DRY RIVER – Viernes 4 de noviembre de 2022, Sala Mon (Madrid)

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Era una fecha marcada en rojo en mi calendario. La llegada de Dry River a Madrid era un evento que ni quería ni podía perderme, ya que es uno de los grupos que más me ha impresionado en los últimos años. Además, era la primera ocasión en que iba a ver al grupo tras los cambios en su formación, ya que en los conciertos anteriores en los que disfruté de su directo aún estaban Carlos Álvarez y Martí Bellmunt en la banda. Los nuevos miembros, Guillermo Guerrero y Miquel Centelles, ya llevan en el grupo tres años, pero la pandemia que hemos sufrido nos ha robado tanto tiempo que parece que fue ayer cuando se anunció el nuevo line-up de Dry River.

El concierto se enmarcaba dentro de la gira de su último disco, “Cuarto creciente”, ya comentado aquí y en el que han dado una vuelta de tuerca a su estilo, acercándose aún más a grupos como Dream Theater pero sin perder su esencia original. Como el disco me ha dejado muy satisfecho, las ganas de ver de nuevo a Dry River habían aumentado aún más.

La cita era en la Sala Mon, un local habitual de la capital donde yo he visto muchos conciertos, sobre todo cuando se llamaba Sala Penélope. Además del cambio de nombre, la sala ha sufrido una transformación que la ha dejado más bonita y funcional, eliminando las molestas columnas que en el pasado impedían la correcta visibilidad desde algunos puntos. Su aforo de 700 personas la convierten en una buena opción para bandas ya consagradas capaces de reunir una cantidad de público media-grande. ¿Sería Dry River una de ellas?

Afortunadamente, la respuesta es un rotundo SÍ. Desconozco si se llegaron a agotar todas las entradas, pero si no fue así le faltó muy poco. La sala estaba abarrotada, así que las fotos que hice para adornar esta crónica se limitan al primer tema tema del concierto. Espero que me disculpéis por ello, pero preferí pasar la mayor parte del show en un lugar que me permitiera ver y escuchar el concierto de la mejor forma posible.

Como es habitual en los conciertos de Dry River, Fanfi García (actor / tour manager / showman / cachondo mental) fue el encargado de presentar al grupo, para algarabía del público que abarrotaba la sala desde bastantes minutos antes de empezar el concierto. Mientras sonaba una introducción, los músicos ocuparon su lugar en el escenario, en dos filas: La trasera, ocupada por Miquel Centelles (teclados), Pedro Corral (batería) y David Mascaró (bajo) mientras que, más cerca del público los dos guitarristas, Matías Orero y Guillermo Guerrero, flanqueaban al vocalista Ángel Belinchón. Al fondo, una pantalla de vídeo nos fue mostrando imágenes durante todo el concierto.

Al término de la Intro, el show arrancó con “Culpable” y “Segundo intento”, al igual que lo hace su último disco, “Cuarto creciente”. Ya desde los primeros temas pude hacerme una idea bastante aproximada de lo que íbamos a disfrutar esa noche. Y hay algunas cosas que me quedaron meridanamente claras desde el primer tema:

  • Buena calidad de sonido.
  • La banda suena ahora más dura, más contundente. Siguen siendo un grupo compacto que suena como un cañón bien engrasado.
  • Ángel Belinchón está en un estado de forma impresionante y su voz no desfallece en las partes más exigentes.
  • Matías Orero tiene un buen gusto tocando fuera de lo común
  • El nuevo guitarrista, Guillermo Guerrero, tiene un nivel técnico descomunal.
  • Pedro Corral (batería) y David Mascaró (bajo) son unos músicos impresionantes, la mejor base rítmica que podría tener una banda tan compleja como Dry River.
  • El público iba a estar entregado toda la noche y se sabía las nuevas canciones tan bien como las antiguas.

Estas sensaciones no iban más que a acrecentarse a medida que el concierto avanzaba. “Camino” fue la primera concesión a su discografía anterior, rescatada de ese gran disco llamado “2038”. El tema sonó con mucha fuerza, confirmando que estos Dry River tienen un plus de contundencia con respecto a lo que yo había visto en conciertos anteriores.

Lo que no ha variado es su sentido del espectáculo y la ayuda que para ello reciben de Fanfi García, que irrumpió en varios temas para sumar una pequeña performance en ellos. En “La serpiente”, de su último disco, apareció disfrazado de monje, con una capucha que le confería un aire místico y oscuro. Durante el tema, épico y oscuro, el monje hizo unos pequeños trucos de magia con una cuerda y un libro, del que hizo salir unas pequeñas llamas. Muy visual y efectivo en un tema muy adecuado.

El concierto siguió con “Si estás tú”, el tema más delicado del nuevo disco, del que Ángel nos avisó que iban a tocar por completo durante el concierto. Una canción emotiva, intensa y sentimental que en directo lo es aún más, al calor del público.

Por supuesto, los grandes clásicos de Dry River no podían faltar. Es curioso como con tan solo 4 discos en estudio, el repertorio del grupo ya tiene un buen número de temas que les va a costar sacar en el futuro. Uno de ellos es “Fundido a negro”, en el que Fanfi volvió a salir a escena, con un traje de protección NBQ (guerra Nuclear, Bacteriológica y Química) que incluía una máscara anti-gas, para completar una interpretación brutal del grupo y una respuesta del público acorde a lo que estaba recibiendo desde el escenario. Al final del tema, Ángel Belinchón cogió su teclado portátil, pero no consiguió hacerlo sonar.

Normalmente, los fans que viven con mayor intensidad los conciertos se suelen poner en las filas más próximas al escenario. Y viven con mayor intensidad los temas antiguos que los que se incluyen en un disco que acaba de salir. Nada de eso se cumple en los conciertos de Dry River. Desde mi posición elevada me gustó ver cómo la sala al completo saltaba y coreaba tanto los temas antiguos como los nuevos, como “La libertad”. Tanto es así que Ángel no se molestaba en nombras las canciones antes de que arrancaran, a sabiendas de que el público ya se las sabía.

En este momento del concierto, parte de la banda abandonó el escenario para dejar que Guillermo Guerrero tuviera su momento de lucimiento, en un solo de guitarra lleno de buen gusto, con el colchón de teclados que le proporcionaba Miquel Centelles, todo ello a modo de introducción de uno de los momentos de la noche, con el que para mí es el mejor tema del nuevo disco, “Calles inundadas”, con una letra dedicada a la pandemia que me llega especialmente. El tema, acompañado de imágenes muy bien elegidas sobre lo que sufrimos durante el Covid, nos llevó en volandas desde la suavidad inicial a través de los cambios de intensidad hasta el final, donde la parte recitada por Ángel Belinchón con la que termina consiguió emocionarme. De esas veces que escuchas un tema en directo y piensas: “Sólo por esto ya ha merecido la pena venir”.

Tras esta sobredosis de emoción, “Pequeño animal” nos devolvió a los Dry River de su primer disco, “El Circo de la Tierra”, que incluyó un pequeño momento de lucimiento para la batería de Pedro Corral. Tras este recuerdo a su primer trabajo, Ángel Belinchón nos presentó otro de los temas nuevos. Muy simpático toda la noche, como es habitual, Ángel nos contaba que ellos tienen una vena heavy muy acusada a pesar de que no llevaban melenas, pero que eso no les impedía reconocer artistas de otros estilos. Por ello, nos contó que “Capitán Veneno” está dedicada a la memoria de Juan Carlos Aragón Becerra, poeta conocido en las chirigotas de Cádiz, fallecido el año pasado a causa de un cáncer. Dando la razón a las palabras de Belinchón, la letra recordando al poeta gaditano se enmarca dentro de uno de los temas más heavies de la carrera de Dry River, de los más cercanos a la parte más dura de Dream Theater.

El concierto estaba llegando a su fin y para cerrar, antes de los bises, estaban reservados los pesos pesados de su repertorio. Quien nunca haya vivido en directo la experiencia que sucede en “Me va a faltar el aire”, no sabe lo que se pierde. Un tema extraordinario, épico y entrañable en el que el público se erige en un ente tan protagonista como el propio grupo. Esta ocasión no fue una excepción, y la interpretación del grupo, rayando la perfección, con la voz de Ángel Belinchón dirigiendo al personal y un público entregado, nos regalaron un momento único y emocionante.

Tras esta sobredosis de emoción, Ángel Belinchón dio la bienvenida al escenario al único invitado que tendríamos en este concierto. Se trataba de Dani Nogués, cantante de la banda de folk-metal Lèpoka. Tanto Dry River como Lèpoka son de Castellón, así que me imagino que el colegueo entre músicos vecinos tendría mucho que ver en su elección. El caso es que, a pesar del buen rollo que se palpaba en el escenario y las ganas de Dani Nogués por agradar al personal, la colaboración no me gustó mucho. Me dio la impresión de que Dani no conocía bien la letra de “Traspasa mi piel”, porque más allá de cantar el estribillo a dos voces con Ángel, su presencia no aportó demasiado a uno de los clásicos con el que se cerraba el concierto.

El grupo se despidió, pero todos sabíamos que iban a volver. Incluso Ángel Belinchón, a su vuelta al escenario, bromeó con el paripé que supone la despedida para volver a hacer bises. El caso es que esta propina significaba que el concierto en sí ya estaba acabando. Y yo tenía curiosidad por saber con qué temas dirían adiós, aunque sabía que quedaban dos temas del nuevo disco por interpretar así que, según lo prometido por Ángel, deberían caer en este momento.

Y efectivamente, el primero fue “Funeral”, un tema alegre con una letra cachonda sobre la vida después de la muerte. Para ello, Fanfi García apareció en el escenario disfrazado de encargado de una funeraria, con bombín y un pequeño ataúd de mano. Durante la interpretación fue tomando medidas con un metro a los integrantes de la banda, se supone que para hacerles el ataúd a medida, tras lo que empezó a traer lápidas para los músicos.  En la parte central del tema, éste se alargó para que Ángel Belinchón procediera con las presentaciones de los integrantes de la banda, pidiendo la complicidad del público para que, a medida que iban siendo presentados, todos coreáramos “eres el mejor, no eres el peor”, todo con muy buen humor.

Seguidamente, Ángel tomó de nuevo su teclado portátil para uno de los temas más “happy” de su repertorio, como es “Irresistible”, para el cual Fanfi García apareció disfrazado y haciendo aerobic con la misma coreografía del videoclip que grabaron en su día, y del cual nos iban mostrando algunas imágenes sombreadas en la pantalla de vídeo posterior. No es de mis temas preferidos de Dry River, pero quedó divertido.

Para terminar, ahora sí, el concierto, nada más adecuado que “Despedida”, que cierra también su último disco. Un tema épico, lento y emotivo, óptimo para cerrar una noche inolvidable con una ovación sincera de todo el público que llenaba la sala.

Si no habéis visto nunca en directo a Dry River, ponedle remedio cuanto antes así que, si actúan lo suficientemente cerca de vuestra localidad, no lo dejéis pasar. Asistiréis a un concierto inolvidable.

Texto y fotos: Santi Fernández “Shan Tee”

 

Puedes leer esta crónica en catalán en El Rock-Òdrom