SARATOGA + 4 GATOS – Sabado 19 de octubre del 2002, Sala Aqualung (Madrid)

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El público estaba realmente expectante por ver a la nueva banda de Iván Ubistondo y los ex componentes de Ñu. Alrededor de las 20h. ya todos coreaban su nombre apelotonados en las primeras filas. Pienso que debe ser todo un halago y un impulso de seguridad ver que un público que apenas conoce tus temas esté tan impaciente por verte.

A las 20’10 exactamente sonaba la intro. Poco a poco fueron saliendo los componentes: el famoso Niño, quien tocó en Ñu, Saratoga y Muro, se sentaba majestuosamente en la batería, Juan Miguel Rodríguez (Alcaudón y Ñu), vestido de chaqué, comenzó a retar a los teclados, el macarra Pedro Vela (Ñu), empuñaba ya su guitarra y Javier Canseco (Tragedy), con un pañuelo en la cabeza, desafiaba al público con su bajo de seis cuerdas. Sonaba muy cañero, me atrevería a decir que con toques progresivos, y entonces salió el esperado Iván Ubistondo (Beethoven R.). El sonido era realmente pésimo. Se oía por encima de todo la batería y el teclado se comía muchísimo a la guitarra. De repente, Iván se cayó al suelo y tuvo que abandonar cojeando el escenario. “Es el fin”, pensé yo. “Hoy no descubriremos a Cuatro Gatos”. Pero de eso nada, cuando terminó el tema, Iván salió, aunque bastante jodido, y explicó lo que le había pasado.

Aun así, siguieron con “Un extraño en mi cabeza”. El bajista no paraba de moverse de un lado a otro animando al público, ya que el pobre Iván apenas podía moverse. Los descontrolados solos de guitarra sonaban algo vacíos y la batería seguía comiéndose la mayor parte del sonido. Continuaron con la heavylonga “Tierra de nadie”. Sonará raro que yo diga esto, puesto que Iván es de mis cantantes favoritos, pero he de reconocer que cantó fatal. Yo no sé si estaba en baja forma o es que el mal sonido hacía que ni él mismo se oyera, pero desafinaba muchísimo. No llegaba a los agudos y los tonos se le iban. Parecía totalmente un principiante.

Los temas cañeros a doble bombo se alternaban con alguno a medio tiempo, donde los solos de guitarra y teclado daban mucho feeling al asunto, a pesar de los acoples. La batería, a pesar de haberme parecido un poco simple al principio, iba tomando mucha originalidad y calidad a medida que avanzaba el concierto. “Más allá de la realidad” fue unos de los temas que más me gustó, con unos coros muy atractivos. El final del concierto fue muy potente y rápido, dejándonos a todos con muy buen sabor de boca a pesar de las contrariedades. Y con ganas de escuchar ya el disco, se despidieron de nosotros a eso de las nueve menos cinco.

Tras media hora de espera y un poco hartos ya de escuchar versiones Judas o de Deep Purple en un estilo a lo Frank Sinatra, comenzó a sonar , entre ovaciones, “11901”, la intro de su último trabajo, “Agotarás”, que engancharon con “Con mano izquierda”. Niko del Hierro no paraba de moverse, haciendo uso de su lengua a lo Gene Simons y de su bajo a lo Steve Harris. A pesar del mal sonido, podíamos ya empezar a flipar con la técnica de Dani a las baquetas y con el feeling de Jero en los solos.

“Perro traidor” nos terminó de calentar. Pudimos ver a Niko persiguiendo a Jero por el escenario y Leo nos deleitó con su primer gritito de la noche. Hay que decir que la voz de leo está siempre en perfectas condiciones y que juega muy bien con sus cuerdas vocales, a pesar de abusar de los agudos sin sentido. Éste dio las buenas noches a los allí presentes y presentó “Tras las rejas”. Seguí notando el sonido un poco mal. Sonaban todos los instrumentos demasiado apelotonados. Pero el buen rollo que se veía entre los componentes del grupo, sobre todo la complicidad entre Jero y Niko, hacía que te olvidaras de eso.

Seguían con el himno de los heavies españoles: “Heavy Metal”. En este tema salió un espontáneo lanzándoles besos, el cual fue, naturalmente, lanzado de nuevo al público. “A morir” fue toda una revolución. La batería sonaba como una metralleta, Niko iba de un lado a otro y se tiraba de rodillas delante del público, Jero vacilaba de su habilidad con las manos y Leo nos deleitaba con su increíble voz. Otro comienzo explosivo fue “Viaje por la mente”. Fue toda una sorpresa cuando a mitad de la canción estallaron con la speedica “Rompehuesos” y después, con un cambio magistral, pasaron a “Mercenario” para acabar con “Doblan las campanas”. Fue algo increíble que dejó boquiabiertos a los allí presentes. En una entrevista que hicieron en Rock Star dijeron que iban a tocar todo el “Agotarás” y, desde luego que así lo hicieron.

Tras el medley comenzó Niko a tocar solo, demostrando lo que sabe hacer con sus dedos y acto seguido se le unieron el resto de los músicos. Era una instrumental que sonaba muy ochentera, mucho más de lo que suelen ser sus actuales composiciones y, de repente, las cuerdas de Niko y Jero callaron para dejarnos alucinar con la batería. Siguieron la instrumental y volvieron a hacer lo mismo, pero ahora para disfrutar de las cuerdas de Jero. Entonces se unió Niko y después Dani y acabaron con esa ingeniosa composición. Sinceramente, fue una de las cosas que más me gustó de todo el concierto.

Con un nuevo modelito, apareció Leo para impresionarnos con “A sangre y fuego”, tema en el que el cantante puede demostrar el estupendo registro del que goza su garganta. Jero hizo un solo increíble, pero podría dejar de hacer coros porque, en mi opinión, suenan realmente mal. Era ya la hora de bajar un poco el ritmo y tocar algunas de las preciosas baladas que existen en el repertorio de Saratoga. Leo, con una voz preciosa, comenzó a cantar “Manos unidas”. Y ésta fue otra sorpresa más: unieron este temazo con “Lejos de ti”, con ese estribillo tan potente y romántico. Y con uno solo un tanto extraño por parte de Jero, Leo cogió una guitarra acústica y comenzó a tocar “The Unforguiven”. El respetable estaba emocionado y coreaba la letra a gritos. Era la hora de su hermosa canción: “Parte de mí”. He de reconocer que se me pusieron los pelos de punta, sobre todo al final, cuando Leo dejó que terminara de cantar el público.

Entre aplausos y ovaciones comenzaron “Oscura la luz”, con un comienzo muy potente y siniestro. Fue un alivio comprobar que el sonido era bastante mejor. En un parón estremecedor, se empezó a corear “Fear of the dark” y estallaron con “El gran cazador”. Otro de los momentos cumbre del concierto empezaba. Leo y Niko se encaraban mientras Jero hacía maravillas con la guitarra. Y, cómo no, la batería tan atronadora como siempre. Empalmaron con la desgarrada “Charlie se fue”. A pesar de ser una balada, es un tema que funciona muy bien en directo por su potencia (sobre todo el momento en el que entra la batería), su garra, y el sonido imperioso que se la da a la guitarra. Y volvieron donde lo dejaron después del parón: “Oscura la luz”. No podía faltar “Las puertas del cielo” uno de los temas favoritos del nuevo álbum. Lo que más me gusta de este tema, sobre todo en directo, es que notas cómo la guitarra y el bajo se te meten en el pecho y apenas te dejan respirar. Y cuando acabó el tema comenzó el duelo de las cuerdas. Era el momento de demostrar la experiencia de estos dos míticos músicos nacionales. Niko comenzaba con solos muy blouseros y Jero le desafiaba a imitarle. Hicieron mil virguerías con las manos, posturitas y cachondeo y entonces salió Leo (con otro modelito distinto) y comenzó “Mi ciudad”. Leo no paraba de moverse da un lado a otro, moviendo el pelo y simulando tocar los instrumentos. Este tema sufrió algún cambio. Jero se acercó a Niko diciéndole no sé qué al oído y este último asintió. Supimos lo que pasaba cuando, al llegar el estribillo, en vez de “mi ciudad”dijeron “Aqualung”. Y al final del tema, un nuevo cambio: “y en Madrid”. Esto demuestra el cachondeo y el buen rollo que llevan Saratoga, haciendo bromas incluso con sus canciones.

Desaparecieron todos los componentes de la banda excepto Dani y comenzó a sonar (grabado) un teclado totalmente oscuro y siniestro. Dani demostró ser el mejor batería que tenemos en este país. Mezclaba perfectamente la velocidad, la potencia, la técnica y la calidad. Había veces que llegabas a creer que no tocaba él, pues sonaban múltiples virguerías a una velocidad extrema y apenas parecía inmutarse. Eso sólo me ha pasado viendo a Nicholas (Cradle of Filth). Desde luego, un solo totalmente (y perdonen la expresión) ACOJONANTE. Y por si no fuera suficiente, para terminar de agotar al joven Dani, “Resurrección”, tema totalmente power-thrash (esta va por pyra y shaithis). ¿A este chico no se le acaban las pilas? Y terminaron con “Grita”, primer tema de su primer disco, en el que Jero metió muchos toques de rock n roll. Se despidieron, cómo no, con un supergrito de Leo y con un Apocalipsis final. Eran las 23h.

Evidentemente, el concierto no podía terminar ahí. Quedaban aún temas imprescindibles por tocar (aunque luego no llegaron a tocar todas las que, para mí, son imprescindibles). Salieron Jero y Niko fumando con mucha pachorra y, evidentemente, cansados por la gran descarga de adrenalina que estaban dejando en la sala. “Ratas” marcó el increíble comienzo del Bis, para continuar con “Vientos de guerra”, en la que Niko no dejaba de hacer piruetas (¡¡hasta se subió al lado del público lateral!!) y donde Leo me sorprendió cantando una escala más arriba. Desgraciadamente, y contra los deseos del respetable, que no dejó de pedir más, era el final. Sinceramente, uno de los mejores grupos nacionales sin duda. ¿Lo malo? El sonido de las decadentes salas de Madrid. Mucha capital y luego resulta que no hay salas que suenen decentemente bien.

Texto: Clara González Lobo (Kiky)