LA ROCK-A – Domingo 20 de marzo de 2022, Teatro La Latina (Madrid)

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No hace mucho tiempo que empecé a tener noticias de La Rock-A. Por lo que pude ver en mis redes sociales, se trataba de un grupo de versiones formado por algunos músicos conocidos. Esto es habitual, ya que es una forma de matar el gusanillo para músicos a los que la crisis de la música en directo, agobiada por las restricciones de la pandemia, deja poca salida. Por ello, debo reconocer que no puse demasiado interés en ello, ni siquiera cuando mi buen amigo José Martos me recomendó su concierto de presentación. Al final, a última hora, una llamada de su manager Chiqui Bravo me convenció para asistir a su concierto de presentación.

La puesta de largo de LA ROCK-A se programó en lugar y hora poco habituales en el mundo del Rock. Los dos años de pandemia que han hecho reducir al mínimo los conciertos en directo han provocado un “atasco” de grupos deseando tocar, por lo que los locales y horarios habituales no dan abasto para atender a tanta demanda, así que la solución pasa por ampliarlos. Una buena idea para ello son las matinales, algo que era habitual en los ’70 y que a partir de los ’80 cayó en desuso. A mi me parece una opción muy válida, así que me alegré de que este concierto se programara para un domingo a las 12 de la mañana.

El segundo dato poco habitual fue el recinto elegido. Nada menos que el céntrico Teatro La Latina, lugar que se mostró idóneo para dar conciertos, por su comodidad, belleza y óptima acústica. Y, a pesar de lo que opinen los puristas, ver un concierto cómodamente sentado en tu butaca, con visión y sonido perfectos es un lujo que los rockeros que ya tenemos una edad valoramos de forma muy positiva.

Y, hablando de lujos, la formación de LA ROCK-A está compuesta por músicos de un nivel excelso, como pudimos comprobar. A muchos de ellos ya les conocía de otros proyectos y a otros, visto lo visto, debería haberles conocido antes. Como pude comprobar durante el concierto, ninguno de los presentes sobre el escenario bajaba del sobresaliente: Dos grandes cantantes como Luis Rod y Angie Font, dos guitarristas de mucho nivel como Nacho Ruiz (quien además cantó varios temas) y Jean Luis Barragán, más la base rítmica que ha sustentado a Burning los últimos 30 años: Carlos Guardado (bajo) y Kacho Casal (batería). Y, como guinda del pastel, un trío de vientos formado por Tony Molina (trombón y trompeta), Lorenzo Azcona (saxo) y Carlos Chacal (trompeta), quien también hizo sus pinitos al piano, como comentaré posteriormente.

Una vez sentado en mi butaca, comprobé con satisfacción que el teatro ofrecía una entrada cercana al lleno, demostrando que los conciertos matinales son una buena opción si la oferta es de calidad. Avisados por la megafonía del teatro que el concierto iba a comenzar, todo el público se ubicó en sus butacas, se apagaron las luces y comenzó el concierto.

Sin la presencia de los cantantes, salieron a escena los guitarristas Nacho Ruiz y Jean Luis Barragán, el bajista Carlos Guardado y el batería Kacho Casal, abriendo el concierto con la energía de “Hocus Pocus” (Focus), arrancando los primeros aplausos, mientras que el cantante Luis Rod se ponía al frente del escenario y la vocalista Angie Font en la parte posterior, como corista, para enlazar con “Carry On My Wayward Son” (Kansas).

Aquello sonaba de lujo. El sonido, PERFECTO como pocas veces, gracias a la labor de los técnicos y a las bondades sonoras del recinto, mucho más adecuado para la música que la mayoría de las salas a las que estamos acostumbrados. Además, la banda es un lujo, con músicos muy competentes que garantizan una ejecución impecable.

Con el comienzo del concierto ya se habían ganado al público y “The Boys Are Back In Town” (Thin Lizzy) fue la confirmación de que estábamos ante algo especial. Como exige el tema original, el solo de guitarras dobladas fue mágico, ejecutado con maestría por Nacho Ruiz y Jean Luis Barragán. Me llamó la atención la capacidad de Luis Rod para adaptar su voz con éxito a temas compuestos originalmente para cantantes muy diferentes.

Estaba claro que, a nivel de repertorio, la banda iba a lo seguro, con temas de calidad máxima. Esta decisión tiene el riesgo de que siempre se tiende a comparar lo que se ve con el recuerdo de estos clásicos en sus intérpretes originales. Y puedo decir que salieron muy bien parados del envite.

En este momento, la cantante Angie Font, que había estado en segundo plano en el inicio del concierto, tomó protagonismo en el centro del escenario para regalarnos un sentido “Because The Night” (Patti Smith). Hasta ese momento yo no conocía a esta vocalista y su voz me causó muy buena impresión, algo que creció a lo largo del concierto, como comentaré posteriormente.

Por si fuera poco tener dos cantantes de este nivel, Nacho Ruiz también cantó algunos temas del repertorio, demostrando que además de ser un guitarrista extraordinario, está dotado de buena voz. El primer tema que cantó fue el mítico “Layla” de Derek and the Dominos y que siempre ha llevado Eric Clapton en su repertorio en solitario. La versión que La Rock-A subió al escenario fue la original, en eléctrico, lejos de la posterior versión acústica que lleva haciendo Clapton desde hace años. Con respecto al original, no tuvimos la parte final a piano pero a cambio disfrutamos de un magnífico solo doblado por ambos guitarristas.

De nuevo con la voz de Nacho Ruiz como protagonista, el grupo se completó con la inclusión a partir de ese momento de una sección de viento-metal que dio un punto más de frescura a la banda: Tony Molina (trombón y trompeta), Carlos Chacal (trompeta) y Lorenzo Azcona (saxo). Con ellos, pudimos escuchar una espléndida versión de “Hard To Handle”, basada a su vez más en la conocida versión que hicieron The Black Crowes más que en la original de Otis Redding.

Tras ella los cantantes Luis Rod y Angie Font volvieron a tomar el centro del escenario para cantar a dúo la siempre mítica “Move Over” (Janis Joplin), en la que se les notaba como pez en el agua. El público a estas alturas estaba tan entregado que cada canción era recibida con más aplausos.

Tras unos minutos de respiro y bromas entre los músicos, que demostraban el buen rollo que tienen entre ellos, nos ofrecieron un medley dedicado a Jethro Tull, combinando “Aqualung” y “Locomotive Breath”, en el que destacó sobremanera un solo de Lorenzo Azcona con el saxo, tomando el centro del escenario.

De nuevo con ambos cantantes en la parte trasera del escenario para hacer coros, Nacho Ruiz volvió a asumir la voz principal para cantar “Live And Let Die”, más basada en la versión de Guns ‘n Roses que en la original de los Wings de Paul McArtney.

Tras ella, Angie Font tomó de nuevo las riendas vocales para lucirse con “Hit Me With Your Best Shot” (Pat Benatar), con toda la banda volcada, en uno de los momentos más festivos de la noche.

Tras esta eclosión, la mayoría de los músicos abandonaron el escenario y se colocaron unos taburetes para dar paso a un set acústico únicamente con voz y dos guitarras acústicas, con el que tocaron un retazo de “Breathe” (Pink Floyd) para regalarnos después una emotiva versión de “Rocket Man” (Elton John) en la que Luis Rod se lució, cantando con mucho sentimiento.

Cuando yo esperaba más temas en acústico, se retiraron los taburetes, el grupo al completo volvió y Carlos Chacal dejó a un lado la trompeta para sentarse al piano para cantar “El blues del autobús” (Miguel Ríos), otro tema tranquilo y el primero cantado en español, con la voz de Carlos Chacal y el coro de todos los asistentes en el teatro.

Tras este impasse tranquilo, el concierto iba a recobrar la fuerza con “El Límite” de La Frontera. Nacho Ruiz, encargado de cantarla, tuvo un lapsus al presentarla nombrando a La Guardia, lo que provocó el cachondeo del resto del grupo, que se pasó el resto del concierto presentando todos los temas como canciones de La Guardia.

De nuevo entramos en una fase más relajada, con una sentida versión de “Wicked Game” (Chris Isaak) en el que destacó un bonito solo de Carlos Chacal con la trompeta, dando paso a una parte fabulosa del concierto, con un inmenso “Kashmir” (Led Zeppelin), con la banda sonando como un reloj y Luis Rod cantando de forma majestuosa.

Y, cuando yo creía que mi capacidad de asombro estaba cubierta, me encontré con Angie Font bordando “The Great Gig In The Sky” (Pink Floyd), dejándome boquiabierto durante toda su interpretación por su descomunal despliegue de facultades.

Cuando aún me estaba recuperando de las sensaciones de la voz de Angie Font, Luis Rod tomó el turno para ofrecernos una tierna versión de “Solsbury Hill” (Peter Gabriel), de las que te dejan con una sonrisa en el rostro.

El concierto comenzaba a llegar a su fin y La Rock-A puso todo de su parte para que el concierto se convirtiera en una fiesta. Desde el escenario se instó al público a ponerse de pie y disfrutar, y para ello recurrieron a algo que nunca falla: “Rockin All Over The World” (Status Quo), produciendo el efecto deseado, con el público bailando y cantando a placer.

La fiesta continuó con un medley que combinó “Strange Kind Of Woman” y “Black Night”, manteniendo el excelente nivel exhibido en todo el concierto, tanto instrumental como vocal, que degustamos con especial pasión los que tenemos a Deep Purple como uno de nuestros grupos de cabecera.

El concierto iba acercándose a su fin con un festivo “Gimme Shelter” (The Rolling Stones) para cerrar con el que para mí fue el único lunar del concierto. Y es que, con el atenuante de saber que “More Than A Feeling” (Boston) es uno de los temas más difíciles de cantar que se puedan encontrar, la verdad es que Luis Rod no pudo con él, siendo el único momento mejorable del concierto.

La despedida del grupo no fue tal, ya que tras el habitual paripé de “me voy pero vuelvo”, la banda regresó al escenario con una novedad: Kacho Casal no tomó su lugar a la batería, sino que cogió y el micrófono y, tras contarnos que le había traspasado el marrón a un amigo que había ido al concierto, de nombre Íñigo Iribarne, se dispuso a cantaros ese “Mueve tus caderas” que ha estado haciendo con Burning los últimos 30 años, junto al también presente Carlos Guardado. ¿El resultado? Fiesta total, con todo el público puesto en pie bailando y cantando, se volvió loco cuando Kacho Casal y Jean Luis Barragán se bajaron al patio de butacas para tocar junto en el pasillo central, junto a los asistentes.

El final del concierto estuvo a la altura de la gran mañana de domingo que estábamos pasando, ya que al clásico de Burning se le sumó el “Satisfaction” de The Rolling Stones, cuyo final se fue acelerando hasta concluir en el mítico solo doblado de “Free Bird” (Lynyrd Skynyrd), con ambos guitarristas desbocados.

Y fin del concierto. Muchos aplausos, fotos de recuerdo y la sensación de haber presenciado algo muy especial. Un grupo de músicos de primer nivel con unas voces excelentes, un repertorio exquisito y un concierto en un teatro con visibilidad y sonido perfecto ¿qué más se puede pedir? Sólo una cosa: que repitan pronto.

Texto: Santi Fernández “Shan Tee”

Fotos: AMakeda