ÑU “A golpe de látigo” (1980)

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nu_agolpedelatigoSon, quizá, el grupo de rock nacional con más solera que quede en activo a fecha de hoy, desde que en noviembre de 1974 cambiaron Fresa por Ñu el grupo formado entonces por Rosendo Mercado, JC Molina, Pedro Cruz (batería) y Juan Almarza (bajo).

Varios cambios después (tónica general en la vida del grupo) graban en 1978 su primer disco para Chapa, “Cuentos de ayer y de hoy”, ya sin Rosendo que andaba preparando el primer disco de Leño, ni los demás. Y en febrero de 1980 sale este “A golpe de látigo” también para el sello del Mariscal Romero.

Estoy haciendo memoria y creo que no ha habido dos discos de Ñu grabados por la misma formación aunque hayan repetido músicos. En este caso quedan del primer LP el propio José Carlos Molina (voz, flauta y teclas), Jorge Calvo (bajo) y Jean François Andre (violín) y se incorporaron Eduardo García Pinilla (guitarra), un personaje algo especial para mí, Raúl Garrido (batería) y un tal Manolo “El moro” que colaboró metiendo teclados. Si en el primer disco la influencia de Jethro Tull era evidente, en este sigue la misma tónica, aunque el sonido general del disco es algo distinto, más guitarrero y más directo, sin perderse en arreglos estrafalarios. Aquí se endurecen las composiciones gracias a uno de los mejores guitarristas que ha dado el rock de este país, Eduardo G. Pinilla, quien también pasó por Coz, Burning o Luz Casal entre otros muchos.

El disco en sí, de horrorosa portada patrocinada por los vaqueros Wrangler, se abre con una introducción con teclas, flautas y fanfarrias en “Entrada al reino”, chasquidos de látigo golpeando al aire y paso a “A golpe de látigo”, un tema del que destaca el ritmo cruzado y la mala leche con la que J.C. Molina suelta eso de “…debiste aprender a no descuidarte, si te descuidas voy a matarte…”. A continuación una intro de piano al estilo Supertramp y una melodía de lo más raro de su discografía en “A la caza de Ñu”, con un tempo que va in crescendo hasta llegar al galope (literalmente). Y si este disco es un clásico, en parte tiene la culpa “El flautista”, la más clásica, prácticamente acústica, flautas, violines y guitarras sin amplificar y de aire medieval, con sus cambios de tono y sus ratas corriendo por ahí…

“La galería” suena a adaptación de “Minstrell in the gallery” de Jethro Tull (quién si no?), “Velocidad” es caña pura, la más heavy. “La llegada de los dioses” es el más espectacular y el único tema que no compuso Molina (es de Pinilla). Contiene un solo de guitarra que causó sensación entre los que buscábamos sonidos auténticamente heavies entre los grupos de rock españoles, que -dicho sea de paso- andaban un poco a media tinta sin copiar todavía los sonidos que procedían de Inglaterra en forma de Iron Maiden, Def Leppard o Saxon. El disco lo cierra “El expreso”, quizá con algún resentimiento por el éxito de “El tren”, escrito conjuntamente entre Rosendo y Molina y que se apropió el primero para sus Leño. Como durante todo el disco, muy en plan Jethro Tull y sin cortarse un pelo.

Si algo caracteriza a Ñu, aparte del liderazgo indiscutible del de la flauta, es por la gran cantidad y calidad de músicos que han pasado por sus filas. El menos conocido de ellos, no sé si a propósito (no terminaron muy bien), fue Raúl Garrido, y ya tenía ganas yo de decir en algún sitio que ha sido (y sigue siendo) un batería con un instinto envidiable. Puro nervio cuando se pone, sentido del ritmo innato y muy desarrollado (hace lo que quiere con los tiempos, literalmente) y de técnica depurada con el pie derecho (¿Alguien se ha fijado en como está hecho el ritmo de bombo de “La llegada de los dioses”?). Para mi gusto el mejor sonido de batería de toda la discografía de Ñu, pese a los buenos baterías que han pasado por el grupo (Enrique Ballesteros, Pedro Cruz, Luis García, Bernardo Ballester, etc.).

Una lástima que los excesos no le permitieran llegar más alto. Eso sí, le permitieron llegar al otro lado de la calle… (vecino de enfrente, je, je).

Alvar de Flack