Crónica originalmente publicada en catalán en El Rock-Òdrom
No me lo podía creer, ¿30 años? ¿De verdad ya han pasado tres décadas desde que Blaze Bayley, quién era entonces cantante de Wolfsbane, cumplió su sueño de sustituir a Bruce Dickinson en Iron Maiden tras competir contra más de un centenar de aspirantes?
Pues sí. Treinta años después de su entrada en la banda y veinticinco después de su salida, ya que fue despedido (o se marchó, según las fuentes) en febrero de 1999, Blaze ha emprendido esta gira de cumpleaños rememorando los cinco añitos que pasó con los Maiden.
Todo el mundo sabe que su estancia con la Doncella De Hierro fue compleja, dura y desagradecida. Solamente ocupar el lugar de Bruce ya suponía un reto enorme y era evidente que sería examinado con lupa por todos los fans de la banda, pero es que además el registro vocal del nuevo cantante era mucho más grave que el de su predecesor, haciendo que la diferencia de tono se notara mucho a la hora de interpretar los clásicos de la banda. Si a esto le sumamos que los dos álbumes que salieron durante su estancia (“The X Factor” en octubre del 95 y “Virtual XI” en marzo del 98) supusieron un giro estilístico que no fue muy bien recibido por la crítica, las ventas y los fans (a pesar de que en los últimos años estos dos discos son cada vez más reivindicados, sobre todo lo primero), el papelón que Blaze Bayley tuvo que soportar no fue nada cómodo, siendo incluso abiertamente hostil como, a modo de ejemplo, podemos ver en este video grabado en Chile durante la gira de The X Factor.
Afortunadamente, el tiempo lo cura todo y hoy en día Blaze Bayley es un tipo estimado y respetado, con una rica discografía en solitario que ya supera la decena de álbumes y que demuestra que es alguien más que el ex maldito cantante de los Iron Maiden. Ahora bien, él es el ex de los Maiden. Lo es y llevará siempre esa etiqueta. Sin embargo, eso no quiere decir ni que esta etiqueta le pese, ni que su trayectoria posterior no tenga valor. Aun así, saber jugar bien las cartas que uno tiene en la mano es importante en la vida, y el trigésimo cumpleaños de su ingreso en la banda era una magnífica oportunidad para volver a girar después del infarto que casi le quita la vida y, cómo no, para hacer un poco de caja.
Tengo que confesaros que me rumié mucho si ir al concierto o no. Entre semana, teniendo que trabajar el día siguiente, sin compañía porque los amigos no vendrían… pero ahora puedo decir que estoy muy contento de haber ido porque me lo pasé de la leche.
Lo primero que me sorprendió al llegar a la Wolf fue la cola que había para entrar. No me lo esperaba y me quedó claro enseguida que mucha gente tenía tantas ganas como yo de ver un concierto de esta gira conmemorativa (quizás, única) de sus 30 años en Iron Maiden.
Cuando entré y me hice con la primera cerveza a 4 € de la noche, hice un pequeño video de la sala que, sin prisa pero sin pausa, se iría llenando hasta presentar un magnífico aspecto.
La música empezó a sonar con ABSOLVA, una banda de Manchester (completamente desconocida para mí) nacida en 2012, con media docena de álbumes editados y que es a la vez la banda con la que Blaze Bayley se acompaña en sus conciertos desde 2014.
Absolva me parecieron una banda competente, sin grandes canciones pero entretenidas para calentar el ambiente, con un bajista sonriente y un cantante-guitarrista con ganas de llegar a la gente.
Después de una pequeña pausa de unos diez minutos, la persona a quién todos habíamos venido a ver, Blaze Bayley, apareció en el escenario para celebrar con nosotros los treinta años de su entrada en Iron Maiden. ¡Me sorprendió lo mayor lo vi! Y claro, es que ya tiene 60 años este señor; regordete, calvo y con unas patillas de kilómetro, en nada se asemeja al adulto joven que aparecía en sus primeras fotografías promocionales con Iron Maiden de ahora hace tres décadas. ¡Me provoca escalofríos ver como vuela el tiempo!
Eso sí, aspecto físico superficial a parte, el Blaze Bayley que vimos el miércoles en la Wolf estaba de magnífico humor, con muchas ganas de pasárselo bien y con las facultades vocales intactas. Nos explicó que uno de sus mejores recuerdos de los tiempos en Iron Maiden fue su primera visita a Barcelona durante la gira de “The X Factor” y que muchas gracias por el recibimiento y todas estas cosas.
El concierto se abrió con unas cuántas canciones de “The X Factor”, y la canción que tuvo la difícil papeleta de romper el hielo fue “Lord Of The Flies”. Un escalofrío me recorrió la espalda porque era consciente que estaba a punto de presenciar un concierto lleno de canciones que nunca había escuchado en directo y menos aún con su cantante original.
La siguiente fue “The Sign Of The Cross”, y en estos momentos Blaze ya nos había conquistado a todos.
Con el ambiente ya plenamente caldeado y después de que sonaran otras canciones como “Fortunes Of War”, fue el turno para “Virus”, aquel sencillo incluido en el recopilatorio de 1997 “The Best Of The Beast”. Una canción con una primera mitad muy oscura en la onda de “The X Factor” y una segunda mitad mucho más melódica que recordaba a los tiempos clásicos de la banda.
Después, Blaze mencionó que, a pesar de que aquel concierto era para recordar sus tiempos con Iron Maiden, él había sacado algunos álbumes más en solitario y que, si no nos importaba, tocaría un par de canciones suyas, cosa que todos recibimos con aplausos a pesar de que (creo) que casi todo el mundo deseaba escuchar solo Iron Maiden aquella noche.
Una vez finalizado el paréntesis de sus canciones en solitario (muy bien acogidas, hay que decir), la segunda mitad del concierto estuvo protagonizada mayoritariamente por canciones de su segundo disco con Iron Maiden, “Virtual XI”. “When Two Worlds Collide” y “Lightning Strikes Twice” sonaron de fábula.
Probablemente, la canción que ha acontecido más clásica y preferida de muchos de aquellos tiempos en que Blaze formó parte de Iron Maiden es “The Clansman”. Una canción que hoy en día vuelve a ser fija en los conciertos de la banda de Harris y compañía y que en la sala Wolf todos coreamos a pleno pulmón.
La recta final empezó con “Cómo Estáis Amigos”, una canción que, por lo que nos explicó Blaze, es su mejor interpretación con Iron Maiden. Con el sencillo de “The X Factor”, “Man On The Edge”, detuvo la actuación para hacernos un parlamento lleno de bromas y buen humor. A pesar de que aquel parón en la canción para decirnos cuánto le gusta Barcelona y que somos gente guapísima probablemente ya estaba previsto, creo de verdad que Blaze estaba disfrutando mucho de aquel concierto.
El concierto acabó con “Futureal”, la canción que abría “Virtual XI” y una de las más veloces de aquel álbum. Una buena manera de acabar el show.
Después del espectáculo habría 30 minutos más donde Blaze compartiría fotos y firmas de discos con sus fans pero yo no me quedé. Quería llegar lo más temprano posible a casa y descansar para el día siguiente. Aquella noche me dormí enseguida con una sonrisa dibujada a la cara.
Texto: César Rojas