Con el título de uno de los temas más emblemáticos de la banda del difunto Phil Lynott se ha editado recientemente este DVD, que no es otra cosa que la adaptación a dicho formato de un vídeo registrado en el año 1978, y que recoge si no todo, sí buena parte del show que ofreció la banda en el Sydney Opera House de Australia, allá por el mes de octubre del citado año.
Para poneros un poco en situación decir que en ese momento militaba en las filas del grupo el todavía eléctrico Gary Moore, que cubría la baja del exiliado Brian Robertson -que ya estaba probando suerte con sus Wild Horses-, así como el menos conocido Mark Nauseef tras los parches, que hacía lo propio con Brian Downey, batería clásico de la banda. El mítico “Live And Dangerous” estaba todavía incandescente, y el emotivo y elegante “Black Rose (A Rock Legend)” no se haría mucho de rogar (de nuevo con mr. Moore a las seis cuerdas). Al frente de la banda, cómo no, el pintoresco Lynott al bajo y micro y su inseparable Scott Gorham a la otra guitarra.
La edición en sí no puede decirse que sea gran cosa, puesto que se trata exclusivamente del concierto y poco más (con lo de poco me refiero a una mísera bio escrita y a la discografía del grupo), y si a ello le añadimos que el concierto -o lo que nos muestran de él- no excede de 41 minutos y que encima hay que hacer algún que otro ‘apaño’ para poder ver el contenido (se trata de una edición americana, aviso), podemos afirmar sin rodeos que se trata de un auténtico atraco a mano armada. Pero como lo que prima es el valor sentimental del documento (dada la escasez valor doble), después de abonar los veintimuchos euros no queda otra que disfrutar al máximo del producto, tarea fácil cuando se trata de un nombre como el de Thin Lizzy (sus fans me comprenderán fácilmente).
Los míticos “Jailbreak”, “Bad Reputation”, “Cowboy Song”, “The Boys Are Back In Town”, el por entonces ‘nuevo’ “Waiting For An Alibi”, el cañero “Are You Ready” y los quedones “Me And The Boys Were Wondering How The Girls Are Getting Home Tonight” (¿el título más largo de la historia?) y “Baby Drives Me Crazy” (con Lynott jugueteando con el respetable) son los que componen el set-list aparecido, y aunque sin duda se queda más que corto, a lo largo de éste podemos encontrar todos y cada uno de los ingredientes que hicieron de la banda irlandesa una de las leyendas más agraciadas de la historia del Hard Rock: los inconfundibles duelos de guitarra, en este caso de la letal pareja Moore-Gorham, la contundente base rítmica a la par de esas bellas armonías quasi poperas y, ante todo, la personalidad de Phil Lynott, con esa voz inconfundible y esa personalidad que trascendía mucho más allá de los escenarios.
Si tuviera que valorar lo que ahora mismo tengo entre las manos estrictamente por su contenido material el insuficiente sería casi seguro, pero a la hora de calibrar el contenido en una escala espiritual el baremo se me queda corto. Puedo pecar de cursi, pero no pocas veces pienso que el hecho de no tener ya a Lynott entre nosotros es síntoma de que esto se le quedó pequeño. Por nuestra parte seguiremos recreándonos en su legado, por ínfimo que se presente.
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Bubba