OVERLIFE – Sábado 19 de enero de 2002, Sala Ritmo & Compás (Madrid)

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Llegamos a eso de las 9 a la sala, puesto que nos habían dicho que los Tragedy empezarían a las 20’00h., pero cuando allí entramos sólo había cuatro gatos tomándose una cerveza y escuchando la prueba de sonido. Así que nos fuimos a tomar unas cervecillas (ya que el presupuesto no suele dar para coger el puntillo en una de esas salas…). Cuando volvimos, a los Tragedy les quedaban dos o tres canciones (“¡Joder!”, pensé, “otra vez me he perdido a los teloneros”). Fuentes fiables (el portero) me confiaron que habían empezado a las 21’30h. y ya eran las 22’10h. Justo a tiempo para oír la versión de Maiden “Hallowed Be Thy Name”. El grupo no sonaba mal, pero la voz tenía rachas. Había momentos en que te parecía que era muy bueno, pero otros sonaba demasiado estridente, incluso podía llegar a molestar. El resto del grupo estuvo bien, aunque técnicamente no me parecieron nada del otro mundo.

Acabaron los Tragedy y pusieron la musiquita de rigor entre grupo y grupo. Empezaba la desesperación, porque entre que no les había visto nunca y lo que tardaron… Y es que no tengo perdón, que sean de Alicante como yo y no haber ido a verles nunca. Lo cierto es que en el propio Alicante no han tocado nunca, pero según Javier Martínez (guitarrista), tienen pensado algún conciertillo en la Stereo. Ya veremos…

A las 23’00h. comenzó a sonar la intro y fueron bajando todos menos Johnny y colocándose de espaldas al público. Cuando comenzó la canción, se dieron todos la vuelta al unísono y apareció Johnny gritando “In The Shadow” y animando al público, el cual respondió mejor de lo que yo me esperaba. La sala estaba llena y la gente bastante animada. La verdad es que la acústica era bastante buena (bastante mejor, al menos, que la de otras salas madrileñas en las que he estado) y eso contribuyó a que sonaran mucho más potentes si cabe. Tras esta contundente entrada enlazaron el primer tema con “Sleepers” (que también le sigue en el disco), en la que pudimos observar el carácter de “más-heavy-que-el-viento” del bajista, Roberto Bonus. ¡Menudo inicio de concierto! Toda una genial mezcla de caña y calidad, en la que destaqué un solo de Javier Marco que, con su guitarra a colorines, nos dejó a todos flipaos.

Tras esta canción hicieron un inciso para dedicar el concierto al grupo de jóvenes metaleros que fallecieron estas navidades al incendiarse su local de ensayo: Santuario, lo cual me pareció un acto muy bonito y muy legal por su parte.

Tras esta emotiva dedicatoria, comenzó un melodioso trío de guitarra, teclado y batería que abrió paso a la mítica “Víctimas del holocausto” (sí, sí, ¡en español!). Esta era la gran prueba que, para mí, tenía que pasar Johnny. Personalmente me gusta mucho su voz, así rasgada y muy personal, pero hay que reconocer que no tiene la potencia y los agudos de Leandro. Aun así, tampoco estuvo mal, no os vayáis a creer, que al final pegó un grito que nos dejó a todos boquiabiertos. La canción empezó lentita y alcanzó una caña increíble, donde pudimos observar la calidad de Fabricio Carlotta (batería). Me gustaron mucho los coros de esta canción y los pedazo de solos que se marcó Javier Martínez. El tema fue muy largo, para el disfrute y deleite de los allí presentes, puesto que fue acojonante además de emotivo. Tras este torbellino, descansaron un poquito con la lenta y progresiva “Dream My Friend Dream”, con su preciosa intro y de la que disfruté mucho con los coros, que quedaron bastante bien. Luego comenzó la parte potente que fue la caña. Lenta y potente, guitarras preciosas y muy heavies. Perfecto. Tras esta balada dieron paso a la que le sigue en el disco: “Freedom”. Cañera y progresiva donde las haya. Una canción muy buena técnicamente hablando, donde mezclan perfectamente velocidad y virtuosismo, además de los cambios de ritmo y melodías. En esta canción vimos a sus seguidores incondicionales en primera fila dejándose la garganta con el estribillo. Aluciné con el solo de Javier Martínez. Al acabar la canción, Javi hizo un inciso para comunicar que había algo desenchufado. “Paranoias de los músicos”, pensé yo, porque había sonado cojonudo. Dieron paso después a “Under God’s Blinded Eyes”, donde una vez más dejaron constancia de su calidad como músicos.

Eran las 23’45 y Sergio nos sorprende con un psicodélico solo, que recibe miles de aplausos. Después comienza con algo más melancólico y de repente sale Javier Martínez, se sienta al borde del escenario, ¡y se pone a cantar! No me lo esperaba, la verdad. Era una versión de Dream Theater, su banda favorita. A mitad de la canción salió Johnny a cantar con él, haciendo coros y alternando las voces. Fue realmente bonito. Y cuando se pusieron ambos a cantar de rodillas en el suelo, ¡pelos de punta! Joder lo que valen… Al terminar, y para hacer un descanso tras la trabajosa versión, Johnny nos hizo corear con él el estribillo de “Pret-â-Porter”. Sabéis el que os digo, ¿no? Y luego nos enseñó el estribillo de la siguiente canción: “The Last Mártyr” ¡Pero en español también! Yo sé de más de uno que le recordó a sus viejos tiempos, cuando escuchaba esta canción en las maquetas cantadas por Leandro… ¡Qué morriña! Sonó increíble, muy cañera y muy fresca. Entonces aquí hicieron un “remix”, donde Fabricio nos demostró su velocidad y virtuosismo a la batería (lo cual el público aplaudió acaloradamente) y nos dejaron pasmados con “Eclipse”, con su calidad, para volver con el final de “El último mártir”. Este parecía el final de un gran concierto. Johnny dio las gracias al público y a algunos medios de comunicación (entre los que, por cierto, el Sentinel no estaba…”uhmmm”). Pero no acabó ahí la cosa, sino que para terminar de dar caña, nos regalaron un “A Brave New World” de nuestros queridísimos Maiden. La gente empezó a botar como una loca y a cantar como posesa. La canción se convirtió en una fiesta, puesto que salieron a acompañar a Johnny el cantante de Tragedy y el nuevo cantante de Beethoven R., Kiko Hagall (¡por fin le oigo cantar! ¡Y lo hace de puta madre!).

00’30h. Ese sí que fue el final de un gran concierto. Desgraciadamente para mí no tocaron dos de mis canciones favoritas: “My last song” y “Riding through my mind”, pero la verdad es que no me puedo quejar. A modo de valoración general puedo decir que se estregaron al público, que el público también respondió bien, teniendo en cuenta que es un estilo complejo y que cantan en inglés, lo cual muchas veces es una barrera… Otra cosa que me gustaría comentar es que la voz en directo decepciona un poco. No sé si lo que le falta es potencia o qué, pero aunque no estuvo mal, desde luego no fue lo mejor del grupo. Aun así, si me quedaba alguna duda sobre la calidad de estos chicos, tras verlos en directo, puedo confirmar que son muy buenos y que espero que tengan muchísima suerte, porque se lo merecen.

Texto: Clara González Lobo (Kiky)