JULIO CASTEJÓN “El mono loco” (2018)

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Los años pasan y Julio Castejón sigue manteniendo intacta su capacidad creativa. Lejos de acomodarse, no se refugia en la gran cantidad de temas que ha compuesto a lo largo de su vida, muchos de ellos básicos en la historia del rock nacional, sino que mantiene esa fuerza interior que le lleva a crear, buscar siempre nuevas canciones que le recarguen la ilusión por la música.

En los tiempos que corren es impensable que Asfalto, su banda de siempre, pueda ser el vehículo para publicar todas estas canciones nacidas en su mente creadora. Ya no estamos en los ’70 ni ’80 donde los grupos podían poner en circulación un disco al año, o incluso dos. Ahora, el estado de la música y las circunstancias del mercado discográfico obligan a esperar varios años entre disco y disco. Para evitar que estas nuevas creaciones queden para siempre en un cajón, Julio Castejón las edita bajo su propio nombre, lo que le permite además grabar con otros músicos y obtener, aún más que en los discos de Asfalto, un control más riguroso sobre el resultado final. Esta afirmación se sostiene al ver todos los temas del disco firmados por el propio Julio, amén de ser él mismo quien ha ejercido de productor para que lo que escuchemos sea lo más parecido a cómo han salido estos temas de su mente.

“El mono loco” es el 4º disco en solitario de Julio Castejón, aunque únicamente comparte con el anterior “Vía cortada al paraíso” (2011) esta alternancia con los discos de Asfalto. Los dos primeros, “¿Hay alguien ahí?” (2000) y el maravilloso “El corazón de la manzana” (2004) vieron la luz en unos años en los que Asfalto estaba fuera de toda actividad.

Esta nueva entrega nos muestra al Julio Castejón más íntimo, más personal. No falta su habitual vena progresiva, pero en líneas generales estamos ante un disco delicado, con letras melancólicas en las que expresa sus sentimientos en esta fase de su vida.

Llama la atención que, para la grabación de un disco de temas suaves con melodías exquisitas, Julio se haya hecho acompañar de músicos tan avezados en el rock duro como José Martos (batería), Josele Megía (bajo) y Gustavo Martín (guitarra). El estilo habitual de estos tres grandes músicos choca de lleno con la concepción plácida y delicada de este disco, por lo que por algún lado se tendría que desnivelar la balanza. El factor de desnivel ha sido una producción que deja la instrumentación bastante apagada, con un sonido con falta de brillo en el que guitarra, bajo y batería carecen de la intensidad que les recordamos a estos músicos en sus otros proyectos. Además, la guitarra de Gustavo Martín se me antoja infrautilizada, en favor de la profusión de teclados que lidera buena parte del disco, obra del propio Julio Castejón. Tenemos también puntuales aportaciones del excelente saxofonista Lorenzo Azcona, quien le da un punto de elegancia al disco.

A diferencia del disco anterior, “Vía cortada al paraíso”, e incluso los últimos trabajos de Asfalto, en “El mono loco” el componente progresivo no es mayoritario, en favor de temas de una duración más comedida y una concepción musical difícilmente encuadrable. “Rock maduro”, si me permitís el atrevimiento, haciendo más hincapié en la “madurez” que en sentido rockero, factor que sería más discutible.

El único tema decididamente progresivo es el inicial “El mono loco” que da nombre al disco, un corte de casi 8 minutos en el que Julio se explaya en el gusto por ese estilo, que después apenas aparece en el resto del disco más que en breves retazos.

A partir de ahí nos encontramos con algunos temas que combinan melodía y cierta dosis de fuerza rockera, siempre con elegancia. Así tenemos “Hombre a la deriva”, “Cuentos de invierno”, “Lana” y “Mi lado mejor”, en los cuales es claramente reconocible el habitual estilo de Julio Castejón y en el que se aprecia en mayor medida la aportación más rockera de José Martos y Josele Megía, aún con las limitaciones del sonido gris que arrastran en todo el disco. Igual pasa con Gustavo Martín, en su caso agravado porque su presencia está aún más arrinconada en los temas.

Pero si algo caracteriza a este disco son sus temas lentos, tiernos y sentimentales. Con letras tristes y melancólicas, es evidente que están escritas por un músico con larga vida (musical y humana) que es consciente de que ha vivido ya más tiempo del que le queda por vivir. Por ello y vislumbrando un componente autobiográfico que refleja su situación tanto sentimental como humana, tenemos un buen puñado de temas delicados con una temática cuasi enlazada: “Compañeros” habla de una pareja que llega a la vejez después de compartir toda una vida, “La vida continúa” da un paso más y nos muestra el dolor de una pareja cuando la muerte ya les ha separado, y “Personajes” es un recuerdo entrañable y emocionado a su madre fallecida. A ellas se les suma “Siluetas discretas” y la emotiva “Reflexión” con el que finaliza el disco, todo un examen de conciencia en el que intenta explicarse a sí mismo el lugar donde ha llegado en la vida.

Sin duda “El mono loco” es el disco más personal de Julio Castejón. Un trabajo melancólico y triste en muchas fases que desnuda el alma creativa de su autor en el momento actual. Imprescindible escucharlo de forma relajada y con atención.

Santi Fernández “Shan Tee”