ROCK CON Ñ – Jueves 10 de junio de 2021, Teatro Fígaro (Madrid)

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Tras más de un año sin conciertos y con el ciclo de vacunación completado, por fin decidí volver a disfrutar de un concierto. Las ganas acumuladas durante tanto tiempo de disfrutar de Rock en directo y la sensación de estar reconquistando nuestras vidas me hace recuperar sensaciones perdidas, ya que antes de la pandemia ir a un concierto era tan habitual que había perdido buena parte de su magia. Se dice que no se valora algo hasta que se pierde y algo cierto debe haber en esa afirmación, porque las cosquillas en el estómago previas al concierto hace mucho tiempo que no las sentía.

Este tampoco era un concierto cualquiera. El proyecto “Rock con Ñ” es un repaso a los grandes temas míticos de los ‘70 y ’80 con los que crecimos todos los rockeros de mi generación. Y, además, interpretados por un elenco de brillantes músicos, reconocidos por formar parte, en el pasado o en el presente, de muchas de esas bandas. Puede que para los más puristas esto no fuera más que un concierto de versiones, pero para los que allí nos congregamos, era mucho más.

El citado elenco de músicos que participan en este proyecto es el siguiente:

Johan Cheka (voz): Uno de los impulsores de este proyecto. Fue cantante de Cráneo y durante un tiempo efímero tuvo otro proyecto llamado Phantasy. Es el actual manager de Asfalto.

Juanjo Melero (guitarra): Es otro de los ideólogos del proyecto. Comenzó muy joven como guitarrista de Cráneo. Después se fue a Marshall Monroe y de ahí a Sangre Azul, su etapa más conocida. Tras una estancia en EE. UU. formó el grupo Santa Fe con la cantante Susana Ruiz. Entre otros muchos proyectos, ha ejercido como guitarrista en la banda en solitario de Sherpa, además de tener editados dos discos bajo su nombre.

Luis Cruz (guitarra): Pertenece a Topo, con quien estuvo en los ’80 y también en la actualidad. Entre medias, ha incluido su guitarra en el proyecto Sinfonity y como guitarrista de la banda en solitario de Sherpa. También tiene su propia carrera en solitario.

Carlos Guardado (bajo): Comenzó en Cráneo, junto a Johan Cheka y Juanjo Melero. Ha sido bajista de Burning durante más de 30 años.

Arturo García (batería): Ha participado en grupos como Extremoduro y Fito y Fitipaldis, entre muchos otros. Es el actual batería de Asfalto.

Nacho de Lucas (teclados). En el pasado ha acompañado a varios artistas, como Ramoncín. Es el actual teclista de Asfalto.

Además, para este concierto se ha contado con varias colaboraciones:

Eduardo Pinilla (guitarra): Histórico guitarrista nacional, ha pertenecido, entre muchos otros, a Coz, Ñu, Joaquín Sabina y Luz Casal. Durante más de dos décadas ha sido guitarrista de Burning.

Kacho Casal (batería y voz): Batería uruguayo conocido sobre todo por su paso por Topo en los ’80 y los últimos 20 años en Burning. Dotado de buena voz, cada vez es más habitual verle al micrófono, aunque su función principal es la de batería.

Lorenzo Azcona (saxo): Quizás sea el saxofonista de rock más conocido en España, estilo que compagina con el jazz. Ha tocado, entre otros, con Burning, Manolo Tena y Asfalto.

No han sido pocos los impedimentos que ha tenido que superar este proyecto para su presentación en Madrid. Tras algún concierto de rodaje anterior, la puesta en escena en la capital era la fecha más señalada. Problemas relacionados con la logística y las restricciones por la pandemia hicieron que el evento tuviera que ser trasladado de ubicación en 4 ocasiones, siendo finalmente el bonito y céntrico Teatro Fígaro el recinto donde tendría lugar el show.

Avisado por Johan Cheka, llegué pronto al teatro y me invitaron a pasarme por los camerinos antes de empezar el concierto. Allí tuve la oportunidad de encontrarme con la mayoría de músicos que participarían después en el concierto, así como algunas de sus parejas y otros amigos. A casi todos ellos llevaba sin verles más de un año, debido a las restricciones provocadas por la pandemia. La alegría de reencontrarnos de nuevo fue mutua en todos los casos.

Después de agradables charlas, me dirigí a la localidad que me habían asignado como representante de prensa, en una fila compartida con otros invitados ilustres como Tony (Sangre Azul), Julio Castejón (Asfalto) y el prestigioso fotógrafo Estanis Núñez. Finalmente me senté junto a Yolanda, la encantadora mujer de Eduardo Pinilla, con quien compartí impresiones durante todo el concierto. Habrá quien prefiera ver conciertos de pie, compartiendo sudor y cercanía con el resto de público, pero yo me quedo con esta opción de ver un concierto en un teatro con acústica óptima, cómodamente sentado en una butaca, con condiciones óptimas de visibilidad y calidad de sonido. Además, la situación sanitaria obliga a este tipo de conciertos, con todo el público respetando la obligatoriedad de llevar mascarilla en todo momento.

Llegada la hora, las luces se apagaron y los músicos tomaron su sitio en el escenario. El concierto empezó con “Rock and Roll”, de Tequila. Una elección que no me esperaba y que quizás el resto del público tampoco, que reaccionó de forma algo fría, algo que se subsanó a los pocos minutos. El sonido, perfecto, y los músicos, entregados desde el primer momento. Juanjo Melero y Luis Cruz en ambos extremos del escenario, dejando la parte central para Johan Cheka y Carlos Guardado. En una segunda línea posterior, Arturo García y Nacho de Lucas completaban la formación.

Esta relativa frialdad con la que comenzó el concierto voló por los aires con el segundo tema de la noche, “Hormigón, mujeres y alcohol” de Ramoncín (conocido también por el incorrecto nombre de “Litros de alcohol”). Retroalimentados con la respuesta del público, el grupo también se vino arriba, en especial Johan Cheka, quien durante todo el concierto bregó con éxito con un repertorio de temas muy diferentes que le exigieron darlo todo para llevar a su terreno canciones compuestas para voces muy distintas. Además, en este tema Johan Cheka incluyó su armónica para que no faltara nada con respecto a la versión original.

Como era de prever por las características del concierto, el público era mayoritariamente de mediana edad. Ahí estábamos muchos de los que llenábamos los conciertos en los ’80 y que nos estábamos dando un baño de nostalgia con los temas que nos han acompañado toda la vida. Por eso, cuando Johan Cheka presentó un tema de Leño, a todos se nos esbozó una sonrisa en la cara. La elegida fue “La noche de que te hablé”. No sé si es la que yo habría elegido, pero agradecí que no recurrieran a la demasiado esperable “Maneras de vivir”. El público, cantando detrás de sus mascarillas como si hubiera vuelto a vivir aquellos años.

A pesar de que gran parte del repertorio podría ser previsible, alguno de los temas fueron una verdadera sorpresa. Entre ellos, sobre todo, “Social peligrosidad” (Cucharada) fue el más inesperado, por su elección y por lo bien que sonó, dura y contundente, como si ese tema no tuviera esos 42 años de historia. Uno de los muchos momentos de la noche.

Tras este tema histórico, llegó el momento de que se empezaran a unir alguno de los invitados previstos. Arturo García cedió su sitio en la batería a Kacho Kasal y Lorenzo Azcona se situó con su saxo en la zona céntrica del escenario. Con ambos invitados, disfrutamos de una emocionante versión de “Frío” (Alarma), previo comentario de Johan Cheka sobre la colaboración que hizo en el pasado Lorenzo Azcona en la carrera de Manolo Tena. De tempo más moderado que los temas anteriores, “Frío” es de esos temas que te llegan al alma, sensación corregida y aumentada con la siempre emocionante “Una noche sin ti” (Burning), dedicada por Johan Cheka al siempre recordado Pepe Risi y para la cual se añadió al concierto el histórico guitarrista Eduardo Pinilla, quien hizo un precioso solo de guitarra, tan bueno como el que Lorenzo Azcona hico con el saxo. Sin duda, el momento más emotivo de la noche.

Al término, Johan hizo notar que sobre el escenario había 3 músicos que han pertenecido a Burning las últimas 2 décadas largas, hasta su separación. Efectivamente, ahí estaban Carlos Guardado, Eduardo Pinilla y Kacho Casal, que devolvió su batería a Arturo García, para cantar él mismo otro clásico de la banda de La Elipa. La elección era evidente: “Mueve tus caderas” llegó y arrasó, cantada por Kacho Casal y con la banda al completo lanzada al más puro Rock & Roll. La fiesta estaba servida y la reacción del público así lo corroboraba.

Los invitados dejaron el escenario, pero el concierto estaba en uno de sus puntos álgidos y no iba a bajar de ahí. Johan Cheka aprovechó que “Mueve tus caderas” la cantó Kacho Casal para desaparecer del escenario y regresar con unas mallas de rayas blancas y negras, puramente ochenteras, con las que presentó otro de los temas más coreados de la noche: “Banzai”, tema de Salvador Domínguez incluido en el mítico “Rock and Rios” de Miguel Ríos. Como era de prever, sonó como un cañón, con el público entregado, cantando y haciendo el correspondiente “solo de palmas” cuando llegó el momento. Inmenso. A destacar también el duelo de guitarras entre Juanjo Melero y Luis Cruz, brillantes toda la noche.

El siguiente tema fue presentado como uno de los favoritos de Johan Cheka. Y es que Sangre Azul es otro de los grupos mejor impresión dejaron en al corazón de todos los rockeros. La elegida fue “Dueño y señor”, dedicada por Juanjo Melero, como representante de Sangre Azul en el escenario, a Tony, cantante de la mítica banda, que estaba entre el público (2 butacas más allá de la mía, concretamente). Muy bien recibida por el público, Johan Cheka clavó la parte vocal con mucho mérito.

El concierto seguía e íbamos recuperando uno a uno muchos de los clásicos de nuestra juventud. Con ironía, Johan presentó el siguiente como “un tema desconocido de una banda desconocida”. Una bonita introducción a los teclados por parte de Nacho de Lucas fue seguida por el inconfundible tapping a dos guitarras que abre “Concierto para ellos” (Barón Rojo), sin duda uno de los himnos de nuestra generación.

Tras Barón Rojo, llegó el momento de recordar a otro de los más grandes grupos de la historia, como es Asfalto. En el escenario, dos de sus miembros actuales, Nacho de Lucas y Arturo García, a los que habría que añadir a Johan Cheka, su actual manager, quien tuvo unas palabras muy cariñosas hacia Julio Castejón, presente entre el público y que tuvo que levantarse de su butaca para agradecer la ovación del público. Para él y para todos los presentes tocaron “La paz es verde”, con Johan Cheka inmenso en la exigente línea vocal que en su día grabó Miguel Oñate.

A su término, Cheka recordó los momentos más duros del confinamiento provocado por la pandemia y la canción que se convirtió en la referencia de esos tiempos. En sus propias palabras, “con mis respetos hacia el Dúo Dinámico, se puso de moda la canción incorrecta”, presentando así el siguiente tema, el histórico “Resistiré” (Barón Rojo), con una gran intervención de ambos guitarristas y, sobre todo, un pletórico Arturo García a la batería.

Muy pocos grupos históricos quedaron fuera de ser recordados en este concierto. Con la presencia en el escenario de Luis Cruz y Kacho Casal, por supuesto había que hacer un tema (o dos) de Topo. El primer elegido fue “Vallecas 1996”, algo que me sorprendió ya que esperaba algún corte de “Ciudad de músicos”, el álbum donde participaron Cruz y Casal. Aun así, la elección fue correcta, sobre todo desde el punto de vista del público, que se volcó disfrutando de otro de los temas de nuestra vida. Habituado a ello por seguir a día de hoy en las filas de Topo, el solo de guitarra de salida por parte de Luis Cruz fue realmente impresionante, demostrando una vez más que es uno de los mejores guitarristas de este país.

El concierto se iba acercando al final y la fiesta cada vez era mayor. Y para fiesta, nada mejor que “Vamos muy bien” (Obús), que tuvo el efecto deseado, con el público volcando cantando y dando palmas, al que siguió “No hay tregua” (Barricada), que no me terminó de convencer, ya que Johan Cheka parecía dudar entre seguir la melodía vocal de Boni en su versión original en estudio o la que adoptó después el recientemente fallecido cantante y guitarrista navarro a partir del primer disco en directo de Barricada. Aun así, la ascendencia de este tema entre el público hizo que se disfrutara de igual forma.

El último tema del concierto (bises aparte) fue una sorpresa muy agradable, por su elección y por lo bien que este proyecto lo llevó al escenario, en especial Johan Cheka, que se salió en su interpretación de “Sábado a la noche” (Moris), tanto en la lenta introducción inicial como en el resto de parte festiva de un tema tomado tomo tal, tanto por la banda como por el público, disfrutando del rock and roll directo plasmado en otro de los temas indispensables en la historia del Rock.

Tras él, la banda se despidió para el habitual paripé antes de volver para hacer los bises. Un período que nos resultó demasiado largo, quizás para disfrutar de un público que reclamaba su vuelta al escenario con más ímpetu de lo habitual o, como dijo Cheka de forma jocosa al volver a escena, “ya tenemos una edad y estábamos todos en el servicio”.

El caso es que un concierto de esta entidad tenía que tener unos bises a la altura de este reto. Y a fe que lo consiguieron. Tras un bonito duelo entre las guitarras de Juanjo Melero y Luis Cruz, la inconfundible entrada de bajo a cargo de Carlos Guardado nos regaló una emocionante versión de “Días de escuela” (Asfalto), con su batería y teclista actuales sobre el escenario y que tuvo la curiosidad de contar con la parte central instrumental muy parecida a la que se grabó originalmente y que los propios Asfalto llevan muchos años haciendo con arreglos más cortos. Esto dio oportunidad al lucimiento de ambos guitarristas, ya que tanto Juanjo Melero como Luis Cruz lo bordaron, para alegría de muchos asistentes que, como yo, prefieran los arreglos originales.

Creo que todos los presentes sabíamos cómo iba a acabar el concierto. Y no nos equivocamos. Para el número final, Johan Cheka reclamó la presencia en el escenario de todos los invitados que habían participado en el concierto para despedirnos con la imprescindible “Mis amigos dónde estarán” (Topo), convirtiéndose en la mejor forma de acabar un concierto histórico, con el público en pie aplaudiendo un evento que nos dejó a todos satisfechos.

Como decía al inicio de esta crónica, para los más puristas esto habrá sido un concierto de versiones y un baño de nostalgia. Y puede que tengan razón. Pero para los que tuvimos la fortuna de asistir, este concierto ha sido mucho más. Un repaso a un buen puñado de temas de nuestra vida, interpretados por músicos en plena forma que representan la actualidad de la mayoría de esos grupos. Una ocasión de unir pasado y presente, un viaje del tiempo para disfrutar de lo que fuimos y de lo que seguimos siendo. E, igual que en la música clásica el público disfruta de un concierto en el que se interpretan clásicos de Beethoven, Bach o Mozart, nosotros tenemos nuestros propios clásicos. ¡Y que nos quiten lo bailao!

Texto y fotos: Santi Fernández “Shan Tee”

 

Puedes leer esta crónica en catalán en El Rock-Òdrom