LAST PROPHECY “Jugando con sueños” (2003)

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Moda: Uso, modo o costumbre que está en boga durante algún tiempo, o en determinado país.

Aplicado al Heavy Metal, podríamos decir sin riesgo a equivocarnos que el Power Metal es el sub-estilo que está de moda en estos años. Multitud de grupos aparecen bajo las mismas premisas, quizás un tanto limitadas. Tanta avalancha de nuevas formaciones hace que un grupo nuevo destaque entre los demás no sea tarea fácil.

Last Prophecy lo ha conseguido. No han inventado nada, pero no se les puede negar que lo que hacen, lo hacen bien. Estos navarros nos presentan su disco de debut, “Jugando con sueños”, que ofrece 10 temas (realmente 9 más una berbenera introducción) que dejarán satisfecho tanto al aficionado al Power Metal (yo no lo soy, realmente), sino también a los amantes del buen Heavy Metal (ahí si!!).

Tras una demo homónima publicada en el año 2000 cantada en inglés, se han decidido por el idioma de Cervantes para éste su primer disco. No voy a entrar en el eterno debate de qué es mejor, pero para mi ha sido un acierto total.

El disco no está basado en el lucimiento personal de ninguno de sus componentes, sino que se han esforzado en crear canciones y sonar compactos, con una versatilidad en las composiciones que hace que el disco sea mucho más ameno que la mayoría de los ejemplos del estilo, si bien a veces hay abuso del doble bombo, pero ya sabemos de lo que hablamos…

El sonido está muy conseguido, con unas guitarras poderosas (Juanmi Álvarez y Aitor Ortiz) sobre una base rítmica contundente (Asier Lantz a la batería y Rubén Castellano al bajo). Las canciones buscan permanentemente la complicidad del oyente cara al directo, con estribillos que, de ser conocidos mayoritariamente por la audiencia, harán de sus conciertos una sucesión de himnos, como es el caso de “El viejo circo”

También hay sitio para temas más clásicamente Heavy Metal (“Mil Horas”) incluso cercanos al Hard Rock como “Dolor en tu sangre”, mis preferidas del disco, incluso para un pequeño corte instrumental muy tranquilo llamado “El despertar”.

Aitor Ortiz compagina la labor como guitarrista (y ocasional teclista) con la de cantante, faceta que cumple con brillantez, ya que no suele obcecarse en llegar a unos tonos hiperagudos para los que no está dotado. Mucho mejor así para él y para la canción. Su vocalización es muy buena, cosa que se agradece. Si podemos destacar algo de este disco son lo trabajadas que están las melodías, cantadas en su mayor parte a dos voces.

En estas fechas están en la carretera en una extensa gira teloneando a Tierra Santa. A poco que consigan plasmar en directo las sensaciones que me han causado en disco, se van a comer a los riojanos cada noche.

Resumiendo, que es gerundio… me ha encantado este disco, ha supuesto una agradable sorpresa ver que de vez en cuando salen grupos que vienen empujando con esta calidad.

¿Quién ha dicho que el Heavy Metal había muerto?

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Shan Tee