Capítulo I: LA EXPECTATIVA.
Avalanch 14 de diciembre sala África. 1500 pelas. Así rezaba un escueto cartel pegado al cristal de la puerta de la tienda Tipo. Yo, que casualmente me encontraba por allí, le pregunto al dependiente:
– ¿Qué vienen los Avalanch?
– ¡No hombre! Hemos puesto ese cartel pa´adornar la tienda – Me dice con cara de descojone mientras me da un papel donde aparece la gira completa de Avalanch encima de la frente del Sr. Rionda.
Aunque faltaba un mes para la cita ya fui agenciándome los discos que me faltaban de la banda y llamando a los colegas pa que se fuesen preparando. A cada escucha mi interés por el concierto y por el grupo iba aumentando. La verdad es que Avalanch son una banda que mejoran con la escucha.
De momento no podía hacer nada mas sino esperar. Y eso hice.
Capítulo II. LUCHANDO CONTRA LOS ELEMENTOS.
– ¿Que no vais? ¿por qué?
No me lo podía creer. Los colegas se me rajan. Así por las buenas. Te dicen que no van, y luego es verdad… no van.
No pasa nada. Uno que ya está curao de espanto decide seguir adelante. Además la chavala no es mala compañía. Solo quedaba una semana para el concierto así que tuve que hacerle un curso acelerao a mi santa esposa de Avalanchismo. Buena alumna, ya el martes se sabe “Vientos del Sur” de memoria. El asunto de las entradas era un puro trámite que me dispuse hacer el lunes por la tarde. Bueno, realmente lo dejé para el martes pero no fue hasta el miércoles cuando fui a comprarlas.
– ¡¡¡Que no hay entradas!!!. Pero vamos a ver ¿cómo que no tienes entradas, tronco? – Le dije a mi colega de la Tipo con cara así como de “estonomestapasndoami”. – ¡Tiooooo! ¡Que ya me perdí a los Mago de Oz! Y dos veces además.
– Bueno cálmate, tronco. A lo mejor me traen más para mañana.
– Ya me estás guardando dos entradas, que no te compro un disco más – le conteste yo.
Mi amenaza surtió efecto y el jueves por la tarde tengo en mi poder dos entradas para el concierto de Avalanch. Bonitas entradas sino fuera por la inmensidad frontal del señor Rionda.
Mario Picaso me caía bastante bien hasta que señaló unas malditas nubes en un mapa a la par que decía que se esperaban chubascos moderados en Andalucía Oriental. ¡¡Los esperarías tú, so cabrón, porque yo no había quedao con ningún chubasco pa ese día!!! Bueno, tranquilidad en las masas, que yo no mandé luchar mis barcos contra los elementos. La sala esta techá. Además el hombre del tiempo falla más que una escopeta de feria.
Capítulo III. EL ROCK ES CULTURA Y CIENCIA.
Son muchas las personas que atacan al Rock y a los rockeros acusándolos de auténtico movimiento anticultura lleno de tarugos. Puede ser. Sin embargo hoy he aprendido dos cosas gracias al concierto de Avalanch: Que mi congelador no es capaz de enfriar seis latas de cerveza en media hora y que la cerveza caliente esta más mala quel copón.
Llueve. Así, sin más. Llueve y punto. Mi mujer me intenta tranquilizar diciéndome que no me preocupe, que ya escampará. Yo le contesto que yo tampoco espero otro Diluvio Universal. Escampa. Cómo mola mi mujer. Entre los dos nos jamamos una barra de pan llenita de chorizo El Pozo. Hay que coger fuerzas. Nos vamos. Son las nueve y el concierto empieza a las diez. Antes, chequeo total. ¿Entradas? Sí. ¿Llaves? Sí. ¿Pasta? Sí. Pues zumbando pal show. Córdoba, a pesar de ser una de las ciudades mas grandes de España, tiene la ventaja de que todavía se puede ir andando a muchos sitios, así que decidimos ir andando hasta el local del concierto y así vamos calentado motores. ¡Media hora! ¡Media hora andando! ¡¡¡NUNCA MAS!!! La jostia que lejos estaba el puto sitio ese. La energía del bocata a tomar por culo. Tendré que nutrirme a base de Cuatro Rosas que tampoco es mala idea.
Capítulo IV. LOS TIEMPOS CAMBIAN.
Sudando a pesar del frío después de la caminata. Lo primero que siento es ese clima de concierto que tanto me gusta. Coches con el loro a tope, la peña bebiendo litronas y más cosas. A medida que voy analizando me voy dando cuenta de cómo cambian los tiempos. Antes, en los ochenta, medio nos disfrazábamos para ir a los conciertos. Muñequeras de pinchos, tachuelas, parches por tos laos, etc. Ahora las nuevas generaciones se ponen su camiseta, su sudadera con su grupo favorito y punto. Otra cosa que me llamó la atención, siempre lo hacen, fueron las pibas. Mujeres. Muchas mujeres guapas. Mi mujer la primera. ¿Será esa la verdadera revolución del Heavy Metal? Espero que sí. Me encuentro con unos amigos y cambio la cerveza por el… “¿Cómo que no hay Four Roses?”. Joder, me cabreo y me tomo un DYC con Pepsi. Pa chulo yo. Gente sin complejos. Yo los míos los cambié por varias neuras hace unos años. Hace tiempo que vengo aplicando una formula que nunca me falla: La calidad de un concierto es directamente proporcional a la cantidad de alcohol que patalea por las venas. Decido tomarme otro güisqui. Y otro más, que los números pares dan mala suerte ¿o eran los impares? No me acuerdo. Decido beber tantos como pueda hasta perder la cuenta y así por lo menos me quedo tranquilo.
Hay jaleo a la puerta del recinto. Están llegando los Avalanch. La gente se aparta pa que pase la cabeza del Rionda. Me empiezo a emocionar solo de pensar en lo que me espera una buena noche de Heavy del bueno. El alcohol se me sube a la cabeza. No esperaba menos. Es justo lo que quiero.
Capítulo V: ENTRAMOS.
La sala África es… como lo explicaría sin decir la palabra mierda. ¡¡UNA MIELDA!! Pero hay que ser justo y es la única donde hay conciertos. Hoy mismo toca Albert Pla pero la resaca no me deja ir. La sala es en realidad una carpa de plástico con paredes de chapa, donde rebota el sonido haciendo una pelota sónica inaguantable. Para solucionar este problema solo hay una salida: otro güisqui. Y otro que meto entre el pecho y la espalda. Me clavan seis lúas por un DYC pero me compensa lo buena que está la camarera. Mi mujer también se da cuenta de que está buena y me suelta una colleja. Hay también el típico tenderete donde se vende merchandaisin de la banda. Las camisetas son muy guapas pero valen tres talegos. Soy solidario y no compro ninguna pa que haya pa tol mundo. Sacrificios. La gente joven deben de ir de drogas de diseño porque allí se echaba de menos el olor de los petardetes de los conciertos. Demasiada vida sana esta juventud. Hay una cosa que nunca entenderé de este tipo de eventos: Por qué nadie piensa en la gente que no alcanzamos el metro setenta. Hace años me tire dos horas viendo la calva de Carlos de Castro y, en fin me parece que ahora me espera lo mismo con la del Rionda.
Capítulo VI: EL SHOW
Con una sala llena hasta los topes y con un juego de luces bastante decente salen Avalanch al escenario. El griterío es descomunal y me empiezo a desplazar hacia uno de los laterales para ver algo mas que la, ¡¡sí otra vez lo digo, qué pasa!!, parte craneal de el Sr. Rionda. Como muchos de vosotros me habíais anunciado comienzan con “Tierra de nadie”. Las guitarras no se oyen bien y la voz parece que esta a 100 kilómetros pero me da igual. Entre los cacharritos que llevo y que me conozco las canciones de memoria disfruto como un enano desgañitándome. El publico está entregado desde el principio y la banda lo sabe. Víctor se mueve como si tuviera culebras en el culo y Rionda disfruta como un niño. Poco a poco van soltando temas a cada cual mejor. La mayoría de los dos últimos discos. Del primero suena “Vicio letal” y no veas cómo mejora esta canción en directo con Víctor. Miro para atrás y veo todos esos cuernos en alto. Me emociono y os echo de menos. Pal próximo me llevo el portátil y hacemos el Foro en directo.
Si hiciéramos un símil con el fútbol, Avalanch serian el equipo perfecto: Una buena defensa con Alberto y Francisco, vaya par de centrales. Iván con sus teclas seria ese jugador todoterreno que lo mismo sirve para un roto que para un descosío. Lo difícil de meter teclados es que no molesten, que no ablanden demasiado y este Iván lo hace a las mil maravillas. En el centro del campo pondríamos a Roberto. Jugador de lleno de clase y talento que se sacrifica por el equipo. Es el complemento ideal de los lideres. Víctor seria, como no, el delantero centro. No para ni un minuto de animar de cantar, moverse. Todo lo que se puede exigir a un front-man lo tiene Victor. Y por ultimo el CRACK. Si hay algo que el Sr. Rionda tiene mas grande que su frente es su impresionante talento. ¡¡Madre mía!! Verlo tocar es un placer no solo para los oídos sino también para los ojos. Dios mío, qué punteos. Este tío debe de conocer mejor el mástil de su guitarra que yo la escalera de mi piso. Él es el Maradona del equipo. El Jefe, el líder absoluto que resurge con fuerza en los momentos más delicados. Ayer disfrutó con nosotros a pesar del mal sonido. No todos los días se tienen a mas de 500 personas a tus pies. Del repertorio que me contasteis se cambiaron unas cuantas cosas. Y ese es el único pero que le pongo a la actuación. Siguiendo con nuestro símil futbolero, habría que ponerle un cero al entrenador. Es verdad que Avalanch tienen canciones para dar y regalar pero NO puede faltar “Vientos del Sur”. Tampoco dejaría fuera del set-list a canciones como “Levántate y anda” pero bueno, “Torquemada”, “Por mi libertad”, “Ángel Caído”, “Cambaral”, “Corazón negro”, “Xana”, etc. son lo suficientemente buenas como para que no nos quejemos.
En definitiva un gran concierto de una banda que no solo apunta muy alto, si cantasen en ingles… sino que a partir de ahora al Sr. Rionda habrá que ponerlo en un pedestal. En el mismo pedestal donde ya están Carlos de Castro y Jero. Los tres Calvos de Oro del Heavy español.
Capitulo final. CONCLUYENDO.
Concluyendo que es gerundio y la resaca ya me duele. Primer abrimos un espacio para peticiones.
¿Por qué no se reparte en los conciertos una guitarrilla de madera pa que hagamos poses? La verdad es que eso de hacer riff de guitarra tocándote la barriga…
¿Por que la figura del telonero esta cada vez mas en desuso?
En fin espero no haberos aburrido demasiado con mis tonterías. Así vi yo el concierto de anoche. Fue una autentica fiesta y eso me parece lo importante.
Perico Salinas (Pears)