La maquinaria de AC/DC no para y la espiral disco-gira-vídeo se repite con la edición de este “Stiff upper lip live”. “The razor’s edge” tuvo su directo en Donington de 1992, “Ballbreaker” mantuvo la fórmula con “No bull”, documento de lo que fueron sus históricas descargas en Las Ventas, y “Stiff upper lip” tiene en el presente su registro en vivo para la posteridad. Grabado en Munich, capta la espectacularidad de un estadio a rebosar, lujo reservado a los más grandes del show bussiness (Stones, U2, etc.).
El sonido reproduce a la perfección lo que puede escucharse en cualquier actuación del quinteto. Incluso los instantes en que la voz cascada de Brian Johnson es castigada descaradamente o Angus Young arranca un solo “sin sentido”, la sensación de que se están dejando la piel como una panda de adolescentes debutantes lo puede todo. Brian se erige como un auténtico líder, recorriendo de un lado a otro el escenario y contagiando sus ganas de convertir la actuación en una fiesta. Junto a Angus es el centro de atención, aunque en este tour se vea por primera vez al cantante sobresaliendo algo por encima de su compañero. El triángulo que forman Malcolm Young, Cliff Williams y Phil Rudd crea el muro sonoro sobre el que se apoyan los dos entertainers. Malcolm y Cliff se adelantan en alguna que otra ocasión para hacer coros, dejándose ver un poco más. El video contiene panorámicas para todos los gustos, incluyendo desde el más pequeño detalle hasta imágenes aéreas donde se aprecia la cantidad de gente que llena el estadio.
Antes de dar comienzo el show, nos topamos con un flash informativo que ofrece un montaje de la estatua de Angus que preside el escenario de su última gira y sirve de motivo de portada para el álbum ejerciendo de Godzilla en Munich hasta alcanzar el Olímpico. En ese punto empieza el espectáculo con el tema que da nombre a “Stiff upper lip”, único que tocan de esta obra (ni siquiera se encuentra “Safe In New York City”). No hay preámbulos ni intros que demoren la espera: Angus armado con su guitarra es suficiente para poner en pie al recinto entero. Esta vez rotan la primera y segunda canción, de manera que “You shook me all night long” es la siguiente. A continuación viene un as que guardan en la manga para la grabación de este vídeo: “Problem child”. No queda ahí la cosa y para sorpresa de todos descargan “What do you do for money honey” y “Up to my neck in you”, en detrimento de “Get it hot”, el outsider que incluyeron en el set list de algunas fechas europeas. Es una gozada oír estos temas de nuevo y más cuando se unen a los momentos clave de sus conciertos: el público volcado en los primeros compases de “Thunderstruck”, con el escenario iluminado de un azul intenso mientras cae el atardecer; el obligado striptease de Angus en mitad de “Bad boy boogie” con bajada de pantalones final (y, por supuesto, slips de bandera alemana para la ocasión); las llamas de “Highway To Hell”; el hinchable de “Whole Lotta Rosie”; las campanas de “Hells bells” con Brian balanceándose por unos segundos; el clímax de “Let there be rock”, en el que Angus se pasea pletórico por la pasarela central para acabar revolcándose en la plataforma que tiene habilitada; “T.N.T.” y la aparición del guitarrista desde debajo de las tablas; los cañones y el confeti de la ceremonial “For Those About To Rock”; y la última concesión con “Shot down in flames”.
No podía faltar un bonus y en esta ocasión se trata de una entrevista realizada a la banda, complementada con imágenes de la vida “on the road” de AC/DC: hoteles lujosos, coches de primera, comida rápida, ruedas de prensa, ensayos previos para comprobar que todo está correctamente y representantes varios de su discográfica acompañándolos durante la travesía por la ciudad de turno. Completamente opuesto a la actitud de Angus, Malcolm o Brian: ataviados con sus vaqueros y camisetas, cigarro en mano y mostrándose de lo más honestos y sencillos cuando hablan de su amor por el rock and roll. Vamos, que destrozan cualquier pose con su naturalidad.
Otro gran documento en directo de AC/DC, a quienes no parecen afectar los años a juzgar por su energía. En video son buenos, no hay duda, pero siguen quedándose muy lejos de lo inolvidables que resultan sus shows vividos en propia piel.
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J. A. Puerta