LORDS OF THE NEW CHURCH – Jueves 1 de mayo de 2003, Sala Abraxas (Benidorm)

¡ Comparte esta noticia !

Los legendarios y renacidos ‘padres de la nueva iglesia’, formados en su día por el ex-Damned Brian James y el difunto Stiv Bators (Dead Boys), decidían recientemente ponerse otra vez manos a la obra y subirse a la furgoneta (roja para más señas) para deleitar a todos aquellos que en su día no pudieron disfrutarlos en directo.

Tras un EP de reciente edición, dos volúmenes recopilatorios (“Lords Prayers”) y un “Next Chapter” en el horno (ignoro si ha salido ya), los miembros fundadores Brian James (guitarra solista) y Dave Tregunna (bajo), acompañados en esta nueva andadura por un joven Adam Becvare a la guitarra rítmica y al micro que hace muy bien las veces de Bators, un batería de color de nombre S. Murray y un tal S. Marque, que aún no consigo descifrar su función en el grupo, se presentaban -para sorpresa de un servidor hace unas semanas- en nuestra venida a menos sala Abraxas, en la que el hilo ‘conciertil’ se sigue sosteniendo, aunque cada vez más fino.

Pese a ser jueves (algunos no hacíamos puenting) la sala mostraba un lleno cómodo, aunque eso no es mucho si tenemos en cuenta que el aforo del Abraxas no supera las doscientas personas (y eso tirando por lo alto) y que se trata de un grupo con solera. Obviamente las caras de la sala eran en su mayoría desconocidas, y es que en esta localidad si predomina alguna ‘escena’ es la pachanguera, qué le vamos a hacer…

Sin telonero que valga los Church se plantaban en el micro-escenario a las 00:30 aproximadamente. Arrancaron con material nuevo (pez), y con el tal Marque al micro (supongo que él es el encargado de vociferar en los nuevos temas), aunque no se le escuchó hasta el final del corte. En cualquier caso material fresco y enérgico a la par, habrá que estar al loro. Tras otra pieza de lo nuevo ya empezaron a rescatar cosejas del baúl, del cual sonaron himnos de aquel post-punk gótico y festivo a la vez como “Russian Roulette” (éxtasis general), el enérgico “Method To My Madness”“Dance With Me” o el melancólico “I Never Believed”, en los que el joven Adam mostró llevar implícito el estigma de Stiv Bators más allá de la propia imagen (no en vano se declara fan incondicional de éste, imagino que por ello está donde está).

Para lo que es la sala en sí el sonido estuvo bastante decente, y a la banda se la veía con esa típica sonrisilla de ‘¡anda, pero si nos acordamos!’, lo cual se transmite en gran medida al respetable. Por otra parte, y como decía al principio, sigo sin encontrar sentido a la incorporación de un quinto miembro a la voz, caso del ínclito S. Marque, que me recuerda a aquel ‘gran héroe americano’ de las sobremesas de los domingos, no sé si por los rizos rubios o por la inutilidad del susodicho (si tienen a Adam, con imagen, voz y carisma, ¿para qué más?).

Tras la escapada de rigor salieron para hacerse el obligado “New Church” en los bises, pero nada más. Ahí se quedaron sin desempolvar cosas como “Black Girl White Girl” o el clásico de la Creedence “Hey Tonight” entre otros, aunque parece que la moda del concierto de hora y cuarto va a seguir ganando adeptos. No obstante me doy con un canto en los dientes por poder presenciar tan cerca una de esas noches mágicas que se nos escaparon en los 80, en las que bandas como Hanoi Rocks o los mismos Lords Of The New Church acuñaron un sello romántico y festivo al Rock and Roll. Qué tiempos.

Texto: Bubba