Reseña originalmente publicada en catalán en El Rock-Òdrom
Aquella tarde, mientras me veía los pies desnudos sobre la cama, mi hermana llegó con una cajita muy bien adornada y se me lanzó a darme un abrazo muy apretujado. Mientras me asfixiaba alcancé a escuchar cómo me deseaba feliz cumpleaños. Mi hermana es de esas poperas chapadas a la antigua que todavía te regalan discos para tu cumpleaños, DVDs de películas y esas cosas. El hecho de que aún tuviera un poster de los New Kids on the Block en su habitación lo decía todo sobre ella, lo cual hizo todavía más raro su regalo. Al abrir la caja había dentro había una tarjeta delicadamente adornada a mano y, debajo de ella, un disco del que prendía una notita con un listón negro que ponía: “¡Escúchame muy alto!”
Se marchó casi de inmediato con una sonrisita pícara y le dio un portazo a la puerta. Obedecí. Rebusqué en el cajón por un walkman de esos de baterías, comprobé que aún funcionaba y al ver que mis Marshall Bluetooth no serían de utilidad, le di vuelta al cajón entero hasta que encontré unos de cable, que eran de mi madre o de la madre de mi madre o algo así, pues tenían unas almohadillas todas roídas de color naranja que ya dañaban más que dar sensación de confort.
- “Venga, al lío” – me dije
Desplegué las letras que suelen traer los discos y me entregué a la tarea de examinarlo con detenimiento. Para mi sorpresa, contenía sólo 4 canciones, leí el nombre del grupo a media voz sin darme cuenta: Thormënt, Awakening Thunder. Mi primera impresión fue bastante satisfactoria y la guitarra de Javy González es quizás lo que más me gustó de su primera canción, es un sonido cuidado y que derrocha calidad no importa por donde lo veas. Pero el verdadero éxtasis llego con “The Trigger”, en donde la participación de Clara Beack, que es una Diva con letras mayúsculas, le da un toque de frescura y de armonía a toda la canción, que también cuenta con unos poderosos guturales de Diego Teksuo. La cancioncita me puso a bailar por la desordenada habitación, trepé a la cama cómo un adolescente y salté al ritmo trepidante de la batería de Miguel Lucas. Me dejé caer sobre la cama y cerré los ojos. La música me atrapó, los guturales seguían ahí, sonreí. Lamenté que la diva no volviera a aparecer en el resto de las canciones.
Me levanté y me apoyé en la ventana que dejaba entrar unos rayos de sol apenas cálidos y disfruté cada nota de la ultima canción tamboreando los dedos en el marco de la ventana. Al voltearme ya estaba mi hermana ahí parada mirándome fijamente, me observó de pies a cabeza, hizo una pequeña pausa en mis pezones sobresaltados, se me acercó y me tocó la nariz con su dedo índice. Le di vuelta a una de mis almohadillas naranjas roídas y volví a escuchar el disco entero con ella, con unas ganas de más, de saber cómo seguirá la historia, quiero ver que nos proponen en su próximo disco, que Clara la diva este de nuevo, que se me sobresalte de nuevo el corazón. ¡Os espero con ansia!
Daniel Huezo