Lo que son las cosas. Hasta hace no demasiado tiempo yo no conocía a Tracción. Tuve oportunidad de descubrirlos con su último disco, “Rotos y quemados”, que comenté en esta misma web. Escuchando con atención el disco para la oportuna reseña, me imaginé que su hábitat natural sería el directo, así que aproveché la oportunidad que me brindaron al presentar este disco pocos días después en la madrileña sala Taboo, situada en el céntrico barrio de Malasaña.
El grupo que abriría la noche eran L-15. Que me perdonen, pero a estos sí que no les conocía de nada. Hay demasiados grupos y demasiados proyectos en marcha para poder abarcarlos todos.
Lo mejor que se puede decir de ellos es que lo dieron todo. Quizás se les podría discutir la calidad puramente musical, pero nunca las ganas y el ímpetu que le echaron ante un público aún escaso y que se mostró bastante frío ante la pasión que mostraban en el escenario Daniel Macarrón (guitarra), Jesús Turiel (bajo), Rubén Córdoba (batería) e Iván Arjona (voz).
Comenzaron con “R-Evolución” y “Nada te debo”, ambas de su último disco “En llamas”, sobre el cual basaron la mayor parte de su repertorio. No les importó el estado desangelado de la sala, sobre todo al inicio de su concierto. Al contrario, su fuerza en escena y su actitud fueron dignas de elogio.
Continuaron con “Dementia” y “Solo una vida”, primer tema rescatado de su primer disco, “Mil pedazos”. El cantante Iván Arjona, por liderazgo y agresividad, es la punta de lanza del grupo. En la parte instrumental, quizás el guitarrista Daniel Macarrón es el mayor dotado técnicamente, apoyado por la contundente base rítmica formada por Jesús Turiel y Rubén Córdoba, básicos pero sólidos.
Poco a poco su entusiasmo iba haciendo huella en el público que iba entrando de forma lenta pero constante, y aunque les costó consiguieron metérselo en el bolsillo. “En llamas” y “Tu función” fueron las siguientes en caer, en la misma línea de las anteriores.
El concierto lo finalizaron con “Nacimos salvajes” y una versión de “Limítate” de Hamlet, bien llevada a su terreno.
Buena banda para pasar un buen rato en directo. Quizás sus temas no me entusiasmen, pero en actitud y entrega se llevan un 10
No había pasado mucho rato desde la descarga de L-15, pero sí el suficiente para que la sala presentara ya un aspecto menos solitario.
El concierto comenzó con “Rotos y quemados”, tema que da título a su segundo y último disco, con toda la banda cubierta por máscaras de lucha libre mexicana, excepto la máscara de calavera del vocalista Iban Viedma, quien también vestía un frac. El grupo lo forman, además, Alfonso Zarzosa (guitarra), David Zarzosa (bajo) y el jovencísimo Daniel Lizarraga (batería).
Sin un respiro siguieron con “Tras el apagón” y “A fuego”, primer tema de la noche perteneciente a su primer disco “Virgen de las tinieblas”. Y si me había gustado la actitud en directo de L-15, lo de Tracción era aún más fuerte. Los pamplonicas son un huracán en directo, hacía tiempo que no veía a un grupo echarle tantas ganas.
Ibán Viezma se bajó del escenario en varias ocasiones para cantar entre el público, y con su actitud se metió a toda la audiencia en el bolsico. Además no dejaban de añadir elementos al espectáculo, como los billetes con el logo del grupo y manchados de sangre (falsa, evidentemente) que repartieron mientras tocaban“Dinero”.
“El muro del llanto”, “Ladridos”… Los temas caían uno tras otro sin dejar que cayera la intensidad ni un momento. De hecho, tocaron su último disco al completo, y del primero faltó poco. Todo a base de energía, ganas, buen humor… y calidad, ya que demostraron ser buenos músicos, en especial el guitarrista Alfonso Zarzosa. Aunque si alguien me sorprendió, fue el batería Daniel Lizarraga. Con poco más de 18 años, no solo demostró buena técnica sino, sobre todo, vitalidad, energía y poderío físico digno de admirar.
Antes de eso habían seguido atizándonos con “La fea”, tras la cual Iban desapareció un momento del escenario para volver con camisa blanca y una careta de Mariano Rajoy para el tema “M.R.”. No sería la última caracterización del concierto, ya que más tarde también apareció disfrazado como Anonymous (de la película “V de Vendetta”).
Tras “Escombros” le dieron cera al clero con “Pasa por la Iglesia”, y es que la vena combativa en sus letras es una constante en sus canciones.
Tras “Caminar” y “Desinformación”, Daniel Lizarraga se hizo un tremendo solo de batería tras el cual ni siquiera pararon un momento para que recuperara fuerzas. El chaval va sobrado, realmente impresionante.
Siguieron su descarga con la trepidante con “N.O.M.”, “Carne” y “Jódete”, single de su último disco y por ello quizás el más conocido entre los menos habituales de la banda, entre los que me incluyo.
El concierto terminó con “Sobrevivientes”, “Rocanrol” y “Bajo la piel”, bajo las mismas constantes de energía y caña que habíamos tenido todo el concierto.
Terminado el show, sentía como si un tren me hubiera pasado por encima. Como he dicho anteriormente, hacía mucho tiempo que no veía a un grupo arrasar un escenario de esta forma. Puede que sus discos os gusten o puede que no. Pero de cualquier forma, no dejéis de asistir a uno de sus conciertos si tenéis la ocasión. No lo olvidaréis fácilmente.
Texto y fotos: Santi Fernández «Shan Tee»