RATA BLANCA + WALTER GIARDINO’S TEMPLE – Viernes 1 de diciembre de 2017, sala Razzmatazz 2 (Barcelona)

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Viernes 1 de diciembre. En Barcelona, la ola de frío polar acaba de asentarse haciendo bajar las temperaturas bastante por debajo de lo que tenemos costumbre por aquí incluso en pleno invierno. ¿Qué mejor remedio contra el frío que una buena sesión de rock duro para entrar en calor? Si, además, el cartel no sólo promete sino que cumple las expectativas creadas, el resultado será plenamente satisfactorio.

En esta ocasión el cartel estaba compuesto por TEMPLE (o, más específicamente, WALTER GIARDINO’S TEMPLE) y RATA BLANCA. Antes de ponerme propiamente con la crónica del concierto, me gustaría hacer un poco de repaso histórico para ponernos en contexto: Temple fue el proyecto que Walter lanzó tras la disolución a finales de 1997 de Rata Blanca. Los Rata sufrieron, como tantas y tantas bandas de rock/heavy clásico, “el desastre” de mediados de la década de 1990. Tras la salida del vocalista Adrián Barilari, Rata Blanca se reinventó con “Entre el Cielo y el Infierno” (1994), yendo hacia derroteros “más modernos”, haciendo un disco de metal alejado del sonido “blackmoriano” que tan merecido reconocimiento les dio. Tras eso, un nuevo giro estilístico y de vocalista les lleva a editar “VII” en 1997, disco bastante más cercano al AOR, denostado por gran parte de los fans “de toda la vida”, que fue un fracaso comercial en toda regla y que supuso el fin (momentáneo) de la legendaria banda argentina. Es entonces cuando Walter se embarca en Temple, proyecto personal que recupera en buena medida ese estilo y que perfectamente podríamos identificar con los Rata Blanca previos a “Entre el Cielo y el Infierno”. Temple tuvo corta vida, tan sólo un disco homónimo, ya que poco después Rata Blanca renacía con la reincorporación de Adrián a sus filas y la edición del recopilatorio “Grandes Canciones” (en el que no hay ninguna canción de sus discos de 1994 y 1997) que les puso de nuevo en la palestra… y hasta hoy. Sacando cuatro buenos discos de estudio en los que han sabido recuperar y plasmar la esencia musical que los catapultó a la fama (sobre todo en Argentina) hace ya tres décadas.

Realizado el contexto previo, vamos a la crónica del concierto. Salí pitando del curro y llegué a la sala mediana de Razzmatazz justo cuando “Temple” rompían a tocar. ¿Por qué uso las comillas para referirme a Temple? Sencillamente porque quienes estaban sobre el escenario eran los mismísimos Rata Blanca quienes, en la práctica, hicieron doble concierto. Ahora bien, el encargado de las voces no era aún Adrián Barilari, sino Ronnie Romero, el excelente cantante chileno al que conocí por ser la voz del primer disco de Santelmo y actualmente cantante de Lords of Black y ¿Rainbow?, además de colaborador en numerosos proyectos. El concierto de Temple fue un compendio de canciones de su disco de 1998 más una buena cantidad de versiones (puede que incluso más de la mitad) con Rainbow, Deep Purple y Black Sabbath como protagonistas de las mismas. La excelencia con la que los protagonistas, Ronnie y Walter, tocan sus instrumentos sumado a la magnífica base rítmica y esos teclados a lo Hammond, dieron como resultado un animadísimo show que toda la sala disfrutó.

Durante la pausa de rigor, un poco más larga de lo habitual para que los músicos pudieran descansar y estar a punto con Rata Blanca, aprovechamos nosotros para echar la meadita, el pitillo (bien abrigados), comentar el concierto vivido sin necesidad de gritar y recargar el vaso de cerveza. Quise comprar en ese momento el último disco de los Rata, “Tormenta eléctrica”, y no hubo manera. ¿Sabéis por qué? No fue porque hubiese larguísimas colas de gente intentando hacerse con el CD y no me diese tiempo, nada de eso. Fue porque ¡no lo vendían! No había nada de nada. No vendían ni discos, ni camisetas ni una mísera chapita para la chupa. Res de res que decimos aquí. O si había un puesto, ni lo supe encontrar ni nadie a quien pregunté (barra, técnico de mesa…) tenía ni idea del asunto. Por lo que sé, este último LP es totalmente autoeditado y distribuido por el grupo, con lo cual se hace complicado adquirirlo. De hecho, en la misma web del grupo, el enlace a “la tienda” lleva a página de error, con lo que mis esperanzas de salir de Razzmatazz 2 con el disco en mis manos quedaron en agua de borrajas. Desde mi punto de vista, es incomprensible que, dadas las circunstancias actuales en lo que a venta de música grabada se refiere, no hubiera posibilidad de comprar el disco in situ.

Pero sigamos con la crónica. Tras la pausa y un pequeño cambio de vestuario, salieron “de nuevo” los Rata Blanca a las tablas, esta vez con un motivado y comunicador Adrián dirigiendo el cotarro. ¡Qué magnífico estado de forma conserva este hombre! Abrieron con “Los chicos quieren rock” de su último disco que, por cierto, tiene ya dos añitos pero aún siguen presentando allá por donde van. Había ganas de Rata. Exceptuando su actuación en el Rock Fest de 2016, hacía ya un buen puñado de años que no pasaban por aquí con un show propio. Las ganas que tenía el público de verlos (con numerosa presencia de seguidores argentinos entre la audiencia) sumado al empuje que la banda aportó durante toda su actuación, dieron como resultado un muy buen concierto. Reconozco que siento cierta debilidad por Walter Giardino, ¡qué placer, qué disfrute ver tocar la guitarra a este tío! Como el lector presupondrá, a pesar de que “la excusa” para la celebración del concierto fuese presentar por primera vez en tierras catalanas “Tormenta eléctrica”, sólo tocaron tres o cuatro canciones de este último disco, siendo el protagonismo esperado para muchos de sus mejores clásicos. “Chico callejero”, “El sueño de la gitana” o “Guerrero del arco iris”, sonaron y sonaron bien. Una pena, para mí, que no cayera ningún tema de “El camino del fuego” (2002), un disco que me encanta y que fue el primero tras su reunión al inicio del presente milenio. Cerraron, cómo no, con “Mujer amante” y “La leyenda del hada y el mago”, dejando un magnífico sabor de boca en quien esto escribe y quienes me acompañaron.

Se despidieron entre sonrisas y con Ronnie Romero de nuevo saludando desde el escenario, con el público coreando “Rata, Rata”, en una fría noche en las calles barcelonesas pero con el agradable calor interior que se te queda tras un buen concierto de rock and roll. Que tornin aviat! ¡Que vuelvan pronto!

Texto: Jebimetal

Fotos: Jebimetal & Albert