ASFALTO + DRY RIVER – Viernes 24 de enero de 2020, sala Rock City (Valencia)

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Art-rock, en palabras de Asfalto, es un concepto que evoca a los grupos que beben de clásicos como Queen, Génesis, Pink Floyd o Yes, manteniéndose vivo en estos días y en el caso que nos ocupa, en lengua castellana. Si alguien se pusiera a pensar grupos nacionales que pudieran encajar en este estilo, pocos pueden negar que ahora mismo Dry River y los propios Asfalto serían los mejores exponentes de este legado basado en el rock sinfónico / progresivo.
Por ello, los más de 350 espectadores que asistimos a la sala Rock City de Valencia, sabíamos que lo que allí íbamos a disfrutar sería algo cuanto menos fabuloso.

Abría el concierto Dry River, cerca de las 22.30 de la noche, y desde el inicio pudimos ver la cantidad de seguidores que llevan detrás en cada concierto. Aunque ya son tres los discos de estudio que les contemplan más dos discos en directo, ha sido durante los dos últimos años cuando su fama ha crecido de manera exponencial, siendo actualmente una banda de culto que corre de boca en boca entre todos los seguidores de su rock sin etiquetas, ya que su música bebe igual de Dream Theater que de Queen, con toques AOR y riffs a lo Metallica, con una pequeña dosis teatral como la que aporta su cantante, Ángel, una pieza indispensable de este engranaje.

La banda traía dos nuevos miembros, Miguel Centelles que de manera temporal se encontraba en los teclados, y Guillermo Guerrero que es el nuevo guitarrista de la banda y que cubrió de manera exitosa el hueco que ha dejado Carlos Álvarez.

Abrieron con 3 temas de su nuevo disco “2038”, destacando “Perder el norte” y “El camino”, que es rebautizada cada vez que pisan tierras valencianas por “El Pepino” (ojo, no utilizar este cambio en el estribillo si los veis en cualquier otra ciudad).

El nivel técnico de la banda es altísimo, las canciones suenan como en el disco (¡o mejor!), la implicación del público con ellos es tremenda, y Ángel que, como decíamos, da vida sobre el escenario a lo que las canciones nos cuentan a través de los instrumentos. Son de esos grupos donde las canciones en vivo alcanzan otro nivel, pudiendo pensar incluso que te encuentras viendo un musical de Broadway. Qué importante es que un cantante tenga esa implicación, aunque ese papel de frontman no está reñido con su actual nivel vocal, ya que está a un nivel altísimo y con mucha confianza.

Como decíamos la interacción banda-público era constante, y entre tema y tema (“Pequeño animal” o “Irresistible” fueron de lo mejor), pudimos ver desde una petición de matrimonio de dos fans del público, hasta una L de novato que pusieron sobre el micro del nuevo guitarrista bautizado como “Willy War”. Su música es tan variada y la propuesta tan adictiva, que incluso si no has oído nada de ellos puedes disfrutar del show y salir de ahí como si los conocieras de toda la vida.

El último single “Me va a faltar el aire” fue cantado a pleno pulmón por toda la sala, cerrando con “Traspasa mi piel” que es ya un emblema en su discografía. La sensación al terminar el concierto es de haber visto y disfrutado a una banda que puede marcar una época en nuestro país, y de haber estado en un espectáculo difícilmente igualable.

Tras el ciclón de Dry River, y tras el consiguiente cambio de instrumentos sobre el escenario salían a escena Asfalto, con un setlist muy completo basado en su último disco en vivo, “Sold Out”, aunque con alguna sorpresa agradable como “Joven ruso” que han recuperado en esta nueva serie de conciertos.

La banda que acompaña a Julio Castejón es de aúpa: Su hijo Paul a la guitarra y flauta, Nacho de Lucas a los teclados, Pablo Ruiz al bajo y una apisonadora a la batería como demostró ser Arturo García.

No vamos a descubrir a estas alturas a Asfalto, una de las bandas más elegantes y con una auténtica colección de joyas en forma de discos desde su debut hasta el último álbum en vivo. El carisma de Julio y su personal tesitura vocal se ve bien acompañado por su hijo Paul, un auténtico hacha a las seis cuerdas y que mantiene con un sonido muy actual esa colección de clásicos que sonaron como la apertura de “Déjalo así” o la siempre efectiva “Más que una intención”.

Uno de los temas que más me gustaron fue casualmente de los últimos en publicarse: “Crónicas de un tiempo raro”. Me parece una canción sublime, épica y que demuestra que las nuevas composiciones tienen sitio más que de sobra entre la colección de canciones que podían llevarse 40 años entre sí.

La banda llevaba una pantalla que iba acompañando con diferentes vídeos cada uno de los temas interpretados, un detalle más a tener en cuenta y que demuestra lo preparados y meticulosos que son para ofrecer un show de calidad exquisita. Otro de los aspectos más destacados de Asfalto, fue que en canciones como “Molinos de Viento” toda la banda tenía su micro para segundas voces o coros, rememorando a esas bandas de los setenta que tanto valor daban a este aspecto y que por desgracia cada vez está más en desuso.

Paul, como decíamos, no solo nos deleita con la guitarra sino que en canciones como “Rocinante” es el encargado de la flauta, alternando incluso entre ambos instrumentos en la misma canción.

Días de Escuela” y “Capitán Trueno” sonaron también en la parte final, con el público entregado y un Julio muy sonriente, ya que comentaba que la última vez que habían venido a Valencia la respuesta no había sido la esperada y querían darnos una segunda oportunidad. Espero que esta vez, sí les haya valido la pena porque la comunión público-banda fue total desde el primer momento.

Estamos todavía en enero, pero ya puedo decir sin duda que este Art-Rock será uno de los momentos del año en cuanto a conciertos. Asfalto son historia por méritos propios y ojalá podamos disfrutarles muchos años más. Dry River están en camino de escribir su propia historia, y si siguen así no dudéis que lo harán.

Texto y fotos: Edu B.