La voluntad de las estrellas ha querido que aquí esté para escribir esta reseña a publicar en The Sentinel y que lo haga meses después de la salida al mercado del tercer trabajo de los asturianos.
Formados en Gijón bajo el nombre de Atlas en 1999 y con varias maquetas en su haber, en 2008 cambian su nombre por el actual Arenia para evitar confusiones con los “otros” Atlas madrileños que estuvieron practicando buen Hard Rock hasta su repentina desaparición en 2017 tras la salida de su tercer LP. Ya como Arenia, debutan discográficamente en 2012 con un LP más un EP, siguen con un segundo EP en 2016 y al año siguiente, 2017, sacan el álbum “El atardecer de los sueños”, predecesor del que hoy reseño en dos sentidos: primero porque al dos le sucede el tres y, segundo, porque “La voluntad de las estrellas” es en sí mismo la segunda parte de “El atardecer de los sueños”.
En ambos casos, Arenia dividen sus discos en tres actos y la mitología greco-romana es el apoyo sobre el que sustentan unas letras que cobran vida en la voz y el diálogo de dioses tales como Zeus, Hércules, Atenea, Poseidón y tantos otros que, quién más quién menos, todos conocemos.
Con una formación estable, actualmente habitan en Arenia Fran J. Santos (voz), Eduardo Dizy (guitarra y letrista único), Raquel Rodríguez (teclados), Roberto Suárez (bajo) y Alejandro Fernández (batería). La ristra de colaboradores es enorme y no tendría sentido mencionarlos ahora a todos, pero sí que iré nombrando a algunos de ellos cuando entre en el análisis más exhaustivo de las canciones del disco. La voluntad de las estrellas se ha grabado en los Estudios Dynamita de Viella (Asturias) y de la producción se ha encargado Dani G. (He rebuscado, pero me ha sido imposible encontrar el apellido de este señor). El resultado es, para mi gusto personal, satisfactorio, aunque el sonido de la batería me ha resultado un tanto mecánico. Dani G., además de encargarse de la producción, participa en la composición musical junto a Eduardo Dizy en 5 de las canciones del álbum, además de meter voces en otras tres.
En conjunto, musicalmente encontramos aquí composiciones de fácil digestión, de un heavy-power con fuerte contenido épico. Se abre el álbum con el “Acto Primero”, titulado “Redención” y conformado por 4 canciones más una obertura inicial. De esta primera parte, me quedo con “El último aliento”, canción que cuenta con la participación de Dani G. A las voces y de Markus Pohl en el solo de guitarra. Esta canción está además incluida como extra al final del disco, pero en su versión cantada en inglés, bajo el título de “The Last Breath” y cantada por Henning Base. La que sigue y cierra el “Acto I”, “La piel del enemigo”, irremediablemente recuerda en su arranque a “Hail And Kill” de Manowar, en lo que supongo ha querido ser un guiño a los de New York.
El “Acto II”, titulado “Triunfo”, arranca con “El camino de Hiperbórea parte III – El llanto de la tierra”. Las dos primeras partes están presentes en el ya mencionado segundo disco de Arenia, “El atardecer de los sueños”, y en esta ocasión nos invita básicamente a introducirnos en lo que será el cuerpo del segundo acto. “Volver a empezar” es la canción que nos mete de lleno en él y su estructura y tempo la convierten, tal vez, en la más accesible, pop, comercial o como lo queramos llamar; estas etiquetas que uso son sólo para que el lector se haga una idea de qué encontrará antes de escuchar la canción. “Conjuro infernal” (que vuelve a contar con la participación de Dani G.) es una de las que contienen una base más pesada y contundente, junto a un pegadizo estribillo que ayudará a que sea de las que mejor funcionen en directo. Cierra el “Acto II” una pieza corta, “Mirando al mar”, donde la guitarra española que toca Antonio Carballo y la aportación vocal del Coro Joven de Gijón, la convierten en una bonita canción llena de épica.
Cierra el disco el “Acto III”, “Apoteosis”, que contiene una sola canción de más de diez minutos: “Sigue la leyenda”. En esta ocasión, las colaboraciones se suceden: desde el piano de Juan Gomes, hasta las voces protagonistas de Dani G., Lady Ani, Marcos Rodríguez e Israel Ramos, además de los coros de otros participantes. A veces sucede que se cae en la trampa (o esa impresión tengo yo) de creer o suponer que cuanto más larga y con más partes sea una canción, mejor será ésta. Caer en eso, añadir por añadir, puede arruinar canciones en las que “menos es más”. No es el caso de “Sigue la leyenda”. Desde mi punto de vista, aquí sí que se justifican los elementos que construyen la canción y es una interesante pieza para cerrar el disco.
Como conclusión: “La voluntad de las estrellas” es agradable de escuchar, aunque la fórmula ya la tengo escuchada de antes, las canciones se me tornan un pelín repetitivas y ninguna me ha resultado sobresaliente, pero todo esto no impide su disfrute. En mi caso, “lo único malo” de llevar tantos discos escuchados a mis espaldas es que cada vez resulta más difícil sorprenderme y a veces caigo en la sensación del dèjà vu. Estoy seguro de que a algunos les encantará el disco de los asturianos, pues tienen buenas melodías y las canciones están, sencillamente, bien hechas. ¡Buena suerte!
Jebimetal