VIDRES A LA SANG “Virtut del desencís” (2024)

¡ Comparte esta noticia !

Reseña originalmente publicada en catalán en El Rock-Òdrom

Vidres a la Sang es una banda que ya ha entrado en la historia. “El primer grupo de Black Metal que publicó un LP íntegramente en catalán” (de momento, limitémonos a esta formulación prudente, ya que la ciencia metálica siempre puede sorprendernos con algún fósil inesperado). En todo caso, la historia continúa escribiéndose delante de nuestros ojos y oídos, y su nuevo disco “Virtut del desencís” lo confirma.

Desde el 2004 ha pasado mucha agua bajo los puentes: el grupo ha grabado seis álbumes, se ha roto, reunido y sufrido ciertos cambios fundamentales que, en una de sus entrevistas, Eloi Boucherie describió como “menos pelo y más barriga”.

Con la evolución que han tenido, es difícil no caer en la comparación con Foscor, una banda con la que comparten miembros comunes y que también se ha alejado del Black Metal más o menos típico. Pero hay que reconocer que Vidres a la Sang, a diferencia de estos últimos, mantienen una cierta continuidad entre el primer y el último álbum, al menos en cuanto a las voces y la música lo suficientemente pesada como para poder denominarse aún Black Metal.

Al anunciar el disco, el grupo utilizó la definición “verdadero negro-metal muerto”, lo que podría hacer pensar en una música similar a Niu de Corbs. Pero, digamos la verdad, nunca han tocado Black Metal puro y aún más extraño sería hacerlo ahora, considerando todo eso “del pelo y la barriga”. Si antes de la separación el estilo de la banda se podía describir como una mezcla de Black Metal y Death Metal, después de la reunión los elementos progresivos desplazaron completamente a los del Death. Como en los últimos álbumes, se trata de Black Metal progresivo, melancólico y profundo, pensado hasta el último detalle y bien grabado. En cuanto a los grupos similares, Metal Archives pone en primer lugar a Akercocke, lo que parece bastante plausible. También notaría notas de Ved Buens Ende y el último LP de Dødheimsgard. Y si eliminamos los largos fragmentos instrumentales y dejamos la parte más brutal, se puede apreciar un parecido con Nemaind, una de las bandas que ha visitado la guarida de El Rock-Òdrom más de una vez! (aquí podéis recuperar la entrevista con Nemaind sobre su trabajo “La més gran de les tragèdies”).

Entonces, ¿qué estilo es este? En esta cuestión sólo puede haber compasión hacia los autores de enciclopedias musicales. De hecho, desde el principio de mi estancia en las misteriosas tierras catalanas, noté que las bandas autóctonas a menudo mezclan géneros en proporciones impensables, de manera que descomponer su música en partes individuales no es nada fácil. Puedo mencionar a Nemaind, Urgila, Siroll, Mocs & Cucs, Poesi, Arrenkapins y muchos otros – solo el diablo sabe cómo llamar a lo que tocan, y quizá sería más sencillo limitarse a la palabra “Metal”.

Otro ámbito donde los catalanes evitan las formas clásicas es con su poesía repleta de todo aquello de “versos polimétricos sin rima”, y no es extraño que a menudo tales obras literarias se manifiesten en el Metal extremo. Sobre lo que conecta a Vidres con el poeta Miquel Martí i Pol, se dice en todas partes donde se menciona al grupo, así que sólo destacaremos que en “Virtut del desencís” aparece el poema “Sempre és incert” del libro “Els bells camins”, uno de los más depresivos de su bibliografía.

Las composiciones del álbum son bastante largas, de 6 a 9 minutos, y, como es habitual en el Metal Progresivo, el carácter de las canciones cambia más drásticamente que el tiempo en las Azores. Por ejemplo, la parte media de la canción “Capricis de l’atzar” es un Black Metal monótono y tenebroso, que desprende un aire de los “unholy nineties” y que encaja perfectamente en la definición de “verdadero negro-metal muerto”, pero el comienzo y el final son claramente Post-Rock progresivo y contemporáneo. A veces, esto crea la sensación de que originalmente el álbum era un par de docenas de temas diferentes, reunidos magistralmente en seis composiciones con el método de Victor Frankenstein.

Una mención especial merece la primera canción “Màrtirs”, que se presentó al público como el primer sencillo del álbum y es notablemente diferente del resto. Es una pieza rápida y pesada con influencias de Groove Metal como Gojira y Lamb of God. El videoclip se corresponde plenamente con los desafíos de la actualidad y está dedicado a las desgracias de las víctimas civiles de guerra.

El punto más fuerte del álbum yo lo llamaría el bajo, que no repite a la guitarra, sino que tiene vida propia lo que, de hecho, es una característica distintiva de todo el periodo progresivo de Vidres. En 2022, el bajista Cristian Vil sustituyó al famoso Martín Méndez, conocido por su trabajo en Opeth. Desde mi punto de vista, la incorporación del nuevo miembro ha sido beneficiosa para el grupo.

¡Ah sí, la portada! No sé cuántos fans de Vidres a la Sang escuchan Country Rock (de éstos se puede esperar cualquier cosa), pero ¡ostras!, ¡esa misma abuela ya apareció en 2020 en la portada de “The United State” de Justin Wells, aunque sin rastros de descomposición! Ojalá, en mi vejez, también salga en un par de portadas, aunque sea un poco podrido.

Existe la creencia de que la música depresiva es mejor escucharla en estado de tristeza, para reflexionar y dar salida a las emociones. Sea como sea, hay que reconocer que Vidres han logrado crear un remedio realmente poderoso, y cómo tomarlo ya depende del oyente. Muy bien, muy bien.

Oleh Dovhal