DREAM THEATER “Metropolis 2000: Scenes from New York” (2001)

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dreamtheater_dvdEste video es el colofón a un álbum, “Metrópolis Pt. 2: Scenes from a memory”, responsable de devolver a Dream Theater la credibilidad perdida tras la publicación de un descafeinado “Falling into infinity” que dejó algo frío a muchos de sus seguidores. El show aquí recogido es el mismo que el del triple compacto, grabado el 30 de agosto de 2000 en el Roseland Ballroom de Nueva York, con la sola salvedad del recorte de contenido. Las riendas del proyecto recaen sobre Mike Portnoy, director del vídeo, mientras el apartado sonoro corresponde a Kevin Shirley (“Nine lives”, “Brave new world”,etc.).

El grueso del material se compone de la fase inicial del concierto, el primer compacto completo y parte del segundo en su formato audio, que destripa “Metrópolis Pt. 2” en su totalidad. Desde el principio de la actuación, donde James LaBrie es hipnotizado como el mismo protagonista de la historia de “Scenes from a memory” para luego dejar paso a un tranquilo pero original arranque con “Overture 1928”, se puede observar la sinergia que estos cinco músicos generan encima de un escenario. LaBrie, aunque visiblemente concentrado y poco espontáneo, autocontrola su garganta como desea, corroborando por que es uno de los mejores vocalistas en la actualidad. El aspecto tosco de Portnoy esconde a un virtuoso de la batería, además de un tipo bromista y de talante jovial. John Petrucci, aparentemente apacible y algo estático, es apasionado como ninguno y se convierte en referencia absoluta del grupo en todo momento. Myung refleja profesionalidad y seriedad, con su imagen ligada a ese bajo de seis cuerdas que tan fácilmente abarcan sus dedos. Quien más me ha impresionado es Jordan Rudess, un maestro cuya labor expone la trascendencia de los teclados en Dream Theater (más de lo que yo imaginaba, aunque después de verlo tan de cerca en este vídeo no me cabe la menor duda).

El montaje es sencillo: tres pantallas, una central y dos laterales, que emiten imágenes relacionadas con la historia del álbum a modo de sinopsis. Lo demás lo rellena el grupo: en la zona derecha, Rudess mandando desde su posición elevada; a su lado, Myung, que no se desplaza un metro de su cuadrilátero de amplificadores; LaBrie ocupa el frente del escenario con su gigantesca presencia, dejándolo libre en las progresiones instrumentales largas donde no es requerido; la superficie derecha es territorio de Petrucci, moviéndose lo justo pero desprendiendo carisma y sentimiento en sus gestos; y el motor de la banda, Mike Portnoy, todo empuje y voluntad. Las tomas son muy cercanas, situando el objetivo encima de los músicos en planos casi fijos. De esta forma se observa la ejecución de los temas por cada uno de ellos a la perfección, con la consiguiente envidia sana de ver cómo tocan los cinco. El aspecto negativo de esta perspectiva es que se echa en falta una visión más general donde aparezcan todos los miembros a la vez, así como las reacciones de los asistentes, que asoman en contadas ocasiones dejando una ligera sensación de frialdad. Además de esta cercanía, los arreglos postgrabación son muy novedosos: pantalla dividida en dos con objetivos distintos; marcos de colores y efectos bastante “hippies”; escenas de la historia; etc.

El apartado de extras es más que interesante. Por una parte, un reportaje se encarga de plasmar el trabajo realizado por el equipo de técnicos que acompaña a Dream Theater de gira y recabar en la opinión de los fans acerca de la banda (incluso un chico hispano que hace cola en la entrada del recinto es entrevistado en español). Los comentarios de Shirley guían este bonus, explicando cómo decidió adentrarse en la vida del quinteto en “Falling into infinity” a través del fanatismo de sus seguidores (que se conocen cada cambio de ritmo y melodía de los temas, detalle que le marcó mucho). Por otra parte, añaden unos cortes adicionales para completar un poco el show, reducido en más de un tercio de su duración real. La trilogía formada por la instrumental “Erotomania”, “Voices” y “The silent man” nos da un breve paseo por “Awake”. Tampoco faltan las dos canciones con las que daban por clausurados los conciertos de ese tour: “Learning to live”, simplemente perfecta; y “A change of seasons”, con Petrucci presumiendo de guitarra de siete cuerdas en una versión que reemplaza a la de estudio en sonido e interpretación con todas las de la ley. Junto a éstas, cabe destacar como momentos especiales el coro gospel que engrandece “The spirit carries on”, la cantante que acompaña a James LaBrie en la misma o el recital que brinda Mike Portnoy a lo largo de la actuación (para más señas, redobles en “Finally free”).

Excepto la sala, que resulta pequeña en relación a la grandeza de la banda (en un Hammersmith hubiera sido infinitamente más espectacular), y unos cuantos planos generales más, lo demás está en su sitio. Después de este vídeo, idóneo para conocer cómo se desenvuelve la máquina Theater en directo, es hora de clamar para que graben otro de la gira de “Six degrees of inner turbulence” (y si es con la revisión de “Master of puppets” de arriba a abajo, mucho mejor).

[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=NuhQnYOtavc[/youtube]

J. A. Puerta