MANZANO: 40 AÑOS DE ROCK – Domingo 27 de mayo de 2018, sala Sound Stage (Madrid)

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Comienzo a escribir esta crónica “en caliente”, aún con las emociones a flor de piel. No es algo habitual en mi, habitualmente espero a analizar mis sensaciones en frío y redactar mis opiniones tras un análisis tranquilo de lo vivido en cada concierto. En esta ocasión me va a ser imposible, los sentimientos se me agolpan en el alma y no tiene pinta de que se me vaya a pasar en mucho tiempo.

No estábamos ante un concierto al uso. El máximo aliciente, lo que nos unió a todos para petar la sala Sound Stage no era la calidad de los temas que íbamos a escuchar ni el elevado nivel de los músicos que fueron subiendo al escenario. El talento de todos ellos es inmenso, pero este concierto iba de otra cosa. Iba de unión, de mostrar cariño y apoyo a uno de nuestros ídolos e iba de hermandad, algo que repitió Óscar Sancho desde el escenario en muchas ocasiones. Y es que Óscar, quien ofició de maestro de ceremonias, se ha dejado la piel junto a Rudy Goroskieta y Marcos Sánchez Perandones para que este evento, homenaje a José Antonio Manzano, fuera inolvidable. Junto a ellos, un puñado de colaboradores, desde Fernando Cobo (Mogar Music) hasta la propia sala Sound Stage, pasando por un montón de manos amigas que trabajaron en pro del concierto, consiguieron hacer de esa noche algo inolvidable en nuestras vidas.

José Antonio Manzano está en Suiza pero todos le sentimos muy cerca esa noche. Seguro que desde allí estará orgulloso y emocionado por la que se ha montado. No es para menos. No recuerdo algo así para un artista nacional, en un país donde la envidia es deporte nacional. Sólo por ello es para sentirse muy satisfecho.

Antes del concierto ya se palpaba en el ambiente que iba a ser un día muy especial. Las redes sociales hirvieron preparando el evento y no fuimos pocos los medios de comunicación especializados que quisimos poner nuestro granito de arena para que todo saliera redondo. La consecuencia de todo este esfuerzo conjunto fue el emocionante lleno de la sala. Además, entre el público se vieron muchas caras conocidas, músicos de grupos diversos que, sin subirse al escenario, apoyaron con su presencia este concierto homenaje.

Óscar Sancho presentando el concierto

La apertura de puertas estaba prevista a las 20:00 h., para que el concierto comenzara a las 20:30 h. Lamentablemente sufrimos un retraso de media hora en ambos casos, algo no excesivo pero que alguno terminó pagando. La sala no puso pegas en cuanto a la finalización del concierto, pero siendo domingo más de uno no pudo quedarse hasta el final.

Eran cerca de las 21:00 h. cuando Óscar Sancho subió al escenario y, con su habitual oratoria, nos metió a todos en faena, dejando claro el sentido de homenaje de la noche hacia José Antonio Manzano y su interés (que hago también mío) por recuperar el sentimiento de unidad que tenía el rock en los ’80 y que se ha perdido con el tiempo.

También lamentó la ausencia en el concierto de Salvador Domínguez, debido a unos recientes y preocupantes problemas de salud que se descubrieron apenas dos días antes del concierto. También fallaría Fortu, quien los dos días anteriores había actuado con Obús en distintos puntos de la geografía nacional, impidiéndole su presencia en el homenaje.

El primer grupo de la noche fueron MONTERREY. Tras la salida del teclista Pavel Mora, la banda madrileña está reformada ahora en formación de quinteto, con José de Benito y Manolo Arias a las guitarras, Julio Dávila como cantante, Julio Gutiérrez “Guty” al bajo y Nacho Arriaga a la batería. Una formación de músicos de prestigio muy experimentados que, ahora sin teclados, suena más guitarrera, sin perder la esencia sureña que siempre les ha acompañado. Además, la presencia en el grupo de Manolo Arias, con quien Manzano compartió grupo en aquel disco “III” de Niágara, hacía aún más adecuada su participación.

Comenzaron con “Viejos tiempos”, uno de los nuevos temas que aparecerá en el esperado próximo disco de la banda. Buen tema para abrir fuego y ajustar el sonido. Al menos desde mi posición, en primera fila para poder tomar en las mejores condiciones las fotos que completan esta crónica, en este primer tema no escuché en absoluto la guitarra de José de Benito, algo que fue solventado a partir del segundo tema y ya quedó bien ajustado para el resto del concierto.

Precisamente el segundo tema, “Encadenado a tu piel”, fue el único rescatado del que hasta la fecha es el único disco de Monterrey, un EP del que todos estamos esperando ya su continuación. Hard Rock clásico, con aroma a los primeros Whitesnake y ese deje sureño que acompaña a la banda.

El dúo de guitarras entre José de Benito y Manolo Arias es uno de los máximos atractivos del grupo, además de la excelente voz de Julio Dávila, un excelente cantante que se adapta perfectamente a este estilo. Imprescindible también la base rítmica, con Guty y Nacho Arriaga formando un tándem crucial en el sonido compacto del grupo.

Para recuperar algo del tiempo perdido con el retraso ya mencionado, algunos de los temas previstos fueron eliminados del setlist. Por ello siguieron con “Me hace sentir bien”, “Donde el río suena” y “La vieja estación”, donde rock genuinamente sureño nos enganchó y nos hizo desear con más ahínco tener cuanto antes el nuevo disco para poder disfrutar de estas canciones.

Para terminar, Manolo Arias tomó la palabra para contarnos cómo se gestó la participación de José Antonio Manzano en aquel disco “III” de Niágara, haciendo hincapié en su talla no sólo profesional sino humana. Como colofón a sus palabras, Monterrey cerró su actuación con “Goodbye Dusty Road”, tema que estaba incluido en aquel disco. Me llamó la atención la buena sensación que me causó, sin ningún atisbo de ser un tema “añejo”, sino lo contrario, podría ser incluido en el repertorio actual sin desmerecer en absoluto.

Tras las buenas sensaciones que nos dejó Monterrey, llegó el momento de la participación de SANDALINAS. El guitarrista catalán, amigo personal de José Antonio Manzano, no quiso perderse el evento y se desplazó hasta Madrid acompañado de un chelista llamado Joseph Molloy, para entre los dos hacer un pequeño set con guitarra de 12 cuerdas y chelo.

Tras unas cariñosas palabras de Jordi Sandalinas hacia Manzano, hicieron una versión de aquel “Go” que apareció en el disco de Niágara, con el propio Sandalinas en labores vocales.

A su término, el chelista Joseph Molloy tuvo su momento de protagonismo con un pequeño retazo del “Asturias” de Isaac Albéniz. Una pincelada de música clásica en un concierto de rock que fue muy bien recibida.

Para terminar su participación en el concierto, Jordi Sandalinas eligió un tema propio, “The Wrong Side Of Me”, de su disco “Fly To The Sun”, adaptado a formato acústico.

Si bien este set acústico propició un cierto parón en la dinámica de la noche, es de agradecer el esfuerzo de Jordi Sandalinas por venir a participar en este concierto homenaje y el cariño hacia Manzano que profesó en todo momento.

Óscar Sancho estuvo muy activo toda la noche, presentando a todos los invitados y llevando el hilo del concierto con acierto, manteniendo siempre la atención sobre lo que sucedía sobre el escenario y haciendo acertadas reflexiones sobre el estado del rock actual.

Tras la actuación de Sandalinas nos explicó los motivos por los que la presencia de Salvador Domínguez se canceló con menos de 48 horas de antelación. De nuevo un problema de salud sacudía el concierto, pero la buena voluntad tanto de los organizadores como de los músicos implicados consiguió un relevo a la altura de Salvador, que era uno de los invitados más esperados de la noche. Así que a falta de un guitarrista excepcional, tuvimos dos de igual o mayor nivel. Nada menos que Jorge Salán y Juanjo Melero aceptaron con pocas horas de antelación participar en el concierto, gracias a las gestiones de José Martos. El improvisado grupo lo completaba el bajista Josele Megía, conocido músico inmerso, entre otros proyectos, en la Orquesta Mondragón.

Una ovación acompañó a la entrada de estos grandes músicos en el escenario. Para nuestra sorpresa, José Martos no se sentó a la batería, sino que lo hizo Fernando Cobo, responsable del backline y conocido músico de la escena madrileña. José Martos dedicó unas cariñosas palabras a José Antonio Manzano, recordando alguna anécdota de su estancia común en Niágara. Tras ellas, el cuarteto improvisó un blues instrumental con Martos tocando la armónica. No estaba preparado pero el alto nivel de los músicos propició que disfrutáramos de ello como si hubieran estado meses ensayándolo. Chapeau!

Ahí no quedó la cosa. José Martos fue a su sitio natural, la batería, relevando a Fernando Cobo, y Jorge Salán anunció “vamos a tocar una de Gary Moore”. No hico falta más, los primeros acortes de “Walking By Myself” levantaron a todo el público. El tema fue cantado por el propio Jorge Salán y tanto él como Juanjo Melero se fueron alternando en los solos, mostrando su conocida y prodigiosa técnica. Uno de los momentos de la noche.

Tras este capítulo blusero, la improvisada banda se despidió y Óscar Sancho volvió a tomar la palabra para recordarnos a uno de los grupos en los que José Manzano participó en los ’80. Su nombre era ZERO y surgió de la unión entre Manzano y un grupo que se llamaba U.M.O. (Unidad Móvil Operativa). Los asistentes de mi edad lo recordábamos bien.

Pedir la reunión de Zero para el evento hubiera sido demasiado, pero el que fuera su guitarrista José Angel Asensio, refundó para la ocasión el grupo con músicos de mucho prestigio: Guny, el histórico bajista de Asfalto; uno gran batería como Javi “Cozy” (Patente de Corso); y como cantante, Julio Dávila, quien hacía doblete tras su actuación con Monterrey.

Con los imprescindibles saludos y recuerdos a José Antonio Manzano, tónica general de todos los músicos que se subieron al escenario esa noche, esta refundación temporal de Zero tocó 4 temas de lo que fue su único disco, “En la batalla” (1985). Me sorprendió muy gratamente que temas de un disco publicado hace 33 años sonaran frescos y actuales como si se hubieran compuesto recientemente. Mérito de los temas y también de los músicos que los defendieron en directo.

Empezaron con “De fuego” y “Sigue corriendo”, para continuar con el enérgico medio tiempo “Sobreviviré”, que sonó con una intensidad impresionante. Todo un mensaje para Manzano en la distancia. Finalizaron el concierto con lo que fue su tema estrella, “Buscando rock”, coreado por todos los presentes.

Tras despedir a Zero, Óscar Sancho invitó al escenario a Mariano Muniesa, quien habló sobre la importancia de la labor de la Asociación Española Contra el Cáncer y el mérito de sus voluntarios. La recaudación del evento iba íntegra para esta asociación por decisión de José Antonio Manzano, quien renunció a cualquier tipo de ayuda económica en una decisión que le honra.

El siguiente grupo en actuar también fue improvisado. Uno de los instrumentistas nacionales con más prestigio internacional, Pepe Bao, salió a escena. En su extensa carrera, además de tocar temporalmente en grupos como Barón Rojo u Obús, también fue bajista en el primer disco de Manzano, allá por 1988. Para acompañarle, su hermano Anye Bao, extraordinario batería, junto con el guitarrista Edu Pop y Manuel Ángel Mart, cantante de Estirpe, quien superó un cáncer hace unos años y eso le hacía aún más receptivo hacia este homenaje.

Con la exhibición constante que supone tener a Pepe Bao en el escenario, esta formación hizo “Al límite de la pasión”, tema que daba título al segundo disco en solitario de Manzano, en 1990, y “Loco de amor”, rescatado de aquel primer disco de Manzano de 1988. Además de la gran interpretación de los hermanos Bao, que le dieron un punto muy personal, con constante protagonismo de Pepe, me gustó mucho la labor vocal de Manuel Ángel Mart en un estilo alejado al suyo habitual.

Mediada la noche había llegado el momento del concierto principal, aquel en que el grupo de Manzano interpretaría un repertorio con temas de toda su carrera junto a una pléyade de vocalistas invitados.

La banda de Manzano son los mismos que grabaron su último disco, “4”: Félix Barcojo (guitarra), Nico Martínez (bajo) y Danny Navarro (batería). A ellos se les añadieron, alternándose según las canciones, el guitarrista José Herranz, el bajista Sue Gere y el guitarrista Andreu Runo, estos dos últimos del grupo catalán Slavedown. Una buena representación de la escena actual del hard rock en Barcelona. Espero que se sintieran a gusto en la capital y disfrutaran de un evento que tuvo mayor éxito que el celebrado en su ciudad natal.

Los invitados fueron muchos y variados, como estaba anunciado. Por ello, además del motivo de rendir homenaje y enviarle fuerzas a José Antonio Manzano, el concierto se presentaba muy interesante para comprobar cómo sonaban estas canciones en voces tan diferentes.

La primera en participar fue Rocksa, actual vocalista de Muro. Una mujer llena de energía a la cual yo aún no había tenido oportunidad de ver en directo. Todo un torbellino en escena, además de poseer una gran voz, haciendo una magnífica interpretación de “De nuevo en acción”, el tema que abría el primer disco en solitario de Manzano.

El siguiente invitado fue José Andrea, conocido por su pasado en Mago de Oz y desde hace tiempo con su grupo Uróboros. Nada más salir a escena, José Andrea nos contó que había prometido a Manzano hacer un directo para Facebook desde el escenario, cosa que cumplió con la complicidad de todo el público. Una vez metido en faena, el tema elegido para su participación fue “Rocanrolear”, del último disco de Manzano, “4”. José Andrea mostró estar en plena forma y adaptó esta canción a su estilo con éxito.

Muy emotiva fue la participación de Miguel Oñate ya que, ayudado en el trance por Óscar Sancho, era la primera vez que confesaba en público que él también ha superado recientemente un cáncer. Era un secreto a voces en los mentideros del rock madrileño, pero tuvo mucho mérito el hecho de decirlo públicamente.

El mensaje de esperanza que Miguel Oñate quiso lanzar a Manzano se vio muy bien reflejado por el tema que interpretó, “Vamos a ganar”, del disco “Mi Religión” de Manzano. La siempre potente voz de Miguel Oñate se adaptó sin problemas a esta gran canción.

Óscar Sancho iba presentando a los invitados uno tras otro, a la vez que amenizaba la noche e insistía en el sentimiento de homenaje a Manzano y en recuperar la unidad perdida en los heavies.

La siguiente invitada fue Gaby de Val, a quien por su perfecta dicción en el idioma de Shakespeare le asignaron el tema “Red Hot”, de la versión en inglés del primer disco de Manzano.

A pesar de que el tono de esta canción es muy grave para ser cantado por una mujer, la calidad y amplitud del registro de Gaby de Val le permitió ser una de las interpretaciones destacadas de la noche.

El siguiente invitado fue Manuel Escudero, venido desde Córdoba para la ocasión. El cantante de Ago (antes en Saratoga y Santelmo, entre otros), dio una lección de fuerza en el tema “Listo para atacar”, sacado del disco “Al límite de la pasión”. Su estilo cercano al siempre recordado Ronnie James Dio confirió al tema una fuerza inusitada.

Y si hablamos de fuerza y poderío vocal, la aportación de Leonor Marchesi fue toda una exhibición. Como siempre, mostró capacidad para dejarnos con la boca abierta con una potencia impresionante, en este caso para el tema “El rock es mi religión”, del disco “Mi religión” de Manzano.

Al siguiente invitado sólo le conocía de nombre. Kike Senra fue cantante de la banda de Pedro Bruque, uno de los primeros músicos que luchó por la dignidad del heavy metal en España. Además de un buen cantante y un excelente front-man, Senra dio muestras de una gran simpatía, por su talento natural y por la chispa que le daban los “octanos” que llevaba en sangre.

Antes de su participación tuvo cariñosas palabras hacia el fallecido Pedro Bruque, además de su apoyo a Manzano en su lucha actual. Con este historial, lo lógico es que Senra cantara algún tema de la etapa de Manzano en Tigres junto a Pedro Bruque. El elegido fue “Listos para el asalto”, que además daba nombre al primer disco de aquel grupo.

Los músicos de Manzano, que habían ido relevándose con los de Slavedown, estaban disfrutando sobre el escenario. Se les notaba por sus sonrisas de satisfacción y por haber conectado de esta forma con el público madrileño. Además, mostraron buenas maneras, tocando los temas con soltura.

Al término de la colaboración de Senra, los músicos dejaron sus instrumentos y abandonaron el escenario. Óscar Sancho intervino de nuevo para presentar, como nuevo invitado, a Carlos Pina, el que fuera cantante de Pánzer y que lleva muchos años en labores radiofónicas.

Quizás fuera el momento más surrealista de la noche, ya que Carlos Pina se plantó en el medio del escenario con una guitarra acústica y dijo “¿dónde enchufo esto?”. La complejidad del evento había propiciado que no se completaran las pruebas de sonido, así que aquello no estaba preparado para que su guitarra sonara. “Es igual, lo hacemos a capella” espetó Pina. Y, ni corto ni perezoso, animó al público a cantar junto a él “Amigo”, la preciosa balada incluida en el primer disco de Banzai (curiosamente, antes de la entrada de Manzano). Al menos en el estribillo la gente respondió muy bien, aunque en general quedó un tanto desangelado. Queda pendiente para otra vez.

Este impasse acústico se iba a prolongar con el siguiente invitado. Se hizo algo de rogar, ya que estaba algo perdido en la sala, pero al tercer intento, Sherpa apareció en el escenario.

Es uno de los grandes de la historia del rock nacional y lo sabe. Locuaz y mordaz en sus palabras como siempre, se le vio relajado y satisfecho de su presencia en el evento. Sólo con su guitarra acústica (ésta sí sonaba bien), cantó de forma excelente “Siéntelo fuerte”, del primer disco de Manzano, muy cambiada con respecto al original al adaptarla al formato acústico.

Tras expresar su deseo de que Manzano aprobara la adaptación de este tema, quiso dedicarle uno de los suyos, esa gloria del rock nacional que es “Siempre estás allí”, que se convirtió en uno de los momentos memorables de la noche, cantada a coro por todo el público que abarrotaba la sala. Pelos como escarpias.

Sherpa se despidió con una ovación, lo músicos de Manzano retomaron sus puestos y Óscar Sancho presentó al nuevo invitado con el respeto que produce alguien que ha conseguido ser el cantante de Rainbow, aunque sea en la descafeinada versión actual: el chileno afincado en España de voz prodigiosa Ronnie Romero.

Ronnie bromeó con las dos canciones que le habían asignado para este concierto: “Ya sabía yo que me iban a tocar las canciones en inglés”, entre risas. En efecto, a su cargo quedaron los dos temas que sonaron esa noche pertenecientes al disco que José Antonio Manzano grabó con “Emergency” en Suiza: “Boys Will Be Boys” y “Movin’”.

El talento y la gran voz de Romero impregnaron de una gran fuerza a ambos temas. A mitad de “Movin’” apareció en el escenario Manuel Escudero para cantar juntos en una combinación de tan grandes voces. Impresionante.

El siguiente invitado pertenece a la nueva hornada de músicos, un cantante muy joven con muy buena voz: Rubén Kelsen (Debler), cuya voz de alto registro dio forma a “Si, pero no”, el single del último disco de Manzano, “4”.

Con unos agudos impresionantes y una puesta en escena con mucha soltura a pesar de su juventud, Rubén Kelsen dejó muy buenas sensaciones. Echamos en falta en el concierto a algún colaborador más de los grupos más jóvenes, pero no los hubo pese a los reconocidos esfuerzos de la organización.

Para el siguiente tema, Óscar Sancho dio paso a Valentín del Moral, “El Chino”, cantante de aquel mítico primer disco de Banzai. Y lo hizo desmintiendo una vez más ese bulo de que se llevaba mal con Manzano. Esta vez “radio patio” nunca tuvo razón y la presencia del Chino en el evento era la mejor prueba. Además, Óscar dio paso también a Tibu, bajista en ambos discos de Banzai, quien lleva apartado de la escena tres décadas.

Por supuesto, con Tibu en el escenario sabíamos que iba a sonar algún tema de Banzai, siendo “Luces” el elegido. El sentimiento a flor de piel, la nostalgia de un disco enorme con unos temas maravillosos y los recuerdos de nuestra juventud vencieron con creces la sensación de que Tibu estaba bastante oxidado. Pero no era el día de buscar la excelencia instrumental, sino de emocionarnos, y eso lo hicieron de sobra.

El Chino se fue, Tibu se quedó y en teoría era Fortu quien debía subirse al escenario en este momento. Óscar Sancho volvió a disculparle y anunció a Senra, quien repetía colaboración habiéndose preparado “Grita” en un tiempo récord. Y sonó de muerte, también por el ímpetu con el que el público coreó el estribillo.

El concierto estaba llegando a su fin y algunos del público iban tomando ya la puerta de salida. Eran más de las 12 de la noche de un domingo y no fueron pocos los que valoraron las horas de sueño que les quedaban antes de levantarse a trabajar el día siguiente. Yo también, pero ni por asomo quería perderme ni un segundo de esa memorable noche.

El último invitado de la noche fue Tete Novoa (Saratoga), quien dedicó, como todos los presentes, el tema elegido para enviarle fuerza a Manzano. Era repetido, ya que “Sobreviviré” ya había sonado en manos de la reencarnación de Zero, un par de horas antes. Daba igual, doble mensaje de ánimo, esta vez en la poderosa voz de Tete Novoa, quien estuvo impecable.

Ahora sí el concierto llegaba a final. Hice un rápido repaso mental: faltaba el tema más conocido de la carrera de Manzano y Óscar Sancho había presentado todo el evento sin cantar en ningún tema, así que estaba claro: “Duro y potente” fue el fin de fiesta lógico, con Óscar desatado soltando todo lo que llevaba dentro. En el estribillo final, todos los colaboradores que aún estaban en la sala fueron invitados a subir al escenario y compartir este último momento de una noche inolvidable.

Como bien dijo Óscar Sancho en más de una ocasión, este concierto es sólo la primera parte. La segunda tendrá lugar dentro del tiempo necesario, para repetirlo en la misma sala, con el mismo repertorio, los mismos invitados y esta vez sí con la participación de José Antonio Manzano, una vez que se haya recuperado de esta dura y potente prueba que le ha puesto la vida. No tengo ninguna duda de que esto será así, por lo que sólo nos queda esperar a que llegue el momento.

Mensaje para José Antonio Manzano: no hay prisa, tómate el tiempo que necesites, que aquí te esperamos.

Texto y fotos: Santi Fernández “Shan Tee”