Editorial Junio 2020 “Empieza la desescalada”

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Sí, ya lo sé, “desescalada” es un palabro infame que hasta hace poco no existía y que por mor de la situación actual lo tenemos hasta en la sopa. Sinceramente, no encuentro otro término mejor que lo sustituya, así que tiraremos con él.

Pues eso, que la “desescalada” ha empezado ya. A una velocidad diferente según las zonas de España, pero en cada rincón del país estamos empezando a notar una relajación en el confinamiento y poco a poco vamos recuperando algunos elementos primordiales de nuestras vidas que se nos han visto privados en los últimos meses a causa de la pandemia.

Vaya por delante que soy consciente de que mi punto de vista no puede coincidir con el de los demás. Esta máxima, que siempre he aplicado al hablar de música, también es conveniente para el resto de ámbitos de la vida. Además, el hecho de que el Covid-19 me atacara con dureza me ha hecho pasar por una dura experiencia que me ha marcado de por vida y, además, me ha permitido conocer de primera mano la cruda realidad que algunos no pueden (o no quieren) ver.

No tengo ninguna duda de que la desescalada está teniendo lugar a una velocidad mayor de lo que aconsejarían los criterios sanitarios, pero hay una situación económica que recuperar y eso hace que necesitemos asumir riesgos. El tiempo dirá si ha merecido la pena, ya que un posible rebrote del virus puede hacer que volvamos a la situación de confinamiento anterior. Es una apuesta difícil y nadie sabrá si ha sido correcta o no hasta que no tenga remedio.

En este sentido soy pesimista, sobre todo porque hay un porcentaje significativo de personas que no entienden que el virus sigue estando ahí y que si tenemos ahora más libertad es para reactivar la economía, no porque el peligro haya pasado. Todos los días veamos ejemplos de irresponsabilidad supina de gente que se pasa las recomendaciones por el forro, con el peligro evidente de contagio.

En lo que respecta al mundo de la música, aún no sabemos cómo, cuándo y en qué condiciones podremos recuperar nuestros conciertos. Lo único que está claro es que no será pronto. Hemos visto algunas iniciativas y pruebas que, en mi opinión, no tienen visos de viabilidad. En Alemania y Dinamarca se están empezando a organizar conciertos en autocines, con el público metido en su coche sin poder salir y con el sonido transmitido por radio a los altavoces del automóvil. Incluso Doro Pesh ya ha anunciado algunos conciertos así en su Alemania natal. Otra prueba diferente se ha realizado hace pocos días en Barcelona, con un concierto en una sala en el que se han cumplido estrictamente las medidas de seguridad actuales, es decir, con el aforo limitado a 30 personas, todas con mascarilla y con la barra de la sala clausurada.

Sinceramente, la primera opción (conciertos en el coche) no me parece atractiva en absoluto. Y la segunda es económicamente inviable para músicos y salas. Creo que tiene menos futuro que un nuevo disco con los miembros originales de Motörhead.

¿Entonces? Yo no veo solución a corto plazo. O el virus desaparece por sí solo (que no tiene pinta) o tendremos que esperar a que haya una vacuna y/o cura que nos permita gestionar la enfermedad mejor de lo que podemos hacer hoy. La alternativa es tirarnos a la piscina sabiendo que no hay agua.

Dicen que un pesimista es un optimista bien informado. Siento no poder transmitiros un mensaje tranquilizador, pero a día hoy esto es lo que pienso de la forma más razonada posible.

Dejando a un lado los conciertos, el resto de la actividad musical poco a poco va recuperándose. Tengo la esperanza que este tiempo de aislamiento y esta experiencia vital haya despertado la creatividad de los músicos y haya un buen puñado de buenas canciones recién compuestas deseando ver la luz. Los grupos pronto empezarán a ensayar de nuevo y seguro que habrá nuevos discos pronto para disfrutarlos. También están empezando a volver a la emisión algunos programas de radio especializados, como el que tengo el placer de emitir semanalmente en LHMagazin.com cada lunes a las 20:00 h. Allí os espero.

Santi Fernández “Shan Tee”