Hace unas semanas me contactó el master de The Sentinel ofreciéndome la posibilidad de reseñar este disco de Deriva. “Es instrumental”, me dijo. “Aparece un tema en el programa de Radio The Sentinel de esta semana”. Escuché dicho tema y di mi okey, no sin temer que el disco completo pudiera no convencerme del todo. Unos cuantos días después, recibí el CD en mi casa y, unas decenas de escuchas después me dispongo a escribir esto que estás leyendo. Antes de verter aquí mi opinión sobre lo escuchado, dejadme que comente algo que creo que es importante y que, sin embargo, encuentro que se deja de lado en demasiadas ocasiones. Cuando me propongo reseñar un disco, hay algo que sistemáticamente hago antes de ponerme a teclear: buscar información sobre el grupo o sobre el disco mismo para, de esa manera, ampliar los puntos de anclaje sobre los que sustentar la reseña. Hay veces en que, si el grupo es más o menos conocido por mí, la información contenida en el libreto del CD o en la hoja promo, sumada a la que puedo encontrar por internet, me proporciona herramientas muy útiles a la hora de ponerme a escribir.
A pesar de que he recibido muy recientemente un dosier en pdf, en el disco no aparece ningún tipo de información: ¿dónde se grabó? ¿cuándo? ¿quiénes son los miembros del grupo? ¿tienen página web o sitio en internet? ¿Es su primer disco? Sólo aparece su dirección de correo electrónico, nada más. Si no llega a ser por el pdf de última hora, no habría sabido que Deriva lo conforman Minchy y Muñi a las guitarras, Álvaro a la batería y Yago al bajo. No habría sabido que son de Madrid, no habría sabido que este es su primer disco y, lo más grave, habría podido confundirlos perfectamente con otro grupo llamado Deriva, que también practica metal progresivo instrumental, que es de la ciudad de Soria y que sacó un disco en 2012 llamado “Eclepsys”.
Pues bien, estas cosas hay que cuidarlas un pelín más. No tanto por mí, que total… sino sobre todo por el grupo. En unas circunstancias como las actuales, donde darse a conocer y destacar entre tantísima maraña es harto complicado, facilitar el que te puedan reconocer y encontrar es fundamental para ampliar el abanico de posibilidades. Luego el tiempo dirá, por supuesto, pero más aún cuando el material es tan interesante como el que aparece en este disco debut de los madrileños, es una pena que no se cuiden estas cosas suficientemente.
Y sí, como acabo de escribir un par de líneas más arriba, este disco es muy interesante, entretenido, variado y lleno de regalos sonoros. Al principio de la reseña escribía que tenía cierto temor cuando se me ofreció la posibilidad de reseñarlo debido, básicamente, a que en alguna ocasión he tenido la sensación con otros discos instrumentales de que tras una o dos canciones, el resto eran más de lo mismo. ¡Cómo me gusta tener que desmentirme! Cada una de las canciones del debut de Deriva tiene, manteniendo un cuerpo sólido en todas ellas, enfoques dispares para resultados distintos pero siempre agradables. En Deriva no encontraréis un disco instrumental a lo Tony Macalpine porque, entre otras cosas, no es el disco de un guitar-hero ni nada por el estilo. Tampoco encontraréis “la instrumental” que pudiera aparecer en un disco heavy de toda la vida, a lo “Losfer Words” de los Iron Maiden o un “Buenos Aires” de Barón Rojo. No. Deriva pretende otra cosa. Sí que ,debido a la complejidad compositiva de los temas y al buen hacer de los instrumentistas, podríamos englobarlos dentro de lo que viene a llamarse Rock o Metal Progresivo y, aunque a algunos podría veniros a la cabeza Rush o Dream Theater, tampoco creo que eso nos acerque con certeza a lo que Deriva nos ofrecen en sus 44 minutos de música repartidos en 8 cortes.
Me resulta difícil, e incluso forzado, destacar algún corte por encima de los demás, ya que entiendo este CD de Deriva más como una obra completa dividida en 8 partes que un disco con 8 canciones distintas. Imaginaos, más bien, la banda sonora de una película. ¿Cuál? Pues en el fondo la que vosotros queráis. O, más que una película, mejor que os imaginéis escenas de películas o momentos de vuestra novela favorita. Cada una de las ocho partes de este debut de Deriva podría ser la banda sonora de un momento, de un instante. Al no haber melodías vocales y por la estructura de las canciones, al final cada uno puede imaginarse un contexto diferente para cada uno de los temas. Este es un disco más de sentarse a escucharlo un domingo a media mañana que de oírlo el viernes por la noche, supongo que ya me captáis. Más de concierto en un teatro, sentado, que de camino al trabajo en el metro abarrotado de gente. No obstante, no quiero dar a entender que este sea un disco “tranquilo”, no va de eso, ya que tiene momentos y canciones bien contundentes, pesadas y veloces, pero siempre bien mezclado con medios tiempos y detalles cristalinos que, seguro, harán disfrutar a aquellos que estén dispuestos a dedicar 44 minutos ininterrumpidos de su tiempo a una obra que, completa, llega mucho más lejos que si sólo se consume a sorbitos. ¡Mi enhorabuena!
Jebimetal