Diecinueve versiones desiguales, éste es el resumen de este presunto homenaje. Digo presunto porque no sé si los homenajeados estarán contentos o no con el resultado final. En ese sentido, son los propios Barón Rojo los que tendrán que decir si este disco cumple o no el objetivo. Si partimos de la base (quizá errónea) de que las versiones en un homenaje (otra cosa son las versiones libres) deberían mantener la esencia de la canción del homenajeado con el toque sutil del estilo del homenajeante, entonces este disco tiene versiones dignas y curradas y versiones cutres salchicheras.
He tirado a la papelera varios borradores de esta reseña, así es que no me voy a andar con rodeos, en el primer grupo estarían la genial “El barón vuela sobre Inglaterra” (Pyramid), no os la perdáis porque es una demostración de técnica y buen hacer impresionante. Otra buena versión es “Los rockeros van al infierno” (Rata Blanca) mucho más standard, ya que reproduce la original con bastante fidelidad, pero con los detalles marca de la casa del grupo que la toca.
“Incomunicación” (Grass) y “Con Botas Sucias” (Koma) son otras dos versiones que yo calificaría como muy buenas. Incluso “Satánico plan” que aunque bastante cambiada, se nota el oficio de Ktulu y combina perfectamente la copia con la cosecha propia.
Luego habría otro montón de ellas que, aún siendo interesantes, pasan algo más desapercibidas que las anteriores, como “Los desertores del rock” (Muro), “Efluvios” (Easy Rider), “Las flores del mal” (Ankhara) o “Resistiré” (Azrael). Tienen algunas variaciones sobre las originales, pero mantienen el buen nivel. En el caso de Ankhara con bastante imaginación, aunque con esa idea el resultado podría haber sido mejor (supongo por las limitaciones del propio grupo).
Otras pasan inadvertidas, porque no son ni buenas ni malas sino todo lo contrario, más bien están por ahí para rellenar, sobre todo porque las características de los grupos que las tocan no se parecen demasiado a las de Barón Rojo, caso de “Anda suelto Satanás” (Disidencia), “Chica de la ciudad” (Marea) o “Son como hormigas” (Boikot) o “Dame la oportunidad” (Los Suaves). Anodinas.
Y las restantes me parecen realmente malas, algunas pésimas, otras bochornosas y sobre todo dejan entrever las carencias musicales, sobre todo si se comparan con otros grupos del mismo disco: “El pobre” (Transfer) es como de grupo principiante, “Larga vida al rock and roll” (Lujuria) demuestra que Oscar ni tiene voz ni sabe cantar, “El presidente” (Nörthwind), “Barón Rojo” (Tierra Santa), “Concierto para ellos” (Mägo de Oz), penosas, aunque lo intentan, pero de donde no hay no se puede sacar, y “Hermano del rock and roll” (Blood) que no sé de donde habrá salido esta gente, pero todo parecido con Barón Rojo es chiripa auténtica.
Este disco podría haber sido, con otros grupos, un auténtico homenaje a uno de los mayores orgullos musicales de este país, pero después de escucharlo creo que Locomotive se ha equivocado. Hay otros discos-tributo que en vez de meter versiones de grupos han ido incorporando músicos sobre una base fija. Desde mi punto de vista ésta hubiera sido la opción correcta en este caso concreto, sobre todo porque hay muchos músicos de verdad a los que sí les hubiera gustado participar, y sobran la mayoría de los que aparecen. Insisto en que los homenajeados son los que deberían decir si se sienten halagados o ultrajados, pero a mí no me gusta el resultado final.
Alvar de Flack