, una elección sorprendente, ya que muchos asistentes desconocían este tema, incluido en “Hay alguien ahí”, su primer disco como Julio Castejón y los Trípodes. Ojalá este regreso sirva para que se recuperen los dos grandísimos discos de esa etapa. El caso es que “Maldita amada” es un Rock and Roll marchoso aderezado con el sonido Hammond grandioso de Carlos Parra, inconmensurable toda la noche.

Tras ella, Julio se tomó unos minutos para hablarnos, en un gesto que le honra, de todos los músicos que pasaron por las diversas formaciones de Asfalto a lo largo de la historia. Los nombró uno por uno y pidió un aplauso para cada uno de ellos, prometiendo hacer este regreso digno de la importancia histórica de este nombre. Y a fe que lo está consiguiendo. Como homenaje a todos ellos, y para júbilo de todos los asistentes, “Días de escuela” sonó gloriosa, más cañera que en su versión original, y por supuesto cantada en su integridad por todos los presentes. La anécdota la protagonizó el propio Julio, quien olvidó una pequeña parte de la letra. Será que no la ha cantado veces… La parte instrumental intermedia ha sido modernizada, con unos arreglos diferentes que personalmente no me gustaron demasiado. Quizás es que después de 30 años escuchando una canción, cambiar el chip mental es más difícil en el oyente que en el intérprete.

Un nuevo amago de abandonar el escenario fue desechado de inmediato ante la insistencia del público, que recibió eufórico un “Ser urbano” cantado por Raúl Santana, que apenas podía hacerse oír frente a los cientos de voces de los asistentes que cantábamos por encima de él. Todos sabíamos que estábamos al final del concierto, y a pesar de que llevábamos 2 horas disfrutando de él, queríamos exprimir todo lo que pudiera darnos. Y las últimas gotas nos las ofreció el “Capitán Trueno”, cantado a dos voces entre Carlos Parra y Julio Castejón, dejando a todo el público el protagonismo en el estribillo, y con el que, ahora sí, dieron por finalizado el concierto.

Todos nos quedamos con la sensación de haber asistido a un día histórico. Muchos comprendieron ese día por qué Asfalto es un grupo tan legendario. Otros, simplemente, ya lo sabíamos. El legado de estas canciones ha pasado ya a la historia de la música de este país, y disfrutarlas en directo es un lujo que nadie se debería perder.

En cuanto a la banda en la actualidad, es otro lujo que no desmerece anteriores formaciones. Julio Castejón se ha rodeado, una vez más, de excelentes músicos, entre los que destacan Raúl Santana (¡qué gran descubrimiento!) y Carlos Parra, colosal toda la noche y destapándose como un excelente cantante. Entre los tres le dan un empaque al grupo extraordinario, tanto instrumentalmente como por el perfecto juego de voces que han conseguido. Y tras ellos, Viti Ilarraza y Juanvi García son la base sólida que le da al grupo la consistencia necesaria para brillar en todo tipo de temas. No se puede pedir más.

Bueno, sí. Que repitan, y pronto. Este año va a ser muy prolífico en cuanto a conciertos de Asfalto se refiere. Van a llegar a casi todos los rincones de nuestra geografía. No te los pierdas.

Texto y fotos: Santi Fernández «Shan Tee»