Editorial Febrero 2019 “Promoción de conciertos”

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Los nuevos usos y costumbres, la irrupción de internet en nuestras vidas y los métodos de relacionarnos han cambiado mucho desde que el acceso a la red se ha universalizado. Aunque los más jóvenes creerán que estoy hablando del Pleistoceno, estoy seguro que muchos de vosotros recordáis cómo era nuestra vida antes de Internet. Todo era más manual, más arcaico, exigía más esfuerzo.

No todo lo que ha traído internet ha sido bueno, ya que todas las monedas tienen dos caras. En lo que nos atañe, la música en general y el rock en particular, el acceso rápido y sin límites a la música ha llevado a la casi extinción de las ventas de discos, fuente casi imprescindible para la supervivencia de los grupos. Este es un tema del que ya hemos hablado en otras ocasiones y en el que no voy a ahondar en este editorial.

De lo que sí voy a hablar es de la forma de promocionar los discos y, sobre todo, los conciertos. En la época pre-internet, para anunciar un concierto sólo había tres cauces: anuncios en radio y revistas especializadas (o en TV para los más pudientes), pegada de carteles en las calles y reparto de octavillas en los conciertos previos de similar estilo. Estas actividades requieren una inversión económica pero siempre dieron muestras de su efectividad.

Con la llegada de internet, los grupos se encuentran con nuevas formas de promoción de sus futuros conciertos, la mayoría de ellas gratuitas: webzines especializados, e-mails, anuncios y eventos en Facebook, publicaciones en Instagram o Twitter… Todo cuenta a la hora de conseguir el objetivo, es decir, informar al público de la proximidad de un concierto interesante. La máxima debe ser la siguiente: Que no haya ningún hipotético espectador que se lo pierda por no conocer la existencia del concierto.

Vistas estas nuevas posibilidades, cabría pensar que todo ha sido positivo. Sin embargo, no es así y muchas veces la culpa es de los propios grupos (o promotores). Uno de los errores más habituales es encomendarse a un solo canal de promoción, olvidando el resto. El más común es pensar que publicando un evento en Facebook ya está suficientemente anunciado el concierto. Craso error. No todo el mundo tiene Facebook (y más últimamente, con la “huida” a Instagram). También hay gente que lo tiene y no lo usa. O no tiene agregado el perfil del grupo en cuestión. O, sin duda, dicho evento se pierde entre las decenas de eventos que llegan diariamente.

¿Cuál es la solución? Sencilla: Utilizar TODOS los medios al alcance para promocionar el concierto en cuestión, sin desdeñar ninguno. Todos suman y es mejor que un espectador se entere por tres vías que por ninguna. Aún en mi caso, que administro una web especializada, tengo conexión constante a internet e interactúo diariamente en Facebook y Twitter, hay conciertos de los que no entero, así que imaginad quien haga un uso esporádico de internet y las redes sociales.

Algo tan sencillo (y gratuito) como tener una lista de distribución para mandar e-mails a los medios especializados se está dejando de hacer. En el caso de The Sentinel, tenemos una agenda de conciertos que se actualiza a diario con los correos informativos que recibimos. Hay grupos y promotores que hacen las cosas bien, enviando un correo con semanas (incluso meses) de antelación y después enviando recordatorios. Hay otros casos, sin embargo, en los que el aviso se reduce al envío de un correo 1 ó 2 días antes del concierto (algo que no sirve para nada, evidentemente) e incluso hay casos en los que no recibimos ningún correo, sino simplemente una invitación a un evento en Facebook. Y lo más triste es que en este último colectivo nos encontramos también con músicos de la vieja escuela, aquellos que vivieron la época de la pegada de carteles.

Facebook no es la vida. Internet no es la vida. Son herramientas que nos ayudan, pero no se debe desdeñar a todo el colectivo que hace un uso limitado o nulo de estas nuevas tecnologías (cada vez menos nuevas). Deben usarse como un método de promoción más, sin olvidarnos de aquellos carteles, flyers y demás formas de anunciarse. Con la suma de todos ellos conseguiremos llegar al máximo colectivo de hipotéticos espectadores para el concierto. Que luego vayan o no, eso ya es harina de otro costal, pero esa ausencia nunca debería ser provocada por el desconocimiento.

Este consejo, como nuestro servicio de Agenda en la web, es gratis y siempre lo será.

Santi Fernández “Shan Tee”