Editorial Abril 2019 “El reclamo de las despedidas”

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La nostalgia es un aliciente que siempre funciona, en todos los ámbitos de la vida. Por supuesto, en el Rock también. El reclamo de recuperar las sensaciones de nuestra juventud es, junto con el mensaje de ofrecer una ocasión única para disfrutar de un concierto, la mejor garantía para que el público responda a una convocatoria.

En el caso del rock, esta tendencia se acentúa dado el escaso relevo generacional entre el público habitual, un problema que amenaza gravemente la supervivencia de este estilo. Esta falta de relevo provoca que la media de edad entre los espectadores de un concierto sea mucho más elevada que en el pasado. Es decir, que salvo honrosas y esperanzadoras excepciones, los que vamos somos los mismos, con más años encima y que hemos vivido la época de mayor bonanza de nuestra música.

Los grupos y los promotores lo saben e intentan aprovechar ese tirón, dentro y fuera de nuestras fronteras. Hay casos sangrantes, como los años que Scorpions llevan de gira de despedida o el anuncio del final de Judas Priest, quienes después aclararon que harán más giras y más discos.

En España hemos tenido varios casos recientes. Los años pasan para todo el mundo y nuestros músicos se hacen mayores. En algún momento deberán cerrar la puerta de forma definitiva y ese último concierto, esa última gira, es algo que nadie se quiere perder. Aunque curiosamente, en algunos casos, los últimos años hayan tenido una pobre asistencia s sus conciertos. Pero anunciar que se echa el cierre y que no habrá más es el reclamo que siempre funciona.

Rosendo Mercado y Miguel Ríos son dos ejemplos claros de leyendas de nuestro rock que han despedido su carrera a lo grande, con una gira final en el que han colgado el cartel de “no hay billetes” en todos (o casi todos) sus conciertos. Aunque la experiencia dice que seguirán haciendo conciertos puntuales, parece que serán excepciones para su retiro casi total.

El mes pasado conocimos la noticia de la gira final de Barón Rojo, algo de lo que hablé en el editorial de marzo. Un mes después, su gira de despedida está tomando forma con un buen número de conciertos, que incluirán un tour por varios países de Sudamérica y un concierto en el Wizink Center de Madrid, el recinto cubierto más grande de la capital. Todo ello con la formación actual, con la que en los últimos años no están consiguiendo ni de lejos este poder de convocatoria. Imposible queda una despedida como querrían sus seguidores, recuperando la formación original. En su lugar, Sherpa y Hermes Calabria arrancan su andadura como “Los Barones”, cambiando el nombre del proyecto a lo que ya era la carrera en solitario de Sherpa.

También hemos vivido recientemente reuniones puntuales cuyo componente nostálgico ha hecho llenar amplios recintos que de otra forma serían impensables. Especial mención para la reunión para dos únicos conciertos de la formación de Asfalto que grabó “Más que una intención” y “Cronophobia”, sus dos discos de mayor éxito. El primero de ellos se saldó con un éxito rotundo de público y el segundo tiene la misma buena pinta. A medio camino se quedó la reunión puntual de Júpiter, quien dejó a medias el amplio aforo de La Riviera. En ambos casos, el público salió plenamente satisfecho por el resultado ofrecido y el estado de forma de estos veteranos músicos.

Todos los que vivimos la mejor época del rock nacional tenemos en nuestra cabeza las grandes bandas con las que crecimos, algunas de las cuales siguen en activo. A día de hoy podemos ver a grupos como Ñu, Obús o Coz, peleando con fuerza con bandas de la siguiente generación o incluso con grupos nuevos que son la esperanza en la que debemos confiar. Disfrutemos de su presencia sin necesidad del reclamo de su “despedida”. Y demos también la oportunidad a grupos sin tanto bagaje, para que en su día puedan llegar a ese estatus. Nada ni nadie nos devolverá la juventud, y las sensaciones de escuchar las canciones con las que crecimos es algo con lo que es difícil que un grupo nuevo puede competir, pero recordad que estas bandas gloriosas un día fueron nuevas y gracias a seguidores como tú y como yo, hoy son lo que son.

En cuanto a los grupos ya inactivos de los que habría un clamor popular para una vuelta, aunque fuera puntual, creo que Sangre Azul sería el más deseado. Por lo que personalmente he hablado con varios de sus componentes, actualmente es algo imposible. Mención aparte merecería Banzai, cuya reunión de aquella formación mítica de «Duro y potente» ya nunca se podrá producir, ya que esta mañana nos hemos despertado con la triste noticia de la muerte de José Antonio Manzano, después de una dura lucha contra la enfermedad en la que nos dio a todos una lección de entereza y ganas de vivir. Vaya desde aquí nuestro más cariñoso recuerdo a uno de los grandes que nos ha dejado. Descanse en paz.

Santi Fernández “Shan Tee”