JUDAS PRIEST + SAVATAGE – Viernes 6 de julio de 2001, Polideportivo Los Alcázares (Murcia)

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Desde que me enteré hace unos meses de que nuestros adorados JUDAS volvían por estas tierras (después de la buena impresión que nos dejaron en su anterior visita presentando el controvertido “Jugulator”), con el aliciente añadido de traerse con ellos a los americanos Savatage, una banda tan infravalorada como desconocida aún por estas latitudes, no podía dejar de contar los días hasta que, finalmente, se dio la cita en la modesta localidad de Los Alcázares, Murcia.

 

Tras una escasa hora y media de viaje (por una recién inaugurada autovía costera que, si bien ahorra camino, no se puede decir lo mismo en el aspecto económico –¡la virgen, cuánto peaje!-) nos plantamos en la citada localidad, donde ya desde un primer momento pudimos ver las estampaciones del nuevo “Demolition” en las camisetas de la peña que pululaba por los aledaños del recinto. Acto seguido (y tras hacernos con las respectivas localidades) nos dimos una vueltecilla de reconocimiento, acabando (cómo no) en un garito “tipical spanish” con… el “Rocka Rolla” a toda hostia! Pues eso, tras unos cuántos litrillos y algún que otro bocata para sentar el estómago nos pusimos rumbo al recinto. Una vez dentro de éste echamos un breve vistazo al entorno mientras que acababan de acondicionar el escenario, donde pudimos comprobar que el merchandising oficial sigue siendo demasiado caro y que hay que seguir echándole un par de huevos para acercarse al bar (y es que había un apartado de apenas un metro para sacar los tickets, que en comparación con la longitud total de la barra resultaba ridículo, con lo que podéis haceros una idea de la aglomeración de personal concentrado en dicho espacio, total para pedir un cochino refrigerio o tentempié).

SAVATAGE

La banda de Jon Oliva no se hizo esperar. La verdad es que no se ha prodigado mucho por estas tierras hasta la fecha, supongo que acompañar a una banda como son Judas Priest les puede abrir muchas puertas de cara al futuro, especialmente en nuestro país, donde no han tenido un reconocimiento mayoritario ni de lejos hasta el momento (puede -y espero- que les suceda lo mismo que a los también americanos Iced Earth, a los cuales ayudó en gran medida acompañar a Blind Guardian en su anterior gira por estas tierras, y este año ya los tenemos aquí -en septiembre concretamente- presentando su propio show).

La banda abrió fuego con “City Beneath The Surface”, tema correspondiente a su ya lejano “The Dungeons Are Calling” (personalmente hubiera preferido otra para abrir, aunque dicen que para gustos…), donde ya desde un primer momento se puede observar lo compenetrado que se encuentra el grupo, transmitiendo una fuerza y una energía sólo propia de los más grandes. Así mismo cabe destacar las últimas incorporaciones, como son el vocalista Damond Jiniya (Diet Of Worms), que parece extraído directamente de los Sisters of Mercy (con un look un tanto siniestro), y el guitarrista Jack Frost (Metalium, Seven Witches), que parecen haberse incorporado sin ningún problema al combo y aportan cada uno su granito de arena para conseguir ese sonido tan característico de Savatage, que esta noche, dicho sea de paso, fue como mínimo impecable.

El grupo continúa con “Strange Wings”, la cual marca uno de los momentos más emotivos de la velada, sin que decaiga para nada la intensidad del show, a la que sigue otro pelotazo como es “Sirens”, otro de los temas fuertes e imprescindibles que no pueden faltar en el set-list. “Of Rage And War” pasa un poco más desapercibida, la cual da paso a uno de los temas pertenecientes al reciente “Poets And Madmen”, “Comissar”, con un Jon Oliva erigiéndose como entero protagonista (tanto en las voces como en los teclados, y es que sobra decir que Mr. Oliva es el alma de Savatage, y una vez más así lo demuestra).

Y llega el turno de lo que es, al menos para mí, uno de los momentos más álgidos de la actuación, “Edge Of Thorns”, todo un temazo que en directo no pierde ni un ápice de fuerza ni de sentimiento, en el que Damond sabe emular perfectamente cada una de las notas que en su día entonara Zackary Stevens. “Wake Of Magellan” y “Dead Winter Dead” sirven tanto de relax como de demostración técnica, y es que se nota y mucho la profesionalidad del grupo y los años que llevan en esto. Por su parte, “Gutter Ballet” y “Chance” vuelven a elevar el clímax hasta lo más alto, en los cuáles se despeja ya toda duda que pudiera existir acerca de cómo sonarían esas atmósferas en directo… Pues cojonudas, doy fe de ello!

Y para acabar, cómo no, un “Hall Of The Mountain King” que desata la histeria de los más fanáticos, todo un broche de oro para tan laureada actuación. Sólo espero que esta visita sirva de antesala o presentación de próximas incursiones en territorio hispano, ya con un set-list más completo y como cabezas de cartel.

Texto: David Fernández “Bubba”

Y llegó la hora de Judas Priest… Sin demasiada parafernalia escénica, salió el quinteto tras una introducción atacando el riff de “Metal Gods”. Todos continúan en su lugar: Tipton a la derecha, con una camiseta de su disco en solitario, “Baptizm of fire”, Downing a la izquierda, Hill en su eterna “baldosa” de la parte posterior derecha y Travis detrás de su inmenso kit de batería (no mucho más grande que de el de Savatage, por cierto). “Ripper” Owens apareció cual Halford en el tour “Fuel for life” subiendo ceremoniosamente las escaleras de la pequeña pasarela situada a cada lado de la batería. Con gesto de arrogante supremacía, vestía una chaqueta larga plateada y parecía el maestro de ceremonias que estaba por encima de todos los allí presentes. Una entrada sensacional, sin duda, que hizo esperar más de lo que luego presenciamos.

Tras esta espectacular puesta en escena inicial, siguieron con “Heading Out To The Highway”, coreada por cada uno de los incondicionales de los Priest que estaban en el recinto. El ritmo del concierto estaba pensado para ir “in crescendo”, pasando de “A Touch Of Evil” a la poderosa “Victim Of Changes”. A partir de este punto, el set comenzó a subir de intensidad de la mano de las dos canciones que esta noche representaron a “Jugulator”: “Blood Stained” y “Burn In Hell”.

Mientras tanto, otro puñado de clásicos iba cayendo según se iba desarrollando el show: el número habitual de Owens preguntando a la gente cual es su nombre antes de arrancar “The Ripper”, la emocionante “The Green Manalishi” o una versión semiacústica de “Diamonds And Rust” que, si cierto es que quedó conmovedora (sonó tal y como aparece en “Live meltdown”), me quedo con la primera grabación que hicieron los Priest de la misma.

Como presentación de “Demolition” escogieron “One On One” y el primer single que ha salido al mercado, “Machine Man”. Éstos fueron recibidos en principio con una calurosa acogida, vista la presentación tan grandilocuente que “Ripper” hizo de los temas, pero se quedaron en eso, la emoción inicial, puesto que, bien fuera por desconocimiento del disco recién estrenado o porque no transmitían ni una pequeña sensación equiparable a la de los clásicos (yo pertenezco al segundo grupo), el público apenas reaccionó.

En la recta final “Ripper” apareció subido en la moto para dar paso a “Painkiller”, una de las más celebradas de la velada. Otras que no faltaron a la cita de los bises fueron “Living After Midnight”“Electric Eye” (precedida por la intro “The Hellion”, pregrabada al igual que hicieran en la gira de 1998) y “You’ve Got Another Thing Comin’”. Las estrellas de esta última parte fueron “United”, rescatada para este tour y todo un acierto por ser uno de los himnos de “British steel”, y “Hell Bent For Leather”, con la que dieron por finalizada su actuación y donde el grupo desató toda la energía que parecía hacer estado conteniendo durante la hora y pico anterior.

Judas Priest dieron un espectáculo más que correcto y se pudo apreciar la buena conexión que hay entre ellos, sobre todo entre “Ripper” y Tipton, que bromeaban continuamente y se les veía disfrutar (la cara de felicidad que Tipton lució casi permanentemente así lo atestiguaba). Otro detalle que me llamó la atención fue que Downing no hizo ninguno de los solos, encargándose únicamente de la rítmica y pasándole a Tipton todo el peso solista. En cuanto a la voz de “Ripper”, sigue en un estado de forma envidiable. A aquellos que no le habían escuchado en vivo los dejó estupefactos (a pesar de las dudas que en el comienzo suscitó el uso constante del reverb) y a estas alturas ponerle alguna pega al joven frontman de Judas por esta razón es una estupidez ya que llega a los tonos de su mentor, Rob Halford, con el mínimo esfuerzo.

Por otro lado, encontré tres grandes peros. En primer lugar, aún siendo consciente de lo pronto que es para hacer ningún comentario, los temas nuevos no me dijeron nada y al lado del resto del set list perdían muchos enteros. En segundo lugar, la entrega de la banda no fue en absoluto total. Es de esperar que el tour de “Demolition” vuelva a pasar por Europa porque con tan sólo dos temas del mismo en el set y el grupo en una actitud más bien de reserva es de extrañar que no echaran el resto como en la anterior gira. Por último, “Ripper” Owens es un excelente cantante y tiene una personalidad y carácter propios que hacen de él un valor seguro que dará que hablar en un futuro en el mundo del heavy metal. Sin embargo, el carisma que posee no llega a ser en ningún momento asimilable al del “Metal God” Halford y, aunque haya que reconocer que es un sustituto muy digno, no llena el escenario de la misma forma. Desde luego, haciendo memoria con los conciertos de Iron Maiden durante la etapa Blaze, “Ripper” se sobra para cantar los viejos temas de Judas Priest (cosa que no ocurría con Bailey cuando hacía lo propio con los de Dickinson) pero carece de la estrella que se les supone a los frontmen de estos grandes grupos. Igual es tan sólo cuestión de tiempo pero, después de haberlo visto en las dos giras que ha realizado junto a los Priest y comparado con las últimas descargas de Halford, la diferencia se hace más que notable.

Del concierto me quedo con el comienzo magnánimo de “Metal Gods” y “Hell bent for leather”, en donde sí reconocí a la gran banda que Judas Priest deben ser.

Texto: J.A. Puerta