25º ANIVERSARIO PROGRAMA DISCO CROSS – Sabado 16 de febrero de 2002, Palacio de Vistalegre (Madrid)

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Salgo del cole con una resaca de espanto (eso de haber terminado los exámenes.. jeje). Miro el reloj, ¡las 16’30! ¡Llego tarde! En fin, intento tomármelo con calma pues, aunque soy joven, mi cuerpo no da para más… Nadie por la calle. Bueno, una pareja de ancianos y una “jebi” con cara de hecha polvo, minifaldera, botas bestias y chupa de cuero (¿creéis que son horas de ir así vestida? Por las miradas de las monjas del cole, yo diría que no…) Me dirijo hacia Carabanchel para empezar la “juerguecilla” y poder ver a la Bon Scott Band un poquito animada ya. Por supuesto, la libretita, el boli y la cámara de fotos en el saco.

Llego al barrio castizo de Madrid y admiro cómo las calles se han vestido de cuero y metal. Mis colegas y yo decidimos pillar unos litrillos en unos chinos y ponernos a las puertas del Palacio de Vistalegre a esperar. Cuál fue mi sorpresa cuando vi que la cola para entrar daba la vuelta a la manzana!!. “Entraremos después”, pensamos. Y nos dedicamos a observar el ambientillo. Desde heavies de pantalón ancho y sudadera de Mago de Oz hasta el “sector flecos”, y un desfile de famoseo y prensa. Gente de Ñu, de Beethoven R. y “superperiodistas” como Santiago Barnuevo o Paco Fernández.

Para mi desgracia, escucho que ya han empezado la BON SCOTT BAND. Joder, si es que siempre me pasa lo mismo! Eran las 18’30 y ya estaban metiendo caña con “Hard As A Rock”. Era la primera vez que los veía y la verdad es que me llevé una grata sorpresa. El cantante iba más que sobrado y los músicos, otro tanto. Sin parar de moverse por el escenario, le metieron una caña tremenda al público, el cuál respondía de una forma entregadísima. Con Angus Young haciendo de las suyas, nos deleitaron con temas de la talla de “If You Want Blood”“Stiff Upper Lip” y, cómo no, la venerada “Highway To Hell”. La verdad es que se hicieron querer. Además, hablando con gente que ya los había visto varias veces me confirmaron que siempre tocaban y sonaban igual de bien. Mi más sincera enhorabuena.

A las 19’10 acabó la dosis de AC/DC y apareció el anfitrión de la fiesta: Mariano García. Hizo los agradecimientos propios y comenzó a poner música como si de uno de sus programas se tratase. Así que, secos como las mojamas, nos tocó esperar a los Primal Fear. Y digo lo de secos porque me parece una pasada y una falta de solidaridad tremenda que, después de haber tenido que pagar 30 € por entrar, tuviéramos que aguantar que los litros de calimocho y cerveza estuvieran a 7 € y los de whiskey a 13 €.

A las 20’45 comenzaron a sonar los PRIMAL FEAR. Entraron con una caña acojonante. Sorprendentemente tuvieron peor sonido que La Bon Scott Band. No sé qué pasaría… Pero de todas formas fueron bestiales. La gente estaba como loca dejándose las cervicales y la garganta (porque hay que ver cómo canta el pavo!). Tocaron temas como “Angel In black”, “Fight The Fire”“Final Embrace”“Play To Kill”“Silver And Gold” o “Chainbreaker”. Y la verdad es que, sintiéndolo mucho, no os puedo contar mucho más, puesto que tuve que resolver unos “asuntillos” y no pude atender todo lo que hubiera querido al concierto…

A las 20’45 (¡¡¿¿Sólo una hora??!!) acabaron los Primal Fear (que, por cierto, luego me topé con uno de los organizadores y me comentaron que fueron muy estúpidos y se portaron muy mal con ellos…) y salió de nuevo Mariano García (cada vez más tostadito) y con él salió el crack del Heavy Metal nacional: Óscar de Lujuria. Con su locuacidad y simpatía nos hizo pasar un buen rato. Insultó al Estado lo que tuvo que insultar (entre otras cosas por lo del botellón) y ensalzó el sexo lo que ya se sabe… Un showman, en su línea.

Y llegó el turno de una de las bandas más esperadas de aquella noche: TIERRA SANTA. También estos riojanos que tanto han triunfado en Alemania (o eso dicen) quisieron felicitar a Mariano García por su 25 aniversario. Eran las 21:15 y estallaron con “La ciudad secreta”. Todos los que allí estábamos (que cada vez éramos más) comenzamos a pegar botes y a levantar los puños (hay que ver cómo me emocionan esas cosas…). Prácticamente todas las canciones sonaron como himnos: “Corazón de leyenda” (tan coreada durante todo el concierto por mi amigo Paco), “Sodoma y Gomorra”“Juana de Arco” (una de mis favoritas), la veloz “Caballo de Troya”“Laberinto del Minotauro”, que por cierto, me encantó, sonó como muy hard-rockera. Continuaron con la aclamada “Sangre de Reyes”, la cual da nombre a su último álbum y triunfó más que la Coca-Cola, así como “La sombra de la bestia”, que me pareció una pedazo de canción. En este momento aluciné. Al son de las notas y un juego de luces bastante currado, ¡¡¡los Tierra Santa empezaron a moverse como locos!!! No es por nada, pero siempre les he visto muy sosos en directo y he podido comprobar que de algo les ha servido ir a Europa, pues se desenvuelven un poco mejor. El bajista moviéndose a lo Jason Newsted y el cantante y el otro guitarra de un lado al otro del escenario moviendo las greñas. Sorprendente. Y a partir de ahí llegó el in crescento apoteósico hacia el primer final. Cuando sonaron las primeras notas de “Séptima estrella” la gente se volvió loca (y me incluyo yo). Aunque con algunos fallos de tempo debido a la velocidad, fue la bomba. Le siguió “Mi tierra”, canción que dedicaron muy especialmente a La Rioja. Y por último dedicaron a Mariano García su última canción: “El bastón del Diablo” (¿Le estarían llamando viejo? J) Fue preciosa, con un final muy guapo y una entrega total del público. Soltaron un “hasta siempre” bastante poco creíble, así que todos sabíamos que volverían. Y con el público aún coreando su nombre, los Tierra Santa volvieron para lo que prometía ser una apoteosis final: “Tierra de leyenda”“Drácula” “Legendario”, ¿qué más se puede pedir? Lo más. Yo reconozco que no son un grupo que sea técnicamente perfecto, ni muy originales, todo sea dicho, pero lo que hacen lo hacen bien, tienen mucha caña y sus temas mueven mucho a la peña. Y eso es lo que se necesita para triunfar como han hecho estos chicos.

A las 22’20 ya estaba otra vez el Mariano (cada vez estaba menos…jeje) hablando por los codos y poniendo música. Yo ya estaba harta de estar pegando botes sin probar ni una gota, así que aproveché que tocaba ROSENDO (que no es la juerga en persona, que digamos) para subir a las gradas. Se veía de puta madre, además de poder ver a toda la peña botando y moviéndose. Lo malo es que se oía peor, con más eco. Rosendo empezó a tocar a las 22’45 y terminó a las 00’00. Volví a disfrutar de ese aire macarra y “rockanrolero” que da Rosendo sólo con su presecia y me cercioré una vez más de lo bueno que es el batería. Temas como “Entre las cejas”“Cucarachas” o “Como el pico de un colchón” hicieron cantar y moverse a todos los allí presentes. No sé, tuvo más ovación de la que me esperaba. Supongo que aún no confío mucho en la apertura de mente de los heavies. Cómo no, cerró con temas como “Borrachuzos”“Pan de higo” y “Agradecido”.

Y tras tres cuartos de hora de espera, llegó el momento más esperado de la noche: MAGO DE OZ. Yo aluciné cómo había gente que estaba entrando al palacio media hora antes de que empezaran ellos. ¡Pagar 30 € sólo para ver a Mago! ¡Eso sí que es devoción…! Comenzó a sonar la ya tan conocida intro del “Finisterra” (“Dicen que de todos los animales…”). Y sorprendieron con el “Santo Grial”. Entrada fuerte, ¿eh? Lo único que acusé fue un sonido un poco malo, así como la voz de José, que no se oía demasiado. Por si no fuera ya una buena entrada, continuaron con “Molinos de viento”, que aunque el sonido no mejoraba, fue toda una revolución. Y después “El que quiera entender que entienda”. Bueno, yo estaba alucinando en colores. Y aluciné aún más con las dos siguientes: “El lago” y “Satania”. La primera fue emocionante, a lo cual ayudó mucho la mejora de sonido y la segunda fue euforia colectiva (pero no hubo suerte, Txus no hizo el doble bombo…). Cuando ya estaba sudando y creyendo que nada podía mejorar aquello, me di cuenta de que la fiesta no había hecho más que empezar. José dio paso a José Carlos Molina (Ñu). Salió con sus mallas y su flauta, ovacionado por el público. Es increíble el amor que le tiene la gente, y es que es todo un símbolo en el rock español. Tocaron “No hay ningún loco” y la verdad es que estuvo muy bien. Después tocaron una de mis favoritas, “Jesús de Chamberí”, seguida de “Hasta que el cuerpo aguante”, que sonó cojonuda. (No salió Pacho!!!). Y para no parar de sorprender, siguieron con “El hijo del blues”. Fue muy gracioso, porque a mitad del tema José nos hizo agacharnos a todos y después levantarnos. ¡Y toda la peña lo hizo! Si es que lo que no consiga Mago no lo consigue nadie. Llegaron los segundos invitados de la noche: Óscar de Lujuria y Juan Carlos de Boicot. ¡Madre mía la “tajá” que llevaban los dos! Empezaron a tocar “Resacosix en Hispania” (no sé por qué, no me extraña nada…). Bebiendo Larios a palo seco hicieron pegar botes a todo el recinto. Luego Óscar, haciendo de las suyas, sacó una polla de plástico y empezó a metérsela en la boca y por detrás a todos los allí presentes. Si es que no tiene remedio… A continuación sonó “Maritormes”, junto con una explosión de fuegos, seguida de “El fin del camino”. Y llegó uno de los mejores momentos del concierto (en mi opinión). Apareció Julio Castejón (Asfalto) para cantar y tocar la guitarra en “Más que una intención”. Fue muy emotivo, sobre todo la parte lenta. Sólo que me dio un poco de pena que mucha gente no se sabía la canción y estaba muy parada. Pero para mí fue la hostia. Tras este sorpresón, tocaron “Noche toledana” y “Santa Compaña”. Y luego, más sorpresas. Salió Sílver de Muro (qué majete que es el tío, coño…) a cantar “El Señor de los Gramillos” con la ocurrencia de tirar una papela gigante llena de polvo blanco. La verdad es que fue un puntazo y la canción, la leche. Tras esto, llegó el momento cumbre del concierto. Tocaron “Mago de Oz”, todo lo que tuvo de larga lo tuvo de preciosa. Hincharon la bruja, Mohamed hizo unos solos que nos dejaron boquiabiertos y José, más de lo mismo con su voz. Vale que yo soy demasiado sentimental, pero me emocioné. En serio, se me saltaron las lágrimas!!! Yo sabía que el concierto iba a ser especial, pero tanto??!! Tras un semi-final, volvieron para felicitar a Mariano García y le regalaron una placa (la cual Mariano tiró al suelo de lo ciego que iba…). Fue muy gracioso ver cómo José intentaba cogerle el micro a Mariano para continuar con el concierto y éste no se callaba ni con polvorones. Y entonces apareció Leo (Saratoga) y cantaron a dúo “Neon Nights” de Black Sabbath, canción que suena siempre en los anuncios del Disco Cross y que estuvo sonando toda la noche después de cada concierto. Personalmente no me gustó mucho la versión, las voces no conjuntaban muy bien, pero fue un puntazo y después de todo lo impresionante que había sido el concierto, ya no me importaba… Y para terminar, con un par de huevos dada la sarta de comentarios que se oyen últimamente, tocaron la “Fiesta pagana”. Pensé que iba a ser peor, la verdad. Después de todo lo que había oído pensé que les iban a abuchear o algo así. Pero nada más lejos de la realidad. La gente pegando botes y terminando la juerga como Dios manda. Además, no faltó el hombre-polla haciendo el gamba por el escenario.

Eran las 3 de la mañana y había terminado uno de los conciertos más especiales que he visto últimamente. Salí eufórica (además de afónica…) y realmente emocionada.

Eché de menos a los Beethoven R., puesto que estaban anunciados como invitados. Luego tuve la posibilidad de hablar con ellos y me contaron que Txus no les había llamado al final para salir. Además, se tiraron como dos horas en la puerta del palacio porque habían desaparecido de la lista de invitados. Un poco sospechoso me resultó eso, pero bueno… Yo no opino porque no sé realmente lo que pasó.

Y ahí terminó la cosa (aunque no la noche…). La peña cogió taxis, coches o lo que pudo y se piraron. Unos a casa, otros a Vallekas, pero os aseguro que todos a buscar algo de beber… En el Excalibur todo fue como se esperaba. Lleno hasta los topes y plagado de famosillos ciegos como topos… Bueno, la verdad es que todos íbamos igual… La noche estuvo muy bien y aunque dolió pagar 30 € (pues el señor Mariano García no nos quiso dar acreditación) mereció la pena.

Texto: Clara González Lobo (Kiky)