Todos los rockeros, al menos los de mi generación, crecimos mirando a Inglaterra con admiración y un poco de complejo de inferioridad. Del Reino Unido venían muchos de los grupos que nos hicieron engancharnos al Rock, allí se grababan discos fabulosos, locales como el Marquee o el Hammersmith Odeon eran templos cuasi-religiosos y muchos de mis coetáneos viajaron a festivales como Donington, Reading o Milton Keynes como quien peregrina a lugares sagrados. Y los que no fuimos nunca nos quedamos con las ganas.
Debido a esto, cada hito marcado por una de nuestras bandas en territorio sajón nos llenaba de orgullo, era el espaldarazo de calidad incuestionable que demostraba que en España había grupos que podían competir con lo que había fuera y desechar, aunque en pequeños casos, ese complejo de inferioridad antes mencionado.
Uno de los momentos claves en el despegue del Rock nacional fue la primera visita de Barón Rojo a Inglaterra, donde además de grabar su disco “Volumen brutal” en los estudios Kingsway, propiedad de Ian Gillan, dio algunos conciertos en tierras británicas, destacando su actuación en el mítico Marquee, durante la cual se les unieron en el escenario Bruce Dickinson (recientemente fichado por Iron Maiden) y John Sloman (por entonces cantante de Uriah Heep). Todos hemos crecido con esta historia, contada en multitud de ocasiones y referente para todos los rockeros nacionales.
Tras Barón Rojo, varios grupos más han conseguido hacer algunos conciertos por aquellos lares, con mayor o menor fortuna, repercusión y éxito, según los casos. Pero siempre ha sido algo de lo que sentirse orgullosos.
Con estos antecedentes, podéis imaginar la ilusión con la que recibí la propuesta de Gabrielle de Val y su banda para que les acompañara en su segunda visita a Inglaterra, donde actuarían en el Firefest, el mejor festival de Hard Rock melódico del planeta, más otro concierto añadido en esta mini-gira. Era mi oportunidad de no sólo ver en primera persona un festival y un concierto en Inglaterra, sino de hacerlo desde dentro, viviendo la experiencia en el seno de una de nuestras bandas.
Tras aceptar la invitación, pronto tuve la idea de aprovechar la ocasión para hacer un extenso reportaje del viaje, no sólo de los conciertos. En mi mente estaban todas aquellas historias de Barón Rojo con las que había crecido y de las que siempre me hubiera gustado saber más detalles. Además, también tenía presente en mi memoria un número especial de la revista Popular 1 en 1985, en la que se detallaba la gira de nuestros Tarzen por Estados Unidos junto a Twisted Sister y Dokken. En ese reportaje se hablaba de la gira en su conjunto, incluyendo las vivencias de la banda en esa experiencia.
Lo tenía decidido. Eso es lo que yo quería hacer. Así, además, mi reportaje daría a conocer a los seguidores españoles estos conciertos de Gabrielle de Val en Inglaterra y no correrían el riesgo de quedar en el casi anonimato, como le pasó en su día a Niágara. Eran otros tiempos.
El resultado lo podéis leer en la web, en un amplio reportaje en el que se detallan nuestras aventuras en Inglaterra y la repercusión de Gabrielle de Val y su banda en tierras británicas.
Además, de mi experiencia personal saco algunas conclusiones:
- El estado del Rock en Inglaterra sigue estando mejor de salud que el español. Los locales de conciertos son mejores (al menos los que yo conocí) y las condiciones de luces y sonido nos dan mil vueltas.
- El público del Rock en Inglaterra es mejor que el español. Sin medias tintas. Siempre es malo generalizar, por supuesto, pero en su conjunto es más respetuoso, más apasionado y más entendido. En los conciertos ingleses no existe el molesto murmullo de gente hablando de sus cosas en mitad del show. El público participa más o menos, pero siempre atiende con atención a lo que sucede en el escenario. Casi no recordaba la sensación de silencio y atención cuando un cantante se dirige al público entre tema y tema.
- Los músicos de Rock allí son más admirados y respetados. Si el grupo ha gustado (como fue nuestro caso), tras el concierto se agolpan para hacerse fotos, conseguir firmas y felicitar a los músicos. Y compran discos, camisetas y lo que haya disponible de la banda.
- La mayoría de los músicos extranjeros que conocí son gente estupenda, anti-divos y con un trato directo agradable.
- Con talento, trabajo, inspiración y actitud, un buen grupo español puede codearse con grandes bandas internacionales. Y la acogida de éstas es cálida y amistosa.
El cometido de un medio de comunicación es informar a sus lectores de los acontecimientos de relevancia acaecidos en su área de influencia. En el caso de medios como The Sentinel, debemos servir de enlace entre la actividad de los grupos y su público. Y hacerlo con la objetividad que requiere contar los hechos según sucedieron y también con la subjetividad propia de quien escribe su opinión sobre ello.
Espero haber cumplido mi cometido. Por mi parte, os puedo asegurar que esta experiencia quedará en mi memoria para siempre. Espero haberlo sabido transmitir de la mejor forma a los lectores de esta web.
Santi Fernández “Shan Tee”