BANZAI “Duro y potente” (1984)

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Salvador Domínguez ya era en 1982 un reputado guitarrista. En los ’60 y ’70 había formado parte de los grupos pioneros Blue Bar, Cerebrum, Bananas, Pekenikes y Los Canarios y ya tenía un par de discos en solitario. Incluso durante un breve período de tiempo formó en los ingleses Tygers of Pan Tang. En ese año ’82 fue reclutado por Miguel Ríos como miembro de la mega-banda que el “panadero” tenía en esa, su época más rockera, de donde salió el superventas “Rock & Ríos”. En ese histórico álbum en directo aparecía una canción, de las más duras del disco, llamada “Banzai”, compuesta por el espigado guitarrista.

Aprovechando el tirón popular de la canción, Salvador montó su propio grupo llamado precisamente Banzai para intentar hacerse un hueco en la creciente escena metálica española, donde ya Barón Rojo y Obús gozaban de notable éxito.

Reclutó a Valentín del Moral “el Chino” (voz), Carlos Vázquez “Tibu” (bajo), Juan Carlos Redondo “Snoopy” (teclados) y Larry Martin (batería), con los que edita el homónimo primer disco, “Banzai”. Tibu había participado en el arranque de Ramoncín como solista, junto a Jerónimo Ramiro (luego en Ñu, Santa y ahora en Saratoga). Larry Martín era un batería a sueldo, sin estar plenamente integrado en la formación, ya que seguía formando parte del grupo de rock andaluz “Guadalquivir”.

El éxito de ese primer disco es inmediato y les sitúa en la élite del rock duro nacional. Salvador Domínguez se da cuenta inmediatamente que es la oportunidad de su vida, y pone sus cinco sentidos en conseguir el asentamiento de Banzai. Eso le lleva a efectuar cambios drásticos en la formación, buscando una profesionalidad que en esos momentos la banda no tenía. La consecuencia es una revolución en la que cae más de la mitad del grupo, salvándose únicamente Tibu de la quema. La imagen con poco glamour del “Chino”, unido a su poca disponibilidad a tomarse Banzai como algo serio hacen que el siempre difícil puesto de cantante sea asignado a un reputado vocalista catalán, José Antonio Manzano, que ya había deslumbrado en su grupo Tigres. Debido al crecimiento de Banzai, Larry ya no podía compatibilizar su labor como batería de Guadalquivir, por lo que amistosamente deja el grupo, siendo sustituido por David Biosca, compañero de Manzano en Tigres. Y finalmente, Snoopy deja el grupo e incluso la música debido a problemas financieros personales, que le obligaron incluso que vender todos sus teclados.

Con esta formación de cuarteto, Banzai salen a la carretera y terminan de asentar su prestigio en el rockerío patrio, incluida una poderosa y accidentada actuación en Mazarrock, uno de los festivales pioneros en España que se celebraba en la localidad murciana de Mazarrón, y a la que tuve la suerte de poder asistir.

Lo de “accidentada” fue debido a que en un momento dado, Salvador se subió a la tarima de la batería, pegó un salto y… el suelo cedió bajo sus pies. La imagen fue digna de “Videos de Primera”, pero alguno rumoreaba que la presencia de Pánzer por allí tenía algo que ver…

Ese incidente no impidió que Banzai fueran uno de los triunfadores del festival. La multinacional WEA no es ajena al halagüeño futuro del grupo, y les ofrece un suculento contrato y la posibilidad de grabar en unas óptimas condiciones su nuevo disco.

En pleno ambiente de optimismo, el grupo se va a grabar a los Mediterráneo Sounds de Ibiza, propiedad de Dave Holland, y comienzan a grabar su nuevo disco, “Duro y Potente”. En plena grabación del disco, se decide fichar un teclista como quinto miembro del grupo en la persona de Danny Peyronnel, músico argentino de técnica limitada pero con muchos contactos en el mundillo y que llegó a formar parte de UFO y de uno de los más grandes grupos del rock argentino: Riff. Con el disco casi terminado, Peyronnel incluye (incrusta, diría yo…) sus teclados en varias canciones.

El disco es soberbio, combina fuerza y elegancia y está lleno de hits en potencia. Canciones como “Luces”, “Crimen sin castigo”, “Grita” o la propia “Duro y potente” calan hondo en todos nosotros. José Antonio Manzano, cuya potente voz queda algo baja en la mezcla final, se resarce en la gira posterior y es considerado casi unánimemente como uno de los mejores cantantes español de la época, así como Salvador Domínguez asombra a todos con espectaculares solos pletóricos de fuerza y técnica.

Los estribillos están especialmente diseñados para su disfrute en directo, de hecho se le aplicaba el por entonces manido término de “Rock de Estadio”, buscando la complicidad del público para los coros.

Ya sabemos que en los ’80, todo disco rockero que se preciara debía contener una balada. “Se terminó” es el epílogo del disco, cumpliendo esa función.

La gira posterior es todo un éxito, y parece que Banzai es el único grupo, quizás junto con Obús, capaz de destronar a Barón Rojo en el trono rockero español.

Pero el enemigo lo tenían en casa. En lo más alto de la cresta de éxito y popularidad, Danny Peyronnel le llena a Salvador la cabeza de pájaros. Apoyado en sus contactos, le convence para disolver Banzai y montar un nuevo grupo con el cual conquistar el mundo. Banzai se despide en 1985 con un gran concierto en el Pabellón del Real Madrid.

Ese nuevo grupo se llamó Tarzen, en el que Peyronnel asumía el puesto de cantante, además de seguir aporreando las teclas, con su hermano Michel Peyronnel como batería y un bajista inglés llamado Ralph Hood proveniente de un excelente grupo llamado Grand Prix. El máximo logro de Tarzen fue telonear junto a Dokken en una gira yankee a Twisted Sister. Tras un par de discos, se da por fracasado a Tarzen y la banda se disuelve.

José Antonio Manzano formó Zero, sin demasiado éxito, y tras un par de discos en solitario se va a Suiza a formar parte del grupo Emergency. David Biosca vuelve a sus barceloneses Tigres y Tibu se dedica de lleno a dar clases a futuros rockeros en una academia.

Durante muchos años se especuló con una vuelta de Banzai, pero nunca se llegó a concretar. Incluso hubo un intento por parte de WEA, editando una nueva versión del disco en 1988, esta vez en inglés, bajo el nombre de “Alive & Screaming”, pero la vuelta del grupo nunca se llegó a materializar.

Siempre nos quedará el recuerdo de un grandísimo grupo que mereció mucho más.

http://youtu.be/Oahr0sCLxdI

Santi Fernández «Shan Tee»