En estos días acabo de terminar de ver el documental “Thank You, Goodnight” sobre Bon Jovi que está disponible en una de tantas plataformas que se han asentado en nuestra oferta televisiva. En él se muestra tanto su historia como la actualidad de la banda en general y de su líder en particular, con todos sus momentos de éxito y también sus episodios más bajos, desde la salida traumática de Richie Sambora hasta los graves problemas de salud vocal de Jon Bon Jovi.
Este no es el único documental de esta misma temática que he visto en los últimos tiempos, ya que no son pocas las bandas que conceden exponer a su público los entresijos de su carrera, la mayoría de las veces con la honestidad que requiere exponer también los malos momentos, no solo los buenos. Desde megabandas como Metallica (“Some Kind of Monster”) o Queen (“Days of Our Lives”) a unos eternos aspirantes como Anvil (“Anvil! The Story of Anvil”) a los que siempre se les ha negado la gloria, es gratificante desde la perspectiva del público conocer el aspecto personal de los grupos, los problemas de esos músicos y los momentos de dolor que les han acompañado.
En el plano nacional, también tenemos la oportunidad de ver documentales de este estilo. Me gustaron especialmente los de Burning (“Noches de Rock and Roll”) y Tequila («Sexo, drogas y Rock and Roll”) por esa sinceridad al mostrar sus problemas, sobre todo en lo relativo a sus adicciones. Lástima que el de Barón Rojo (“Barón Rojo, la película”) no llegara a las cotas de calidad que merece el grupo más grande de nuestra historia.
Por su importancia histórica, hay dos documentales que no os podéis perder: en el plano internacional, de The Beatles (“Get Back”) y Miguel Ríos (“Cruce de caminos”) en el apartado nacional, es gratificante, instructivo y didáctico conocer los entresijos de unos personajes que han sido clave, no sólo en lo musical, sino que han influido decisivamente en la cultura y en la sociedad forjada en el siglo XX.
Este tipo de documentales se ha convertido en un género en sí mismo. El Rock nunca ha sido una música de usar y tirar, sus seguidores no nos hemos quedado en los discos o canciones, sino que siempre nos ha gustado investigar en los músicos que las han creado, sus trayectorias, sus vivencias personales. Cientos de libros dedicados a artistas, sean biográficos o no, dan cuenta de ello. Ahora, estos documentales elevan este conocimiento sobre nuestros músicos y nos acercan más a ellos, mostrándonos detalles de su carrera desconocidos para el gran público.
Sinceramente, creo que este interés se ha perdido en las nuevas generaciones. Salvo escasas excepciones, los nuevos estilos que arrasan entre la juventud actual sí son disfrutados únicamente como música de usar y tirar. Puedo equivocarme, pero no veo a todos los que abarrotan los festivales de música Dance, Techno, Reggaetón o música electrónica muy preocupados por conocer la vida y milagros de sus intérpretes preferidos, dándole importancia a que un grupo de Reggaetón haya cambiado uno de sus músicos ni me imagino una leyenda en la que un DJ haya hecho un pacto con el diablo en un cruce de caminos para alcanzar el éxito.
Por mi parte, agradezco la disponibilidad de las bandas para abrirse y mostrar a su público los detalles de su carrera. Al igual que leo biografías de músicos, reconozco que consumo con avidez este tipo de documentales en los que puedo conocer detalles hasta ahora íntimos de los grupos que me gustan. El Rock ha sido parte de mi desde los primeros años de mi adolescencia, así que es una buena forma de entender no sólo su vida, sino la mía propia.
Santi Fernández “Shan Tee”