I am OZZY (2011)

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iamozzyAutobiografía de Ozzy Osbourne, por Chris Ayres

¿O que esperabais, que Ozzy supiera escribir? Bueno, pues esta es la vida de John Osbourne, más conocido como Ozzy, tal como se la cuenta al periodista Chris Ayres.

Y bueno, pues Ozzy nos cuenta cómo nace en una casa obrera, en un pueblo de la industria del metal. Y de cómo poco a poco va creciendo como un chico conflictivo por no llegar a adaptarse. De que le diagnostican un problema de atención, que es lo que el achaca su forma de ser. Poco a poco va estableciendo su personalidad de payasete en el colegio y se mete en algún lío, como robar una televisión en casa ajena. Esto le llevará a la cárcel. Su padre le pondrá a trabajar pronto, para que se haga un chico de provecho, trabajando en varias cosas, incluso en una fábrica de botones de ascensor. Pero nada le irá bien a Ozzy en lo que está correctamente establecido.

Ozzy es un amante de la música. No tiene conocimientos, pero sabe que los Beatles le matan, por lo que decide montar una banda. Su padre le compra un equipo y ni corto ni perezoso pone el siguiente anuncio en un local frecuentado por músicos: “Ozzy Zig needs gig: Frontman experimentado con PA propio necesita banda” (Ozzy Zig era como se hacía llamar y “needs gig” es “necesita bolo”). Total, que así se anuncia. Como diría Iommi más tarde: “no sé qué clase de imbéciles esperabas que respondieran a este anuncio”, a lo que Ozzy le responde: “no sé, pero respondisteis vosotros.”

El primero que se presentó en la puerta de la casa de Ozzy fue Geezer Buttler, quien tenía banda propia, muy hippy y estaba necesitado de un cantante. Por aquel tiempo, tocaba la guitarra. Y Ozzy se unió a ellos. Poco a poco las cosas fueron marchando, y como quisiera el destino que ese grupo no acababa de funcionar y que a la puerta de Ozzy se presentaran dos desahuciados de otra banda, un tal Bill Ward y su amigo Tony Iommi, así nació Black Sabbath. Pero no fue un mero trámite. Su andadura fue larga. Y fue esto lo que llevó a que Geezer se pasara al bajo.

Primero fueron los Polka Tulk Blues Band, en homenaje a unos polvos de talco que usaba la madre de Ozzy. Luego fueron Earth y finalmente Black Sabbath, en homenaje a la primera canción que compusieron. Durante durante la época en que se llamaron Earth coincidieron en un concierto con Jethro Tull. Estos habían tenido un percance en la carretera y no llegaron al bolo. Ozzy y sus muchachos fueron muy avispados y supieron meterse en el concierto, por aquel entonces tocaban fundamentalmente versiones pero lo hacían jodidamente bien, para ser unos novatos. Tanto es así que Ian Anderson, que consiguió llegar a tiempo al lugar del concierto, vio en directo a los chicos y trató de fichar a Tony Iommi, para su banda, que acababa de quedarse sin guitarrista. Y claro, Tony ante esta oportunidad abandonó a sus amigos, aunque no por mucho tiempo.

Ya de vuelta en Earth, deciden cambiar el nombre, y pese a ser unos miedosos, eligen el nombre de Black Sabbath para evitar equivocaciones con otra banda del mismo nombre. Pero también el nombre de Black Sabbath les generará equívocos, especialmente en las contrataciones, pues les llegarán a llamarles pensando que son una banda de color. Pero no es hasta que fichan por la empresa de Management del archimafioso Don Arden, que las cosas no empezarán a ir rodadas. Aunque en Europa será poquito a poco, ya que hasta que no hacen el salto a las américas, no se volverán tan famosos como llegaron a ser a principios de los ‘70. Su primera gira será una verdadera paliza, con montones de bolos por apenas algo que comer. En Suiza llegarán a tocar en un local donde los Beatles tocaron como fijos durante una larga temporada, ofreciendo más conciertos incluso que estos últimos.

Y es llegar a la empresa de Don Arden que descubren el lujo, y a Sharon. Por un lado los Rolls que tienen los managers y por otro lado, Ozzy conocerá a la mujer de su vida. Según él, es un flechazo instantáneo, por su parte. También conocerán a quien será su manager dentro de la firma, Patrick Mehan. Un sinvergüenza que les tomará el pelo, hasta el punto de estafarles.

Los tres primeros años de la banda son fundamentales, con los cuatro primeros discos, que les dan fama internacional. Su primera gira transoceánica, el encuentro con sectas satánicas y el rechazo a sus flirteos, les llevarán a ser malditos. Nos cuenta Ozzy que el miedo se apoderó de él y que ya en su casa, su padre le regalará la cruz de latón que acabará por convertirse en un símbolo de la banda, pues al verle los demás reclamaron la suya. Mehan les regalará una de oro para sustituir las cruces de latón forjadas por el padre de Ozzy por ser impropias para unas estrellas del rock. Nos cuenta Ozzy que eran unos pardillos, que no se enteraban de nada, pero hicieron un pedazo de canción, conocida de todos “War Pigs”, que acabaría siendo un himno a la paz en los EE.UU., tan enfrentados a la invasión en Vietnam. Esta canción iba a dar nombre al disco, pero el management de la banda lo desaconsejó, para no causar más problemas, por lo que lleva el nombre de “Paranoid”, aunque con la portada de “War Pigs”, unos soldados rosas.

Y la fama les llevó a las drogas y a la estupidez supina. Cada disco les llevaba a realizar una especie de aventura nueva, un disco a grabar en sitio nuevo, contratando carísimos estudios. Y sucedió que estaban por sacar el quinto disco y se encontraron en los estudios de moda, sin musas que les animaran a componer. Y pensaron: “se ha acabado”. Pero no, su management les conocía bien y se los llevaron de vuelta a Inglaterra, alquilaron una mansión victoriana, les contaron unos cuantos cuentos de terror y voilá, nació en una noche “Sabbath Bloody Sabbath”. El miedo se apoderó de ellos, volvió a ser su musa y encadenó el nuevo disco. Cuenta Ozzy que Ward se buscó un cuchillo grande para protegerse de la fantasma que atravesaba todas las noches la habitación que le había tocado. Bueno, lo cierto es que acabaron todos muy juntitos, muertos de miedo. Y hasta aquí, es donde Ozzy se mantiene en la banda, pues según nos confiesa el mismo, no entiende lo que vino después. Y es que Iommi y Buttler estaban ya ensayando nuevas cosas, aprendiendo nuevos sonidos, incorporando nuevos instrumentos.

Y llegó la traición de Patrick Mehan. Un buen día se encuentran que todo el dinero ha volado, que no tienen un duro y que tienen a unos señores llamando a sus puertas: Hacienda. De aquí nacerá su sexto álbum de estudio, “Sabotage”. Un álbum favorito de Frank Zappa, pero que Ozzy, como he dicho, no entenderá.

Nos cuenta Ozzy como es el sistema: Iommi compone un riff, Buttler le da consistencia, creando la melodía. Ozzy se adapta vocalmente y Ward hace eso que él hace con la batería. Y así salen adelante las canciones de la banda, al menos hasta entonces, pues como ya he dicho, Ozzy está cada vez más distanciado, más perdido en el alcohol. Así nace “Technical Ecstasy”, para el disfrute de unos pocos, pues al no llegarle a Ozzy, difícilmente iba a saber transmitirlo a su público.

Ya en el momento de “Never Say Day”, un Ozzy más perdido que nunca decide abandonar la banda, para volver un tiempo después. Pero ya no es lo mismo. Será expulsado y le tocará a Ward, compañero y amigo de borracheras darle la mala noticia. Ozzy se queda sólo, con cierta cantidad de dinero y deprimido en su borrachera constante en un hotel de Los Ángeles, donde apenas entrarán la comida y su camello para proveerle de las sustancias que a él más le gustan.

Pero Don Arden no está dispuesto a tirar a Ozzy al retrete y decide rescatarlo, darle una banda y una carrera en solitario. Y así comienza a buscar músicos. El primero que encontrará será el guitarrista. Un chico tímido, que da clases de música y que toca la guitarra a rabiar. Randy Rhoads, un chico que se encontrará con la fama y se enfrentará a ella con resquemor. Randy, un tipo que lo primero que dice es que no le gustan los Sabbath y que se verá obligado a tocar alguna de sus canciones con Ozzy, que no está dispuesto a abandonar del todo a su antigua banda.

Los tres años que dura su corta relación, debido a la prematura muerte de Rhoads, son brutales para Ozzy. Vuelve a despegar, además sucede el tema del murciélago. Pero Randy no es amigo de la fama, no quiere estar en lo alto de un escenario más, quiere ir a la Universidad. Ozzy le dice, “Pero hombre, con el dinero que estás ganando, podrás comprarte tu propia Universidad”. Y en una fatídica noche, mientras Ozzy y Sharon duermen la mona en el autobús de la gira, sucede algo que Ozzy no puede explicarse. El accidente de avioneta en el que el conductor del autobús, piloto también de avionetas, se estrellará junto con Rhoads y la peluquera de la gira. Ambos eran enemigos de los aviones, por lo que Ozzy, que asevera que lo propio es que él fuera quien se hubiera estrellado, mientras danzaba sobre las alas del avión.

Y Ozzy nos cuenta sus relaciones, sus matrimonios, sus pormenores. Cómo fue un maltratador, por sus problemas con las drogas y el alcohol. De cómo se acabó casando con Sharon, pese a la negativa de Don Arden, que llegó a intentar evitarlo, tratando de persuadir a Ozzy, a quien llegó a decirle que sería una pésima decisión, pues Sharon era problemática. Pero a cada vicio que Sharon tenía, se convertía en virtud para Ozzy, lo que les llevó a la ruptura con Don Arden y a juicios entre padre e hija por los derechos de Ozzy.

Incluso nos dice Ozzy que el bebé infernal del disco “Born Again” es el primer nieto de Don Arden, por lo que le contó uno de sus roadies. Giras, y un sin fin de borracheras, unas veces sólo, otras veces acompañado, le llevaron a hacer muchas tonterías. Como aquella vez, que pese a que Sharon le escondió sus ropas para que no saliera a la calle, Ozzy se puso uno de sus vestidos y acabó en la cárcel, por mearse en una de las paredes de El Álamo, lo que provocó que fuera una especie de enemigo público número uno del estado de Tejas, teniendo que hacer verdaderos esfuerzos por recuperar la amistad de la ciudad de San Antonio.

También nos cuenta anécdotas divertidas, como cuando siendo presidente George Bush hijo, le invitaron con su mujer a una recepción en la Casa Blanca. Él preguntó a Sharon si sería apropiado y ella le respondió que ambos eran unos alcohólicos, por lo que se llevarían bien. Pero lo que le sorprendió a Ozzy fue la declaración que hizo el presidente más infame de los EEUU, al decir que su madre Bárbara, era fan de Ozzy, que incluso le gustaba su música.

Otro de los momentos curiosos para él fue cuando le invitaron a la celebración del cincuenta aniversario de Isabel II como reina, donde los Black Sabbath tocaron. Allí se encontró con otros músicos de los que él era fan, como Paul Macartney, que para él fue toda una experiencia, como gran fan que es de los Beatles. También saludó a la reina y acompaña este evento de varias fotos.

Nos cuenta momentos de sus problemas con el alcohol, y de cómo Sharon trató de sacarle de ello, enviándole a instituciones y demás. De cómo insultó al mayor de los hermanos Wilson (Beach Boys), cuando se lo presentaron. Y otro montón de malos momentos, llevados por estar totalmente perjudicado. Pero Sharon por fin, le da un ultimátum y esto le lleva a por fin doblarse ante la evidencia de que necesita ayuda para dejar de ser una basura andante.

Nos cuenta su relación con Sabbath durante los años del exilio, de cómo se siente ante la intrusión de Dio, de cómo este cambia su signo de la paz, por los cuernos del diablo. De lo mal que le sienta cuando le hacen los fans los cuernos, de que no le recuerden por sus trabajos en “solitario”, sino que le digan, como me gustas en Black Sabbath. Pero lo cierto, a juzgar por su propio libro, es que él tampoco ha superado a Black Sabbath, al menos no emocionalmente. Pese a haber tenido grandes músicos acompañándole en sus aventuras como Ozzy, apenas hay unas cuantas fotos con Randy, no aparecen fotos con Zack Wylde, u otros miembros de la banda. Sí que hay fotos con los Sabbath recientes, sin embargo. Además de fotos de familia y otros eventos, como con actores que le han doblado, momentos varios…

Un gran libro para entender a Ozzy, de primera mano, muy diferente al de Iommi, que ya comentaré en otra ocasión.

Octavio Almendros