Editorial Mayo 2021 “El principio del fin”

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Posiblemente sea aún muy pronto para lanzar las campanas al vuelo. Aún quedan muchos meses para recobrar la normalidad, muchos altibajos en la recuperación y muchos muertos por lamentar. Aun así, parece que estamos empezando a salir de esta pesadilla. Y aunque sigamos viendo amenazas muy poco tranquilizadoras (las imágenes que nos llegan de La India son terribles), es un hecho que la implantación de las vacunas está yendo a buen ritmo y el porcentaje de población inmunizado va aumentando diariamente, al menos en nuestro “primer mundo”. A pesar de que las previsiones de vacunación que se hicieron en un primer momento se han mostrado demasiado optimistas, debemos sentirnos afortunados en comparación con países de otros continentes que, como siempre, les toca ir por detrás.

En lo referente a la actividad musical en general y del rock en particular, que es de lo que trata esta web, ya estamos empezando a disfrutar de los primeros conciertos. Ciertamente, la situación no es la ideal, ya que las medidas de seguridad, aforos muy recortados, uso de mascarillas y pruebas de acceso (toma de temperatura, uso de gel hidroalcoholico, etc.) aún nos recuerdan que la pandemia aún nos está azotando con fuerza. Por no hablar de la sensación de ver un concierto sentados y con distancia de seguridad. Lo que perdemos de calor humano y de transmisión de energía lo ganamos en comodidad. Evidentemente, cuanto más cañero sea el grupo sobre el escenario, más raro nos parecerán estas condiciones. Personalmente, no me importa nada (es más, lo prefiero) ver sentado a un grupo como Pink Floyd, aunque me resultaría más extraño hacerlo con Status Quo, por poner dos ejemplos internacionales. Cada uno que ponga el listón donde considere.

Bárbara Black en concierto (17/04/2021)

El caso es que, aún con restricciones, los primeros conciertos ya se están produciendo. Al menos en el caso de grupos nacionales, ya que los problemas de movilidad entre países siguen limitando las giras internacionales. Así mismo, los festivales veraniegos posiblemente sean todos cancelados de nuevo, como ocurrió el año pasado. Además, estamos asistiendo a algunas novedades, fruto de la necesidad, algunas de ellas rescatadas de aquellos primeros tiempos en los que el rock daba sus primeros pasos en España. Por ejemplo, la dura limitación de aforos en las salas, que limita la idoneidad económica de organizar un concierto, está siendo paliada en algunos casos con la ejecución de dos “pases”, es decir, el grupo toca dos conciertos en la misma sala, la misma tarde. Con esto se aprovechan sinergias, ya que se aprovecha un solo día de alquiler de la sala, un solo montaje de carga y descarga, una sola prueba de sonido, una única campaña de publicidad, etc. Bien es cierto que el grupo tiene que hacer doble esfuerzo, algo que sobre todo puede notar el cantante de turno, quien tendrá que dosificar su voz para las dos sesiones, pero en general es una idea muy buena y productiva. Como he dicho antes, esta costumbre era habitual en los primeros años de nuestro rock y viene bien recuperarla en estos momentos.

La experiencia que podemos sacar de los conciertos que se han hecho este último mes, incluso algunos con una cantidad elevada de público, demuestran que asistir a un concierto es una actividad segura si se cumplen todas las medidas de seguridad. Si demostramos la madurez suficiente para cumplir con estas directrices, podremos ir a cada vez más conciertos sin poner en riesgo nuestra salud ni la del resto del público. Es la hora de demostrar que el público del rock tiene la cordura necesaria para comprender las circunstancias actuales y no dar la imagen lamentable de las “raves” y fiestas descontroladas que vemos en televisión.

Tenemos una oportunidad que no podemos desaprovechar. Llevamos demasiado tiempo sin conciertos. Los músicos, los promotores, las salas, los medios y el público lo necesitamos. Cada día estamos un poco más cerca del fin de esta pesadilla. Cuidaos mucho hasta que llegue ese momento.

“Sangre en la tierra, fuego en el cielo, es el principio del fin” (Angeles del Infierno, 1984)

Texto: Santi Fernández “Shan Tee”

Foto: Natalia Enémede