HALFORD + DRAGONHEART – Miércoles 6 de diciembre de 2000, London Astoria II (Londres)

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Desgraciadamente Overkill no pudieron actuar como teloneros de Halford y Dragonheart, una joven banda al parecer británica, tuvo la nada fácil tarea de sustituir a los grandes clásicos del thrash de los 80. Dragonheart practican un heavy metal europeo (por no utilizar el termino alemán) al uso, influenciado enormemente por bandas como Gamma Ray, Stratovarius y Hammerfall. Demostraron ser buenos músicos que trabajan mucho sus canciones aunque a veces se hacen algo monótonos y repetitivos. Cabe destacar la calidad del guitarra solista, que dio todo un recital. En media hora calentaron la llegada de Halford y cumplieron discretamente con su cometido, aunque no hicieron olvidar la ausencia de Bobby «Blitz» y compañia.

Esta noche quedo clara la intención de Halford de regresar a Judas Priest por el extenso repertorio de su banda de toda la vida y las referencias amistosas hacia esta. Él sigue siendo el cantante clásico del grupo y reclama su lugar a su manera, haciéndonos recordar a sus fans que su voz sigue intacta y que, a pesar de la juventud y fuerza de «Ripper» Owens, nadie puede sustituirle. Y consiguió hacerse acreedor de tal argumento tras el espectacular set list que eligió para la velada y la interpretación majestuosa de todos y cada uno de los temas.

Conviene recordar de la misma manera que los músicos que lo acompañan son muy competentes y no bajan el listón impuesto por Mr. Halford jamás. En ningún momento el concierto perdió intensidad y potencia: desde la entrada con «Resurrection» hasta «Genocide», que cerró la primera parte, tan solo nos dio un respiro con «Silent Screams», muy intensa y emotiva. «Into The Pit» y «Nailed To The Gun» recuperaron al mejor Halford de la época Fight y fueron dos cañonazos que nos dejaron noqueados, aun mas potentes en vivo que en aquel primer álbum «War of words».

«Nightfall» supuso otro momento culminante, de lo mejor del ultimo álbum. Luego llegaría el repertorio mas clásico de los Priest con piezas casi olvidadas como «Stained Class»«Running Wild»«Jawbreaker»«Riding On The Wind», la citada «Genocide» y «Tyrant», todas tocadas a la perfección y con Halford en un inmejorable estado de forma. El primer encore vino de la mano de «Beyond The Realms Of Death» y «Metal Gods» (un pulso a las versiones de «Ripper»?). Volvería en tres ocasiones más. La primera para pasarle el testigo a la gente a la voz en «Breaking The Law» (lo cierto es que no cantó ni una sola estrofa). La segunda seria para atacar la siempre poderosa «Tyrant». Y, por ultimo, la guinda del pastel: subieron como artistas invitados Bruce Dickinson de Iron Maiden y Geoff Tate de Queensryche para cantar a trío con Rob Halford «The One You Love To Hate». Fue un momento inolvidable, histórico.

Despues de aquello no hubo reacción posible por parte del publico. Halford triunfó por todo lo alto, dejó al auditorio más que contento y demostró que, aunque los años no perdonan físicamente, todavía puede ocupar el puesto que la historia le concede como eterno cantante de Judas Priest. Ahora son Tipton y Downing los que deben decidir.

J.A. Puerta